Miedo al mundo (Palacio de San Carlos, Bogot¨¢)
Colombia ha honrado de m¨¢s su pasado de pa¨ªs doblegado, de pa¨ªs sonrojado por no ser otro pa¨ªs
Colombia no deber¨ªa temerle tanto al mundo. Colombia ha honrado de m¨¢s su pasado de pa¨ªs doblegado, de pa¨ªs sonrojado por no ser otro pa¨ªs, y no deber¨ªa seguirse portando como un hijo ileg¨ªtimo sin historia, seguirse portando, por ejemplo, como si el ¡°genio estable¡± de Donald Trump fuera un estadista de palabra. Escribo lo anterior porque desde 1947 Colombia ha sido solidaria con Palestina bajo vigilancia gringa e israel¨ª. Y, sin embargo, luego de lanzar un par de comunicados asustadizos durante el genocidio que se ofici¨® en Gaza en 2014, y luego de abstenerse en 2017 de exigirles a los Estados Unidos de Trump que echara atr¨¢s la salvaje decisi¨®n de reconocer a Jerusal¨¦n como la capital de Israel, Colombia acaba de convertirse en uno de los 139 pa¨ªses que reconocen a Palestina como un ¡°Estado libre, independiente y soberano¡±.
Ha sido extra?o, s¨ª, porque aqu¨ª todo es as¨ª; porque sucedi¨® entre bambalinas en los ¨²ltimos d¨ªas del gobierno pasado; porque la administraci¨®n de Santos le inform¨® la jugada a la administraci¨®n de Duque, pero, desde que se supo la noticia, el nuevo Canciller ¨Cposesionado, ya, de aquel Palacio de San Carlos que desde finales del siglo XVI ha sido testigo del espejismo del virreinato, de la expulsi¨®n de los jesuitas, de la pasi¨®n santafere?a por los libros, de la conspiraci¨®n septembrina contra Bol¨ªvar, de la conformaci¨®n de la Rep¨²blica¨C ha emitido declaraciones err¨¢ticas que no s¨®lo no han dado tranquilidad a Israel, sino que han probado que ciertos funcionarios de este nuevo gobierno que llama a la unidad a¨²n no se resignan a que Colombia no es la finca que le quitaron a Santos, sino un Estado libre, independiente y soberano.
Que no va a hacer nada contra Estados Unidos o contra Israel: se sabe de memoria. Que simplemente est¨¢ asumiendo como un pa¨ªs adulto, por fin, su apoyo hist¨®rico al pueblo palestino. Que ha hecho los m¨¦ritos suficientes para que los portavoces israel¨ªes no reduzcan la decisi¨®n a ¡°una bofetada a un aliado fiel¡±. Que en estricto sentido ahora est¨¢ apost¨¢ndole el doble a la resoluci¨®n pac¨ªfica de un pulso sangriento que lleva ya setenta a?os. Que, luego de dos siglos de acuerdos de paz, luego de conseguir el fin de una guerrilla que jam¨¢s se iba a acabar, tiene que haber entendido que el reconocimiento del conflicto ¨Co sea el reconocimiento del otro¨C es el gesto con el que se empieza a salvar vidas: ?hasta cu¨¢ndo pod¨ªa ser este pa¨ªs, que sabe de barbarie, el ¨²nico pa¨ªs suramericano que negaba a Palestina como a un espejo?
El presidente Duque habl¨® de trasladar la embajada colombiana a Jerusal¨¦n, detr¨¢s de Trump como detr¨¢s de un tanque en contrav¨ªa, cuando apenas era el candidato Duque: libre, independiente y soberano. Su experimentado canciller, por su parte, sigue en campa?a: ¡°Que Santos asuma la decisi¨®n que tom¨® y nosotros asumiremos las consecuencias¡±, dijo, el otro d¨ªa, en una rueda la prensa. Pronto tendr¨¢n que asumir tanto la decisi¨®n como sus consecuencias con la madurez que se espera de un pa¨ªs que va a cumplir doscientos a?os. Colombia ha temido siempre la ira de las potencias ¨Cpues ha carecido de amor propio: ha celebrado el coraje de sus deportistas o la voz de sus artistas como si no fueran consecuencias sino milagros¨C pero no tiene por qu¨¦.
Qu¨¦ m¨¢s pueden pedirnos aparte de esta absurda guerra contra las drogas de la que no nos dejan salir. Cu¨¢ntos fantasmas m¨¢s tiene que poner un pa¨ªs para ganarse el derecho a reclamar la b¨²squeda de la paz en cualquier lugar del planeta.
Que paren los temores. Colombia se sum¨® al mundo por fin: s¨®lo eso pas¨®. Y entre m¨¢s se porte como un Estado, entre menos disculpas ofrezca a diestra y siniestra, m¨¢s claro ser¨¢ que no lo ha hecho en contra de nadie.
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