El triste silencio de los 50 millones de j¨®venes brasile?os
Brasil atraviesa una crisis que amenaza su democracia y esa sangre joven parece adormecida
En Brasil hay unos 50 millones de j¨®venes, su silencio es triste y asusta. El pa¨ªs est¨¢ atravesando una grave crisis que amenaza sus principios democr¨¢ticos y las libertades conquistadas con duros sacrificios, y esa sangre joven parece adormecida. A¨²llan las sirenas de las alarmas del odio y en la calle enmudecen las voces de los j¨®venes que querr¨ªan un Brasil que escuche su voz, con mayor espacio para sus sue?os, que son siempre de libertad y de felicidad.
La paradoja es, que seg¨²n un estudio de la Secretar¨ªa Nacional de la Juventud (SNJ) adscrita a la Presidencia de la Rep¨²blica, 9 de cada 10 j¨®venes brasile?os ¡°se creen con capacidad para cambiar el mundo¡±. Y querr¨ªan hacerlo. Saben, sin embargo, que no lo conseguir¨¢n solos sino de la mano de quienes ponen su fe en ellos, sin voluntad de manipularlos ni intoxicarlos, dej¨¢ndoles que expresen lo mejor de s¨ª mismos.
Quiz¨¢s los j¨®venes se callan porque saben que los mayores, quienes deber¨ªan aprovechar su capacidad de querer mejorar el mundo, han perdido la fe en ellos. Cuando se les cree, esos j¨®venes se entregan y responden con el entusiasmo de los a¨²n no contaminados por el veneno del pesimismo.
Se ha podido ver, por ejemplo, d¨ªas atr¨¢s en Sicilia, que miles de j¨®venes, creyentes y agn¨®sticos, se entusiasmaron con un discurso del papa Francisco, quien a sus 80 a?os ha sabido tocar las mejores fibras de esa muchedumbre a quienes les pertenece el futuro. ¡°No mir¨¦is a la vida desde la ventana. No os coloqu¨¦is a la cola de la Historia. Sed protagonistas¡±, les dijo electriz¨¢ndoles.
El Pont¨ªfice les alert¨® a no quedarse parados ni mudos, a ¡°ensuciarse las manos¡± ya que, citando a Pirandello, les record¨® que ¡°la vida no se explica, se vive¡±. Y es precisamente en tiempos de crisis, les record¨® Francisco, cuando los j¨®venes ¡°no deben resignarse y deben ponerse en camino¡±.
?Por qu¨¦ no se ven en Brasil l¨ªderes capaces de decir a esos millones de j¨®venes, con autoridad y credibilidad, que dejen de mirar a la vida desde la ventana? Que salgan a la calle para ofrecer lo que ellos a¨²n no han perdido, como su fe en el futuro, su convicci¨®n de que son capaces de cambiar el mundo, si les dejan, si les abren espacio, si les escuchan, si les respetan, si se les ama.
Leo que muchos de esos j¨®venes brasile?os se preparan para votar el mes pr¨®ximo en las elecciones presidenciales a candidatos que colocan su fe en la violencia de las armas, que quieren amordazar los derechos y las libertades que los j¨®venes cultivan m¨¢s que los mayores porque hacen parte de su esencia. Los j¨®venes deber¨ªan, si embargo, abominar las cadenas con las que pretenden maniatar la intolerancia de las ideolog¨ªas.
Seg¨²n el informe de SNJ, lo m¨¢s valorado por los j¨®venes brasile?os, despu¨¦s del estudio, es la ¡°libertad de expresi¨®n¡±, la posibilidad de poder manifestar lo que sienten y aman, as¨ª como lo que condenan y desprecian. Si atemoriza saber que hay j¨®venes dispuestos a votar en candidatos al¨¦rgicos a los valores que ellos m¨¢s aman, tambi¨¦n asusta que no haya l¨ªderes capaces de entusiasmar a esos millones de j¨®venes y que reconozca su derecho, como lo ha hecho el papa Francisco, de ¡°ensuciarse las manos¡±, de perder el miedo a equivocarse, con tal de ser fieles a lo que creen y aman.
?A Brasil, en este momento cr¨ªtico para su democracia y su futuro, no le faltan j¨®venes con ganas de abrir nuevos espacios de libertad, de sembrar los caminos del pa¨ªs de di¨¢logo m¨¢s que de cad¨¢veres de desilusi¨®n y de miedos. Lo que falta son l¨ªderes que no los condenen a ser arrinconados. Falta quienes hagan profesi¨®n de fe en lo que el coraz¨®n de todo joven ama antes de ser envenenado por el cansancio de los que han perdido la fe en ellos mismos.
Esos l¨ªderes que prefieren a los j¨®venes ¡°mirando a la vida desde la ventana¡±, creen solo en la caricatura del miedo con la que se han disfrazado. Ojal¨¢ los j¨®venes, sobre todo los que por primera vez ir¨¢n a ejercer su derecho democr¨¢tico en las urnas, sepan distinguir el trigo de la ciza?a. Sepan desenmascarar a esos falsos profetas de la violencia y del pesimismo, que son m¨¢s tropiezo que impulso en sus vidas a¨²n por escribir.
A esos j¨®venes que son mayor¨ªa entre los lectores de este diario y que muchos leen espa?ol, estos versos del gran poeta uruguayo, Mario Benedetti que revela sus angustias y sus anhelos:
?No te rindas, por favor, no cedas.
Aunque el fr¨ªo queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se acalle el viento, a¨²n hay fuego en tu alma, a¨²n hay vida en tu seno...
Abrir las puertas, quitar los cerrojos, bajar el puente y cruzar el foso, abandonar las murallas que te protegieron, volver a la vida y aceptar el reto.
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