Ciudad de M¨¦xico, una reconstrucci¨®n a trompicones
Los choques entre el Gobierno de la capital y los vecinos marcan los meses posteriores al terremoto. Los damnificados critican el laberinto burocr¨¢tico para acceder a los fondos
Dice Miguel: "Nos enga?aron, se van lanzando la bolita y nos ponen trabas". Es la queja de un hombre cansado, aburrido de recoger papeles, de acudir a reuniones que acaban tard¨ªsimo, harto sobre todo de lo poco que avanzan, de lo tardado que es subir un pelda?o en la escalera de la burocracia. No pide nada extraordinario, ¨¦l y sus vecinos solo quieren volver a sus casas.
Despu¨¦s del terremoto que asol¨® el centro de M¨¦xico hace el 19 de septiembre, Miguel Rodr¨ªguez, 58 a?os, se convirti¨® en el administrador de su edificio, siete pisos de cemento maltratado en la colonia Roma, en pleno centro de la capital. Como administrador ha representado a sus vecinos en las juntas con el Gobierno local, en un intento por alcanzar acuerdos. De un lado ¨Cel de los vecinos¨C el inter¨¦s, si no la necesidad, de que sean las autoridades de la capital quien se encargue de rehabilitar y reconstruir sus casas. Del otro, el Gobierno local, que pasa el relevo en apenas tres meses a la nueva administraci¨®n.
Han sido meses de tira y afloja. Al principio, el Gobierno propon¨ªa un esquema de reconstrucci¨®n que no complac¨ªa a los vecinos. Les ofrec¨ªan dos opciones. O bien que pidieran cr¨¦ditos para costear la reforma, o bien que aceptaran programas de "redensificaci¨®n", esto es, construir m¨¢s casas en el mismo lugar y pagar las viviendas de los viejos propietarios con las ventas. Miguel y muchos otros se negaron.
Su edificio, en la calle Morelia 107, aguant¨® a duras penas el temblor, de intensidad 7.1. Los peritos que fueron a revisarlo advirtieron que las columnas estaban da?adas y calificaron su situaci¨®n de alto riesgo. Requer¨ªa de una reforma total. Y r¨¢pido. Pero el tiempo pas¨® y la pelea con el Gobierno, primero, y luego una monta?a de papeles, tr¨¢mites y requisitos los ha retrasado. No es un caso extraordinario. Son decenas en toda la ciudad.
El terremoto del 19 de septiembre de 2017 dej¨® 230 muertos solo en la capital y m¨¢s de 6.000 viviendas da?adas. Algunas directamente colapsaron, otras sufrieron da?os severos y otras tantas requieren de una rehabilitaci¨®n para volver a ser habitables. Muchos de los afectados han rechazado los cr¨¦ditos y la redensificaci¨®n, y luchan desde entonces para lograr que las autoridades locales se encarguen de las reformas y reconstrucciones. Han llegado a cortar calles y avenidas. En algunos casos, como el de Miguel, lo han conseguido. Han arrancado un compromiso. Lo que no esperaban era el himalaya burocr¨¢tico que ven¨ªa detr¨¢s. Un ejemplo: una vez, los funcionarios que tramitan el papeleo para acceder a los fondos le rechazaron un oficio porque escribi¨® un n¨²mero de cuatro cifras con una coma entre la primera y la segunda, esto es "4,050", en vez de "4050". Rehacer el oficio y volver a presentarlo cost¨® 15 d¨ªas.
Su caso, cuenta Juan Pablo Guerrero, uno de los representantes de Damnificados Unidos, plataforma de vecinos de la capital afectados por el terremoto, es extremo, pero no extraordinario. "Estamos en una etapa ambigua. Avanzamos, pero sufrimos un laberinto de tr¨¢mites. Parece que est¨¢n haciendo lo imposible para que no accedamos a los recursos".
Hay casos peores. En la lejana delegaci¨®n Tl¨¢huac, en el este de la ciudad, los vecinos de la colonia Del Mar critican que a un a?o del terremoto, a¨²n carecen de un estudio del suelo que les permita saber c¨®mo est¨¢ el piso bajo sus pies. Durante el temblor, una enorme grieta se abri¨® entre las calles Ping¨¹ino, Aleta, Camar¨®n... El asfalto se levant¨®, algunas casas colapsaron, los tubos del drenaje se soltaron. Un desastre. El Gobierno local se comprometi¨® a encargar un estudio del suelo para entender c¨®mo podr¨ªa evolucionar la grieta y as¨ª proceder: demoler lo que hubiera que demoler, apuntalar lo que hiciera falta. Pero han pasado 12 meses y no hay estudio.
?frica Garc¨ªa, de 42 a?os, vive en la calle Camar¨®n, frente al mercado. Su casa queda sobre la grieta. Desde el temblor ya no han podido entrar, la vivienda se hundi¨® medio metro. Sabe que finalmente la demoler¨¢n, pero a falta del estudio, ignora qu¨¦ hacer despu¨¦s.
Ella y otros vecinos dicen que algo huele mal con el estudio. Durante meses, los funcionarios les dec¨ªan que ya casi estaba. Pero al final ha resultado que no hay estudio. Ni siquiera hubo contrato para hacerlo y la empresa que supuestamente lo hab¨ªa hecho ha desaparecido.
En Tl¨¢huac, a hora y media del centro de la ciudad, el temor es que otro terremoto sacuda la grieta y acabe de tirar las casas que no se han ca¨ªdo. Que eso ocurra y no sepan qu¨¦ hacer despu¨¦s. Karina Garc¨ªa, otra vecina del barrio, explica que ahora ya no se nota tanto, porque trabajadores de la capital han reasfaltado las calles. "Pero la grieta sigue debajo", concluye.
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