La huida incierta de miles de nicarag¨¹enses hacia Costa Rica
La represi¨®n del Gobierno de Nicaragua ha forzado a muchos a cruzar la frontera hacia el sur, pero en esta oleada hay m¨¢s estudiantes que ahora compiten por empleo
Jos¨¦ Ad¨¢n vend¨ªa verdura en S¨¦baco Matagalpa. Su hija, Diana Ivette, estudiaba enfermer¨ªa en la Universidad Nacional Auton¨®ma de Nicaragua (UNAN) y los dos adolescentes de la familia estaban en el colegio Eddy Alonso cuando ¡°los paramilitares¡± se llevaron a dos compa?eros de ellos a la fuerza. Fue cuando la familia decidi¨® dejar la casa y salir por primera vez de Nicaragua. El 20 de junio -dos meses despu¨¦s del inicio de las protestas y la represi¨®n gubernamental- entraron a Costa Rica, pidieron cita para solicitar refugio y desde ese momento ven pasar el tiempo, hospedados en la casa de unos conocidos en Aserr¨ª, un pueblo rural 10 kil¨®metros al sur de San Jos¨¦.
¡°No hab¨ªa opci¨®n. Era eso o esperar el momento en que se llevaran a mis muchachos¡±, dec¨ªa el padre el pasado jueves mientras hac¨ªa la cola para ser entrevistado y, ojal¨¢, recibir el carn¨¦ que lo acredita como solicitante de refugio, lo cual le otorgar¨ªa residencia legal por varios meses. Entraron ¡°por vereda¡±, sin pasaportes ni documentos porque tem¨ªan que el Ej¨¦rcito los detuviera. Ahora se sienten seguros, pero Jos¨¦ Ad¨¢n reconoce que ahora su angustia es la imposibilidad de trabajar de manera legal y la falta de ¡°bretes¡± informales. ¡°En 50 d¨ªas solo he hecho dos jardines y un trabajo de arreglar un mueble¡±, cuenta.
Un relato parecido se repite una y otra vez en la fila de solicitantes de refugio, una cola interminable de nicarag¨¹enses que han huido a Costa Rica desde que estall¨® la crisis, en abril. Hay registradas 19.000 peticiones de refugio, aunque Naciones Unidas ha reportado el ingreso de m¨¢s de 23.000 personas a este pa¨ªs convertido en un destino hist¨®rico de migrantes desde Nicaragua. Durantes las guerras de los 80 buscaban seguridad; despu¨¦s, trabajo para enviar dinero a sus familias; ahora, de nuevo seguridad. Huyen de su propio gobierno o de fuerzas aliadas al r¨¦gimen de Daniel Ortega y han encontrado en su frontera sur, en Costa Rica, ¡°un santuario¡±, como lo califica Marcela Rodr¨ªguez, representante del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
El Gobierno de Costa Rica recibe la solicitud de todos, incluso los que resid¨ªan en el pa¨ªs antes de abril sin documentos suficientes, bajo la premisa de que en este momento ser¨ªa inseguro el regreso a su pa¨ªs. El tiempo de vigencia de la visa fue duplicado a seis meses. No hay deportaciones y se mantienen abiertos dos albergues para nicarag¨¹enses, aunque muy pocos permanecen ah¨ª. La mayor¨ªa se instala en casas de otros paisanos. Hay m¨¢s de 100.000 familias de origen nicarag¨¹ense en Costa Rica. Tienen techo, comida b¨¢sica y sensaci¨®n de seguridad, pero saben que la situaci¨®n en Nicaragua no se arreglar¨¢ de inmediato y que deben sobrevivir en suelo costarricense, donde las cifras de desempleo ya son altas (10% general), reconoce Raquel Vargas, directora de Migraci¨®n y Extranjer¨ªa.
Vargas admite el aumento de la presi¨®n migratoria, pero sostiene que solo habr¨¢ crisis si los nuevos migrantes no logran incorporarse a este pa¨ªs donde en 2011 viv¨ªan casi 300.000 nicarag¨¹enses (6% de los habitantes), seg¨²n el Censo. Expertos se?alan que evitar una crisis migratoria exige, en primer lugar, el acceso al el trabajo, pero la ley establece requisitos: deben pasar al menos tres meses desde la petici¨®n de refugio y tener una oferta laboral concreta. No es f¨¢cil, sin embargo, solo as¨ª podr¨ªan tener su ingreso propio y acceso a los servicios de salud regulares.
¡°No queremos ser una carga. Queremos trabajar, pero sabemos que es dif¨ªcil¡±, dice este viernes David, de 20 a?os, mientras hac¨ªa fila en una feria de empleo para refugiados organizada por Acnur. Estudiaba ingenier¨ªa industrial y sali¨® de su casa, en el simb¨®lico pueblo de Monimb¨® (Masaya) el pasado 19 de julio, aprovechando que todos los esfuerzos policiales del Gobierno estaban centrados en la capital, en el aniversario de la Revoluci¨®n de 1979. ¡°En el techo de mi casa cayeron balas dos d¨ªas antes¡±, cuenta. Por eso se uni¨® con dos primos y dos amigos, tambi¨¦n de Masaya, y salieron por tierra hacia Costa Rica, donde viven otros familiares.
¡°A chavalos como nosotros nos tienen el ojo, estudiantes, j¨®venes, hombres¡±, acota Carlos, que estudiaba Administraci¨®n de Negocios. Tiene raz¨®n, es uno de los perfiles de v¨ªctimas de la represi¨®n que detect¨® el informe de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su informe del 21 de junio y que han detectado las autoridades de Migraci¨®n de Costa Rica. Uno tercio de los solicitantes de refugio en los ¨²ltimos dos meses tienen menos de 25 a?os.
Carlos y tres m¨¢s entraron todos por el puesto migratorio, pero no Mois¨¦s, estudiante de medicina.? ¡°En la frontera tienen listas de m¨¦dicos o residentes que atendieron a los manifestantes heridos por la Polic¨ªa y los paramilitares. Lo m¨¢s seguro era cruzar sin pasaporte ni celular y ahora puedo decir que nos sentimos seguros, aunque no sabemos bien qu¨¦ hacer. De momento, buscar trabajo¡±, explica el universitario. Alrededor, una fila de casi 200 extranjeros inclu¨ªa tambi¨¦n a venezolanos, colombianos y salvadore?os, como se refleja tambi¨¦n en las solicitudes de refugio: 7.000 pendientes de ciudadanos de esos pa¨ªses.
La demanda por empleos es alta y compite con poblaci¨®n local, reconocen las autoridades. Este es uno de los elementos de un sector de la poblaci¨®n y algunos diputados opositores para pedir restricciones y mayor vigilancia en la frontera.
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