La CIDH y la ONU insisten en una nueva investigaci¨®n del ¡®caso Iguala¡¯

Las nuevas generaciones de Ayotzinapa gritan por las anteriores. Y gritan fuerte. Este lunes, un centenar de estudiantes normalistas bajaron el camino de entrada a la escuela vociferando las viejas consignas, todas en recuerdo de sus compa?eros desaparecidos: ¡°?Vi-vos se los lle-va-ron, vi-vos los que-re-mos!¡±. Era la bienvenida a la misi¨®n de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que ven¨ªa a presentar su nuevo informe al centro.

Los 43 siguen presentes en la vida cotidiana de la escuela. A cuatro a?os de su desaparici¨®n, el patio sigue adornado con el recuerdo de los ausentes. Afiches enormes cuelgan del techo de la cancha de baloncesto, cada uno con la cara de uno de los muchachos, 43 carteles: Jorge Luis Gonz¨¢lez, Antonio Santana, Leonel Castro¡­ En la entrada, la consigna se ha convertido en parte de la fachada. Unas piedras enormes con forma de letra, de rojo colorado -V-I-V-O-S...- han cambiado su fisionom¨ªa.

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La visita de la misi¨®n de la CIDH les ha dado ¨¢nimos a las familias y a las nuevas generaciones de estudiantes. Han sido cuatro a?os de dolor, de no saber d¨®nde est¨¢n los suyos. Y cuatro a?os, tambi¨¦n, de pelea con la fiscal¨ªa mexicana. De un lado, las familias, sus abogados, la CIDH, la ONU, hasta la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos, todos reunidos este lunes en la escuela. Del otro, la Fiscal¨ªa y el Gobierno de Enrique Pe?a Nieto. Y en el fondo un gran dolor, una ausencia que revela las fallas de la procuraci¨®n de justicia en M¨¦xico.

El desencuentro es total y viene de largo. La principal diferencia ata?e nada menos que a la vida de los estudiantes. La fiscal¨ªa defiende que los muchachos murieron asesinados y sus cuerpos fueron quemados en un basurero. Las familias, la CIDH, etc¨¦tera, que no hay pruebas de que eso ocurriera.

Hay un punto de acuerdo: la desaparici¨®n de los 43 en Iguala, en el Estado de Guerrero, entre el 26 y el 27 de septiembre de 2014. Hay, tambi¨¦n, una parte que todos aceptan: una banda de delincuentes regionales, apoyados por polic¨ªas municipales de Iguala y otros pueblos cercanos se encargaron de hacerlo. La discrepancia crece desde ah¨ª. Y todo apunta a que es la fiscal¨ªa la que falla. En junio, un tribunal federal orden¨® la creaci¨®n de una comisi¨®n de la verdad para el caso, dada que la investigaci¨®n de la fiscal¨ªa no hab¨ªa sido ¡°pronta, efectiva, independiente ni imparcial¡±.

La primera en hablar en la escuela ha sido Esmeralda Arosemena, integrante de la misi¨®n de la CIDH. Una de sus primeras frases ha ido dirigida al Gobierno: ¡°A la fecha no se han realizado cambios en la narrativa para enfocar las l¨ªneas de investigaci¨®n. Tienen que dejar de una vez por todas esta posici¨®n que el se?or presidente saliente plantea como verdad hist¨®rica. Lo que la CIDH ha rechazado. Lo que la CIDH no acepta¡±.

Arosemena se refer¨ªa a las palabras que dedic¨® al caso Pe?a Nieto la semana pasada. En un v¨ªdeo divulgado en redes sociales, el mandatario insisti¨® en que los muchachos hab¨ªan sido incinerados. Arosemena, heredera del grupo de expertos de la comisi¨®n que investigaron el caso sobre el terreno durante dos a?os, ha insistido: ¡°Tiene que haber, hoy, una nueva forma de enfocar las investigaciones de acuerdo a las l¨ªneas identificadas por CIDH y ONU¡±.

Esas l¨ªneas aluden a los tel¨¦fonos de los muchachos, por ejemplo. Al menos nueve siguieron funcionando pasada la medianoche del 26 de septiembre de 2014. Y uno lo hizo en manos de un polic¨ªa de Estado de Guerrero. O a la posible participaci¨®n de polic¨ªas federales en la desaparici¨®n de los j¨®venes. La CIDH pide que se investigue a todos los agentes activos aquel d¨ªa en Iguala. O el rol que jug¨® el Ej¨¦rcito, en entredicho desde el primer momento. La comisi¨®n ha detectado contradicciones en las declaraciones de lo militares del batall¨®n de Iguala. O el papel del tr¨¢fico de drogas internacional en la cacer¨ªa desatada contra los delincuentes, definitivo, seg¨²n Arosemena.

Jan Jarab, representante en M¨¦xico del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ha recordado por su parte el resultado del informe que present¨® la instituci¨®n hace unos meses. En Doble Injusticia, la ONU informaba de que al menos 34 detenidos hab¨ªan sido v¨ªctimas de tortura, una vez la fiscal¨ªa federal atrajo el caso. Hasta la fecha, las denuncias del informe no han tenido repercusiones.

Son muchas las l¨ªneas de investigaci¨®n por agotar y muchos meses que han pasado las familias sin respuestas.

El evento lo han cerrado algunos de los padres de los 43. Uno de ellos, Mario C¨¦sar, ha dicho: ¡°Les agradecemos mucho que por lo menos vengan y nos hablen a la cara. Les agradecemos que hayan caminado con nosotros¡±.