??frica es cosa de China?
El continente se ha erigido en el campo de pruebas predilecto del nuevo orden chino
?frica fue el destino de la primera gira al exterior del presidente Xi Jinping tras acceder a su segundo mandato. No es un hecho casual.??frica se ha erigido en el campo de pruebas predilecto del nuevo orden chino . El modelo Angola, sustentado en la concesi¨®n de ayuda financiera a cambio de recursos naturales, se extiende por doquier. China absorbe cerca de la mitad del petr¨®leo de Luanda ¡ªla capital angole?a¡ª y cuenta con m¨¢s de un cuarto de mill¨®n de trabajadores que operan en la construcci¨®n y reparaci¨®n de infraestructuras en dicho pa¨ªs.
Desde la llegada de Xi, los viajes por ?frica del nuevo liderazgo se han visto reforzados a la par que las promesas de inversiones. En 2015, Xi prometi¨® doblar en cinco a?os las inversiones en el continente, alcanzando los 60 mil millones de d¨®lares. Las dos terceras partes de las compras chinas siguen siendo materias primas pero la presencia china se ha diversificado, abarcando desde las infraestructuras a las energ¨ªas renovables o la fabricaci¨®n de autom¨®viles. Las cr¨ªticas de los ¨²ltimos a?os le han obligado a afinar su acci¨®n, que se ha extendido a los servicios, la educaci¨®n o la salud. En la crisis del ¨¦bola de hace tres a?os, los m¨¦dicos chinos tambi¨¦n estuvieron al pie del ca?¨®n. En marzo ¨²ltimo decidi¨® la creaci¨®n de su primera agencia de cooperaci¨®n internacional que tendr¨¢ en ?frica un foco de atenci¨®n preferente.
Lo que China quiere son dos cosas. Primero, demostrar que puede hacerlo mejor que Occidente en ?frica. La ayuda europea o estadounidense no ha cosechado ¨¦xitos destacados. China se emplea a fondo y ambiciona transformar la realidad del continente con una pol¨ªtica de tanto alcance que provoca, incluso, inusuales cr¨ªticas internas por su excesiva dimensi¨®n. Segundo, sumarla activamente a su proyecto de transformaci¨®n del orden global. En pocos lustros, su influencia en la mayor¨ªa de pa¨ªses del continente (solo eSwatini ¡ªantigua Suazilandia¡ª reconoce a Taiw¨¢n) no ha parado de crecer. El pr¨®ximo caballo de batalla ser¨¢ el yuan, la moneda china. Angola, Zimbabue o Nigeria, ya la adoptaron como moneda de reserva. Con su pol¨ªtica de inversiones y pr¨¦stamos f¨¢ciles, China aleja a ?frica de la reverencia tradicional al d¨®lar o el euro. Los pa¨ªses africanos necesitar¨¢n cada vez m¨¢s divisas chinas para reembolsar las deudas.
Las cr¨ªticas a su modelo son conocidas. Desde practicar un nuevo colonialismo a la insostenibilidad. Bien fundadas o motivadas por el temor a quedar simplemente fuera de juego, el tiempo lo dir¨¢. Inapelable es que su posici¨®n e influencia se han engrandecido exponencialmente. De l¨ªderes y pueblos tambi¨¦n depender¨¢ que esta especie de desembarco a lo grande se gestione en funci¨®n de los propios intereses africanos.
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