El nuevo Gobierno y la democracia subnacional
Un r¨¦gimen presidencial en ausencia de equilibrio de poderes puede consolidar pr¨¢cticas centralistas y no construir instituciones democr¨¢ticas fuertes, algo que M¨¦xico necesita
El gran reto del Gobierno entrante es garantizar la gobernabilidad en todo el territorio en el contexto de una crisis de violencia, inseguridad y fragmentaci¨®n del poder. Los tres gobiernos de la transici¨®n a la democracia destruyeron la centralidad del presidencialismo sin construir en su lugar las instituciones de un Estado de derecho. El fracaso de la alianza entre la tecnocracia neoliberal y las corporaciones y clientelas priistas permiti¨® la emergencia de m¨²ltiples poderes f¨¢cticos que, aprovechando el desorden, capturaron territorios, ¨¢reas de pol¨ªtica p¨²blica y rentas del Estado.
Las elecciones del 1 de julio fueron un plebiscito a favor de la reconstrucci¨®n del orden pol¨ªtico, depositando esa responsabilidad en quien logr¨® presentarse como candidato antisistema. Sin embargo, la ausencia de instituciones estatales fuertes y la propia precariedad del nuevo partido en el Gobierno, Morena, plantea enormes retos en esta tarea. La v¨ªa ofrecida por L¨®pez Obrador es el restablecimiento del presidencialismo y la ¡°moralizaci¨®n¡± del Estado. El problema es que un r¨¦gimen presidencial en ausencia de equilibrio de poderes puede consolidar pr¨¢cticas centralistas y no construir instituciones democr¨¢ticas fuertes, que es lo que el pa¨ªs necesita.
Dado que Morena no es un partido propiamente dicho, sino un movimiento difuso, el ¨²nico factor que unifica a sus dis¨ªmiles miembros es su l¨ªder. Las decisiones que tome L¨®pez Obrador carecer¨¢n de contrapesos internos y externos. Ni su partido, ni los otros poderes de la uni¨®n y niveles de Gobierno tendr¨¢n la fuerza para oponerse a las decisiones de la presidencia. En todo caso, las resistencias principales provendr¨¢n de los distintos sectores de la sociedad civil, tanto conservadores como progresistas.
Ahora bien, el reto mayor para la gobernabilidad no estar¨¢ en el Gobierno federal, sino en la extrema debilidad de los gobiernos estatales y municipales, que son en su mayor¨ªa un desastre institucional, moral y pol¨ªtico. La relativa autonomizaci¨®n de estos niveles de Gobierno respecto al federal ha conducido a su captura por grupos pol¨ªticos de diversos partidos que generalizaron la corrupci¨®n, el patrimonialismo y la simulaci¨®n legal, y extendieron el clientelismo y el neocorporativismo en forma ca¨®tica.
La respuesta de L¨®pez Obrador a este desastre es la creaci¨®n de ¡°superdelegados¡± del Gobierno federal en los estados, y ha otorgado ese encargo a destacados militantes morenistas locales. Esta decisi¨®n garantiza la politizaci¨®n de la pol¨ªtica p¨²blica y puede convertir a los gobiernos estatales y municipales en meros ejecutores de los proyectos y programas dictados desde el Gobierno federal, tal como se acostumbraba en el viejo r¨¦gimen. Este riesgo se potencia por la baja calidad de los gobiernos locales existentes y entrantes, que carecen en su gran mayor¨ªa, con la excepci¨®n del de la Ciudad de M¨¦xico, de cuadros competentes.
Esta forma de control directo ser¨¢, sin embargo, resistido por los gobernadores y alcaldes, lo cual puede observarse ya en la naturaleza conflictiva de las transiciones de Gobierno en los estados donde gan¨® Morena, particularmente en Veracruz y Morelos. El gobernador entrante de Jalisco ha manifestado su oposici¨®n a tener a su lado a un vicegobernador de facto, y varios gobernadores en ejercicio han llevado a cabo cambios legislativos de ¨²ltima hora para evitar que los entrantes congresos locales donde Morena es mayor¨ªa los controlen efectivamente. El men¨² va desde el otorgamiento de poder de veto a decisiones legislativas por parte de la gobernadora en Sonora hasta el socorrido nombramiento de fiscales anticorrupci¨®n fieles a los gobernadores salientes en la mitad de los estados del pa¨ªs.
En la relaci¨®n entre el Gobierno federal y los subnacionales se juega uno de los factores centrales de la gobernabilidad. La lucha contra el crimen organizado y la corrupci¨®n se debe librar prioritariamente en y desde los gobiernos locales, y para ello se necesitan instituciones locales robustas, no solo control federal. Una disputa franca por el poder territorial puede incluso reforzar a corto plazo a los grupos criminales y empresariales mafiosos aliados con las clases pol¨ªticas locales.
El Gobierno entrante tendr¨¢ que escoger las batallas que va a librar y el tipo de alianzas a construir para poder gobernar. Central a este prop¨®sito ser¨¢ entender que una cosa es la capacidad de hacer que se obedezcan las ¨®rdenes presidenciales por v¨ªas centralistas, y otra es la construcci¨®n de las estructuras profundas del Estado de derecho, sin las cuales los pactos temporales ser¨¢n siempre precarios. La tarea del pr¨®ximo Gobierno debe ser el desarrollo de una estatalidad democr¨¢tica, no la reconstrucci¨®n de un r¨¦gimen presidencialista.
Alberto J. Olvera es investigador del Instituto de Investigaciones Hist¨®rico-Sociales de la Universidad Veracruzana
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