El fin del centro
Los ataques y las amenazas se naturalizan en un contexto de polarizaci¨®n, cuando el extremismo es rentable y el centro pol¨ªtico desaparece
En menos de un mes se vota en Brasil. Jair Bolsonaro, el candidato l¨ªder en las encuestas, fue apu?alado por un atacante solitario durante un acto proselitista en el estado de Minas Gerais. Se repondr¨¢ satisfactoriamente, pero la cirug¨ªa har¨¢ virtualmente imposible que retome su campa?a con normalidad.
El clima electoral hace tiempo que viene deterior¨¢ndose. Pocos d¨ªas antes de sufrir el ataque, y tambi¨¦n en un acto de campa?a, Bolsonaro hab¨ªa prometido ¡°fuzilar a petralhada¡±¡ªfusilar a los simpatizantes del PT¡ªamenaza que ilustr¨® tomando el atril del micr¨®fono y us¨¢ndolo cual si fuera una ametralladora.
Es que en pol¨ªtica, como en el aeropuerto, ninguna amenaza puede tomarse en broma. Y en democracia jam¨¢s deben evocarse fantasmas. Pero todo ello se naturaliza en un contexto de polarizaci¨®n, cuando el extremismo es rentable y el centro pol¨ªtico desaparece.
Cuando la polarizaci¨®n se intensifica se convierte en una invitaci¨®n a la violencia. La cual no tiene justificaci¨®n ni moralidad alguna en democracia, pues corroe sus normas fundamentales, es decir, sus instituciones. Y por supuesto, la polarizaci¨®n nunca es responsabilidad de un solo lado. El atacante de Bolsonaro fue miembro del partido Socialismo y Libertad y en su perfil de Facebook hay alg¨²n video y comentario favorables a Nicol¨¢s Maduro.
Con ello, Bolsonaro ha transitado entre ser m¨¢rtir y h¨¦roe. El efecto del atentado en las encuestas est¨¢ por verse pero es improbable que sus n¨²meros vayan hacia abajo. El propio hijo del candidato lo dijo con todas las letras: ¡°Intentaron arruinarle la vida, acaban de elegir al presidente¡±.
Tal vez ocurra, no obstante n¨®tese la aritm¨¦tica. Bolsonaro lidera pero su mejor encuesta es de 22%. Es decir, pasar¨ªa a segunda vuelta, necesitando agregarle 28 puntos a esos 22. Un manual electoral cl¨¢sico le dir¨ªa que debe correrse al centro, moderar su discurso para capturar a quienes no son parte de su base natural.
Pero eso en otra ¨¦poca, no en esta era de polarizaci¨®n. Brasil no es la excepci¨®n sino un retrato de la ¨¦poca, la realidad de la democracia de hoy.
De hecho, la ecuaci¨®n electoral de Trump es parecida. No gan¨® el voto popular y en tres de los cuatro estados en duda que a la postre le entregaron la presidencia¡ªPennsylvania, Ohio, Michigan y Wisconsin¡ªsu victoria ocurri¨® por una diferencia de 1 por ciento. Sin embargo, Trump sigue ¡°habl¨¢ndole a su base¡±, expresi¨®n usada por todos los observadores. Es decir, sigue invirtiendo en m¨¢s polarizaci¨®n.
La contraparte es el surgimiento de candidatos¡ªy candidatas¡ªDem¨®cratas desplazadas hacia la izquierda como nunca antes. Quien aqu¨ª escribe no recuerda que el t¨¦rmino ¡°socialismo¡± hubiera sido usado jam¨¢s en el debate de elecci¨®n alguna; solo pertenec¨ªa al claustro. Tal vez los estrategas Republicanos decidan usarlo en noviembre pr¨®ximo como el ant¨ªdoto que le entregue la victoria a este partido ahora ¡°trumpista¡±.
En M¨¦xico, desde la reforma electoral de 1990 todos los presidentes fueron elegidos en minor¨ªa y sin control parlamentario, un incentivo para negociar. Ello hasta ahora que un candidato de izquierda se alz¨® con la presidencia con m¨¢s del 53% de los votos y mayor¨ªa legislativa propia. La polarizaci¨®n es ya un hecho, y tendr¨¢ sus consabidas respuestas conservadoras de aqu¨ª en m¨¢s.
Son todos s¨ªntomas de la peculiar crisis democr¨¢tica que vivimos. La democracia es un espacio unificador de ciudadan¨ªa. Solo con una democracia robusta es posible reconciliar un orden social basado en la desigualdad material¡ªel capitalismo¡ªjunto a la igualdad formal¡ªderechos y garant¨ªas constitucionales. Es la ¡°invenci¨®n democr¨¢tica¡± la ¨²nica capaz de expandir las tres esferas de derechos al mismo tiempo: civiles, pol¨ªticos y sociales.
Es decir, solo en democracia es concebible abordar simult¨¢neamente el derecho a la propiedad privada, a la participaci¨®n pol¨ªtica irrestricta y a la justicia social. Pues todo ello es irrealizable en un contexto de polarizaci¨®n intensa. Para todo lo anterior, es necesario un centro ancho, s¨®lido y denso. Ese centro hoy est¨¢ en riesgo de desaparecer.
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