Colombia bati¨® el a?o pasado su r¨¦cord de cultivo de coca
Las autoridades no logran revertir la tendencia alcista de los ¨²ltimos a?os. En 2017, el n¨²mero de hect¨¢reas sembradas pas¨® de 146.000 a 171.000
Ya es oficial. A pesar de los enormes esfuerzos de los ¨²ltimos a?os, Colombia no ha conseguido revertir el aumento constante de los cultivos il¨ªcitos. El nuevo Gobierno, presidido por Iv¨¢n Duque, se enfrenta al desaf¨ªo de reducir la mayor cantidad de hect¨¢reas de coca de las que se tenga registro. En 2017, seg¨²n el informe anual del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Il¨ªcitos de Naciones Unidas (Simci), presentado este mi¨¦rcoles en Bogot¨¢, se produjo un incremento del 17%, equivalente a 25.000 hect¨¢reas sembradas. La extensi¨®n total creci¨® de 146.000 a 171.000 hect¨¢reas, la cifra m¨¢s alta desde que la ONU vigila el tama?o agregado de estos cultivos.
¡°El 25% de la coca en el pa¨ªs se encuentra a menos de 20 kil¨®metros de una frontera¡±, siendo los l¨ªmites con Venezuela y Ecuador donde m¨¢s intenso es el fen¨®meno, subraya Bo Mathiasen, representante en Colombia de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Los departamentos de Nari?o y Putumayo -ambos fronterizos con Ecuador- y Norte de Santander -que limita con Venezuela-, concentran en conjunto el 60% de los narcocultivos. La producci¨®n potencial de coca¨ªna alcanz¨® un nuevo r¨¦cord en 2017: 1.379 toneladas. ¡°Colombia necesita asistencia para esta gran tarea¡±, subraya Mathiasen.
Los funcionarios del nuevo Gobierno colombiano admiten que, debido a la din¨¢mica de los narcocultivos, la cifra probablemente seguir¨¢ al alza este a?o. ¡°Esta es una curva que va a en ascenso permanente y no encuentra su punto de inflexi¨®n¡±, se lament¨® el ministro de Defensa, Guillermo Botero, sin ocultar su ¡°inmensa¡± preocupaci¨®n. ¡°Este tema ya es tratado como un asunto de seguridad nacional¡±.
Las estad¨ªsticas, que ratifican a Colombia como el primer productor de coca en el mundo, se conocen justo cuando en el pa¨ªs sudamericano se debate sobre la conveniencia o no de retomar las fumigaciones con glifosato. El Ejecutivo enfrenta fuertes presiones por mostrar resultados a Estados Unidos: Donald Trump visitar¨¢ Colombia en diciembre y las autoridades ya han autorizado autorizaron el uso de drones cargados del potente herbicida. A finales del 2015 el Gobierno hab¨ªa suspendido las aspersiones a¨¦reas con glifosato, potencialmente cancer¨ªgeno, ante un fallo de la Corte Constitucional que apelaba al principio de precauci¨®n y ante las recomendaciones de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS).
#InformeCultivosIl¨ªcitos2017 l Se reporta un incremento ? del 17% en los territorios afectados por #CultivosDeCoca al pasar de 146.000 hect¨¢reas en 2016 a 171.000 en 2017. pic.twitter.com/TwV0Jrc7O5
— UNODC Regi¨®n Andina y Cono Sur (@UNODCROCOL) September 19, 2018
En paralelo al crecimiento de los narcocultivos en Colombia ha aumentado tambi¨¦n la tensi¨®n entre Bogot¨¢ y Washington, estrechos socios en la estrategia antinarc¨®ticos desde 1999, cuando se concibi¨® el Plan Colombia. Las hect¨¢reas dedicadas a la hoja de coca pasaron de 168.000 en el a?o 2000 a 48.000 en 2012 y 2013, su nivel m¨¢s bajo desde que hay datos. Desde entonces, no han dejado de crecer: de acuerdo con las mediciones del Simci, en 2014 hab¨ªa 69.000 hect¨¢reas dedicadas a estos cultivos, 96.000 en 2015 y 146.000 en 2016.
La estrategia antidroga tambi¨¦n ha sido motivo de agrios debates pol¨ªticos desde la campa?a que llev¨® al poder a Duque, que tom¨® posesi¨®n como presidente a principios de agosto. Su antecesor, Juan Manuel Santos, pidi¨® en distintos foros internacionales cambiar el enfoque en la lucha global contra el narcotr¨¢fico, enfatizando en los pa¨ªses consumidores y abordando el problema desde una ¨®ptica de defensa de los derechos humanos y de la salud p¨²blica. El nuevo Gobierno, por el contrario, apuesta por la erradicaci¨®n forzosa en detrimento de las iniciativas voluntarias pactadas por Santos con las comunidades de campesinos. ¡°Vamos a volver a la aspersi¨®n a¨¦rea y se va a instaurar la erradicaci¨®n forzosa sin cerrarle la puerta a acuerdos de erradicaci¨®n voluntaria que sean viables y eficaces¡±, explic¨® el canciller, Carlos Holmes Trujillo, en una entrevista reciente con EL PA?S.
Las drogas il¨ªcitas han sido, por d¨¦cadas, el principal combustible para el conflicto armado en Colombia. El reciente incremento del cultivo de coca ha coincidido con la negociaci¨®n en La Habana del acuerdo de paz que Santos sell¨® con las FARC a finales de 2016, a pesar de que la exguerrilla -hoy desarmada y convertida en partido pol¨ªtico- se comprometi¨® a romper cualquier v¨ªnculo con el narcotr¨¢fico y a ayudar a combatirlo. Sobreviven, en cualquier caso, diversos grupos armados que se lucran del narcotr¨¢fico, entre ellos las disidencias de las FARC que se apartaron del proceso de paz.
Los resultados del Simci, publicados tres meses despu¨¦s de la fecha en que habitualmente se divulgan, llegan despu¨¦s de la medici¨®n de la Oficina de la Pol¨ªtica Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca, que suele registrar un n¨²mero mayor. Ese estudio se?al¨® que los cultivos il¨ªcitos en Colombia alcanzaron 209.000 hect¨¢reas, un incremento anual de 11 %. Las dos mediciones utilizan distintas metodolog¨ªas, y si bien los n¨²meros difieren, muestran la misma tendencia al alza.
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