Matan los mayores, mueren los ni?os
La matanza de Saada, en la que 40 menores perdieron la vida por un ataque de la coalici¨®n saud¨ª, profundiza el desastre en Yemen como uno de los peores rincones del mundo para la infancia
La muerte de la yemen¨ª Nora al Aulaki, de ocho a?os, reson¨® entre muchas otras de ni?os de su edad porque su padre era qui¨¦n era, Anuar al Aulaki. ?l, conocido e influyente cl¨¦rigo nacido en EE UU y vinculado a Al Qaeda, fue abatido por un ataque norteamericano en la monta?as yemen¨ªes en septiembre de 2011. Ella, Nora, muri¨® desangrada el 29 de enero de 2017. Un operativo de fuerzas especiales enviado por Washington trataba de dar caza a otro capo de la red terrorista en la localidad de Yakla, en el sur del pa¨ªs. La ni?a se encontraba all¨ª de visita y fue alcanzada en el cuello por un disparo. Su muerte sobresali¨® debido a su apellido, pero junto a Nora perecieron 23 personas m¨¢s, entre ellas, una decena eran menores de edad. La violencia est¨¢ enterrando la infancia de Yemen, un pa¨ªs tremendamente asfixiado que el pasado 9 de agosto volvi¨® a llorar la muerte de decenas de ni?os por una guerra que no es suya.
Aquel d¨ªa, en Saada, en el norte del pa¨ªs, el ataque lleg¨® de la aviaci¨®n de la coalici¨®n liderada por la vecina Arabia Saud¨ª, con apoyo log¨ªstico y de inteligencia de Estados Unidos. Esa localidad forma parte del pedazo de pa¨ªs controlado por los rebeldes Huthi, objetivo de Riad. Un grupo de ni?os de una escuela de verano emprend¨ªa la vuelta de una excursi¨®n a un cementerio de la localidad dedicado a los ca¨ªdos del bando alzado. Y la explicaci¨®n de algo aparentemente extraordinario es sencilla, en boca de uno de sus profesores, Yahya Hussein. "La guerra", dijo a CNN, "ha destruido la mayor¨ªa de parques y jardines. Los lugares m¨¢s bonitos que quedan son mezquitas y santuarios de m¨¢rtires [en referencia a los milicianos Huthi]". El bombardeo dej¨® 51 v¨ªctimas mortales, de las que 40 eran ni?os, la mayor¨ªa menores de 11 a?os.
Si la guerra no iba con ellos tampoco el modo en el que murieron. El Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR) apoya el hospital de Al Talh, en Saada, al que fueron trasladados los heridos ¡ªdos de las v¨ªctimas perecieron all¨ª¡ª. Los que murieron en el lugar, informa desde San¨¢, capital del pa¨ªs, Mirella Hodeib, portavoz del CICR, fue a causa de heridas en la cabeza, hemorragias internas, da?o severo en los pulmones... Pero la cosa no ha acabado: el centro de Al Talh trata a¨²n a 14 ni?os heridos en el ataque. La mayor parte de las lesiones tienen que ver con traumas en la cabeza, fracturas en las extremidades o da?os en el aparato auditivo. "Los ni?os", comenta Hodeib, "no tienen que pagar el precio de una guerra con la que no tienen nada que ver".
Pero lo hacen. Seg¨²n los datos de Unicef, la agencia para la infancia de la ONU, cinco menores de edad mueren o son heridos cada d¨ªa desde marzo de 2015, mes en el que Arabia Saud¨ª, en apoyo del Gobierno de Abdrabbo Mansur Hadi, inici¨® la ofensiva contra los Huthi, alzados con el apoyo de Ir¨¢n. Sun¨ªes y chi¨ªes, de nuevo a la gresca en el teatro de Oriente Pr¨®ximo. Tres a?os y medio despu¨¦s, la guerra ha destrozado el pa¨ªs: 22 millones de yemen¨ªes, esto es, tres cuartas partes de la poblaci¨®n, requieren ayuda humanitaria. 11 millones son menores de edad -casi la totalidad de los que habitan el pa¨ªs necesitan alg¨²n tipo de ayuda, seg¨²n las organizaciones humanitarias en el terreno-. "El conflicto", se?ala Bismarck Swangin, portavoz de Unicef desde Yemen, "ha convertido el pa¨ªs en un infierno en vida para los ni?os". No en vano, la agencia de la ONU tilda Yemen en uno de sus ¨²ltimos informes como "uno de los peores lugares del mundo para ser un ni?o".
M¨¢s de una semana despu¨¦s del ataque en Saada, Arabia Saud¨ª mantiene que el bombardeo fue "leg¨ªtimo" y culpa a los Huthi de entrenar a ni?os. Unicef cifra en 2.419 los ni?os reclutados para el conflicto; muchos de sus colegios han sido militarizados, y algunas de las v¨ªctimas, de incluso 11 a?os, murieron con un arma en la mano. Eso dicen tambi¨¦n la serie de informes anuales de la ONU bajo el t¨ªtulo Conflicto Armado y Ni?os. Los dos ¨²ltimos, adem¨¢s, han provocado un rifirrafe entre la organizaci¨®n internacional y Riad. Los reportes responsabilizan a la coalici¨®n liderada por Arabia Saud¨ª de m¨¢s de la mitad de los menores muertos por la violencia (370 de 552 v¨ªctimas mortales en 2017) . El resto, seg¨²n recogi¨® recientemente Al Yazira, cayeron a manos de los Huthi, fuerzas armadas vinculadas al Gobierno o la rama local de Al Qaeda.
El protagonismo de Arabia Saud¨ª en la muerte de ni?os en Yemen llev¨® a la propia ONU, a¨²n en tiempos de Ban Ki-moon, a meter al Reino del Desierto en una suerte de lista negra, seg¨²n un borrador obtenido por Reuters el pasado octubre. Riad presion¨® y Naciones Unidas acept¨® recular, no sin las protestas de Ban. Ya con Ant¨®nio Guterres como secretario general, el informe mete en la lista a Riad, pero con una novedad: aclara que se est¨¢n tomando medidas para frenar la sangr¨ªa entre los m¨¢s peque?os. Pero nadie sabe c¨®mo.
Sea como fuere, m¨¢s de 5.000 menores han muerto o resultado heridos desde marzo de 2015. Pero hay m¨¢s: medio mill¨®n dej¨® las aulas en los ¨²ltimos tres a?os, 1,5 millones ha tenido que huir de sus hogares, 400.000 sufren malnutrici¨®n severa, la mitad de todos los ni?os del pa¨ªs (alrededor del 40% de habitantes tiene menos de 15 a?os) sufre retraso en su crecimiento. "Cada aspecto de la vida diaria", dice Hodeib, del CICR, "se ve afectado. "Los yemen¨ªes tienen problemas para poner comida sobre la mesa, para beber agua potable, acceder o recibir un cuidado sanitario adecuado, adem¨¢s de que hay una serie de servicios b¨¢sicos inexistentes. Sin mencionar que la violencia ha llevado a interrumpir el colegio en muchas en las ¨¢reas donde ha estallado, lo que tendr¨¢ unas consecuencias sin duda da?inas para la educaci¨®n de generaciones enteras de yemen¨ªes".
Entre los ni?os de la excursi¨®n de Saada estaba Osama Zeid Al Homran. Grab¨® con un m¨®vil algunos de los momentos que precedieron al horror. Los cr¨ªos corren por el verde entre las tumbas del cementerio, atienden una clase en la que recitan el Cor¨¢n y gritan de j¨²bilo en el autob¨²s que los traslada. De la excursi¨®n, relat¨® el profesor Hussein, era de lo ¨²nico que hab¨ªan hablado en los ¨²ltimos dos d¨ªas. Al Homran tambi¨¦n muri¨®. Tras el bombardeo, Anwar Gargash, ministro de Exteriores de Emiratos ?rabes, miembro de la coalici¨®n liderada por Riad, afirm¨®: "Por desgracia, la guerra no puede ser una operaci¨®n limpia".
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