El acuerdo con el Vaticano divide a los cat¨®licos chinos
Cerca de 12 millones de personas componen la comunidad de fieles en el gigante asi¨¢tico
¡°Esperamos. Deseamos. Trabajamos¡±. En la catedral de la Inmaculada Concepci¨®n o Nantang, en el sur de Pek¨ªn, el padre Zhu sonr¨ªe y se marcha, sin querer hablar m¨¢s. Los rumores sobre un posible acuerdo entre China y el Vaticano sobre el nombramiento de obispos sonaban cada vez m¨¢s insistentes en esta capital. Pero nadie se atrev¨ªa a confirmar el pacto pudiera estar a punto de cerrarse.
Nantang, un impresionante edificio de estilo occidental cuyos or¨ªgenes se remontan al siglo XVII, es una de las principales iglesias cat¨®licas en Pek¨ªn. Las im¨¢genes de la Virgen Mar¨ªa y de Matteo Ricci, el jesuita que trajo el cristianismo a la corte de la dinast¨ªa Ming, vigilan a la entrada. Las vidrieras y las columnas de estilo g¨®tico se combinan con las pantallas de televisi¨®n para que todo el mundo pueda seguir la misa, y con las c¨¢maras de circuito cerrado para que pueda verse qu¨¦ hace cada feligr¨¦s.
Aqu¨ª se esperaba desde hace meses el anuncio que finalmente ha tenido lugar este s¨¢bado, de modo casi clandestino, al comienzo de un fin de semana largo que va a prolongarse con las festividades chinas de Medio Oto?o y la semana libre por el D¨ªa nacional. Y, como apunta el padre Zhu, representantes de esta di¨®cesis han estado ¡°esperando, deseando y trabajando¡± entre bambalinas para que este d¨ªa llegara.
Cada domingo, se suceden en esta catedral las misas en todas las lenguas de la di¨¢spora cat¨®lica internacional. En mandar¨ªn, siempre llena hasta la bandera de una cofrad¨ªa en aumento. En ingl¨¦s, cuando los feligreses m¨¢s tempraneros de los primeros oficios a¨²n no se han marchado; en franc¨¦s; m¨¢s tarde en castellano e italiano, en una Babel piadosa. ¡°La paz est¨¦ con vosotros, y con tu esp¨ªritu¡±. No hay abrazos ni apretones de manos; el saludo de la paz se da con una reverencia al estilo oriental.
¡°No veo que pueda haber ning¨²n conflicto. Nosotros somos cat¨®licos y creemos en Dios, pero tambi¨¦n somos patriotas y estamos aqu¨ª, en China, y tenemos que respetar las leyes¡±, explicaba antes del anuncio la se?ora Shi, una feligresa desde hace largo tiempo, a la salida de una misa.
Chen Chao es un asistente fiel a las ceremonias religiosas, para las que se viste de chaqueta. Se declara creyente convencido, pero a¨²n no ha dado el paso de bautizarse. ?l se muestra m¨¢s esc¨¦ptico sobre el futuro de un acuerdo: el Vaticano y Pek¨ªn ¡°no tienen las mismas metas¡±, sentencia.
El acuerdo sobre el nombramiento de obispos tiene como fin ¨²ltimo encauzar las relaciones entre la Iglesia cat¨®lica y el Gobierno del Partido Comunista, por primera vez desde que ambos rompieron relaciones formalmente en 1951. Unas relaciones que las autoridades en el Vaticano ve¨ªan como imprescindibles, especialmente tras la entrada en vigor a principios de este a?o de nuevas regulaciones sobre el culto religioso en la segunda econom¨ªa del mundo.
Se calcula que hay cerca de 12 millones de cat¨®licos en China, donde la poblaci¨®n total alcanza los 1.370 millones de personas. Es un n¨²mero que ha permanecido estable en las ¨²ltimas d¨¦cadas, frente al crecimiento exponencial del protestantismo, entre los 40 y 80 millones seg¨²n distintos c¨¢lculos. La gran mayor¨ªa de quienes profesan esta fe la han heredado de familia ©¤el catolicismo est¨¢ presente en China desde el siglo XVI, cuando lo introdujeron jesuitas como Matteo Ricci o Diego de Pantoja©¤, mientras que las conversiones son relativamente menos frecuentes.
En China, la comunidad cat¨®lica est¨¢ dividida ©¤no siempre en l¨ªneas precisas©¤ entre la iglesia ¡°patri¨®tica¡±, aquella registrada ante las autoridades del Gobierno y cuya jerarqu¨ªa es designada por los funcionarios estatales, y la iglesia clandestina, que solo reconoce la autoridad del Vaticano y del Papa.
Las nuevas regulaciones, con su exigencia de que los centros religiosos se registren ante las autoridades chinas, abr¨ªa el camino a las clausuras de cierres de las parroquias o lugares de culto clandestinos. Una clausura que se ha convertido en una amenaza muy real: el Gobierno desarrolla una campa?a para ¡°hacer m¨¢s chinas¡± las religiones que reconoce, budismo, tao¨ªsmo, islam, cristianismo protestante y catolicismo.
Hace meses se retir¨® la Biblia de la venta por Internet, aunque a¨²n es posible adquirirla en las iglesias. Sacerdotes cat¨®licos nombrados por el Vaticano, pero que no aceptaban ¨®rdenes del Gobierno chino fueron detenidos para ser posteriormente puestos en libertad. En provincias como Henan, en el centro de China, y uno de los n¨²cleos de poblaci¨®n fiel al Vaticano, en los ¨²ltimos meses han aumentado los derribos de barrios tradicionales, donde se encuentran las parroquias m¨¢s antiguas. El argumento es abrir espacio para urbanizaciones residenciales m¨¢s modernas.
Para China, que en su ascenso al centro del escenario global trata de entablar lazos con el mayor n¨²mero posible de aliados internacionales, abrir una v¨ªa para normalizar sus relaciones con el Vaticano representa un gran golpe de efecto. Seg¨²n explica el acad¨¦mico italiano Francesco Sisci en Pek¨ªn, el Gobierno de Xi Jinping se dio cuenta de la enorme influencia de la Santa Sede cuando, durante una visita del jefe de Estado chino a Estados Unidos en 2015, fue el viaje de Francisco a Cuba el que acapar¨® los titulares mundiales. ¡°Una China con ambiciones de ser una potencia no pod¨ªa dejar al Vaticano de lado¡±, apuntaba Sisci en una reciente charla con periodistas.
El acuerdo, de car¨¢cter provisional y reversible seg¨²n ha subrayado el Vaticano, permitir¨¢ destrabar el nombramiento de obispos en China. ¡°La esperanza compartida es que este acuerdo favorezca un proceso de di¨¢logo institucional, fruct¨ªfero y con la vista en el futuro, y que pueda contribuir de modo positivo a la vida de la Iglesia cat¨®lica en China, al bien com¨²n del pueblo chino y a la paz en el mundo¡±, se?ala el comunicado.
La Santa Sede no ha proporcionado a¨²n los detalles del pacto, que llevaba gest¨¢ndose meses y que en un principio se esperaba para esta primavera. Entonces se hab¨ªa indicado que, como parte del acuerdo, se hab¨ªa pedido a dos obispos nombrados desde Roma y que Pek¨ªn no acepta que cedieran sus puestos a sendos designados por el Gobierno chino.
Aquella decisi¨®n fue sumamente criticada, tanto entre los feligreses de las parroquias clandestinas, que mantienen su fidelidad a Roma bajo riesgo personal, como por prelados cat¨®licos en Asia. El exarzobispo de Hong Kong Joseph Zen, un firme cr¨ªtico de los contactos con el Gobierno chino, declaraba esta semana a la agencia Reuters que las negociaciones ¡°est¨¢n entregando el reba?o a la boca de los lobos. Es una traici¨®n incre¨ªble¡±.
El Vaticano ha tenido buen cuidado en subrayar que el pacto no supone el establecimiento de relaciones formales ni una ruptura de los lazos que mantiene con Taiw¨¢n, la isla que China considera parte inalienable de su territorio y con la que la Santa Sede mantiene relaciones diplom¨¢ticas.
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