Rosenstein, un jurista inquebrantable para Trump

El 17 de mayo de 2017 cambi¨® para siempre la vida de Rod Rosenstein. Sin consultar a la Casa Blanca, el fiscal general adjunto de Estados Unidos decidi¨® nombrar un investigador especial de la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016. Donald Trump mont¨® en c¨®lera. Rosenstein, un jurista inquebrantable y respetado por dem¨®cratas y republicanos, decidi¨® poner por delante la independencia de la Fiscal¨ªa frente al presidente. Dijo actuar por el ¡°inter¨¦s p¨²blico¡±. M¨¢s de un a?o despu¨¦s, su futuro est¨¢ ahora en la cuerda floja despu¨¦s de que la prensa informara sobre un hipot¨¦tico plan suyo para desbancar a Trump, algo que Rosenstein niega.

Trump vive atrapado en una telara?a: no esconde su furia con Rosenstein, ep¨ªtome de la ¡°caza de brujas¡± que dice sufrir en la investigaci¨®n rusa; pero sabe que desprenderse de ¨¦l podr¨ªa ser una jugada de alto riesgo porque se interpretar¨ªa como una intromisi¨®n hacia el fiscal especial, Robert Mueller. Las dobles apariencias se han convertido en un espect¨¢culo atroz y sintom¨¢tico del Washington actual: Trump critica ferozmente al Departamento de Justicia y acusa a Rosenstein de tener tintes dem¨®cratas, pero al d¨ªa siguiente no tiene m¨¢s remedio que aparentar normalidad en un acto p¨²blico con ¨¦l y el fiscal general, Jeff Sessions, que se inhibi¨® de la investigaci¨®n rusa por un conflicto de intereses.

Rosenstein (Filadelfia, 1965), que se gradu¨® con cum laude en Derecho en la Universidad de Harvard, siempre fue una especie extra?a en el mundo polarizado del republicano Trump. Trabaj¨® en el Departamento de Justicia durante la presidencia del dem¨®crata Bill Clinton y del republicano George W. Bush. Ese bipartidismo se visualiz¨® el a?o pasado en el Senado cuando de los 100 senadores, solo seis votaron en contra del n¨²mero dos de Justicia, algo ins¨®lito entre los nominados de Trump.

El nombramiento de Mueller, sin embargo, ha convertido a Rosenstein en un enemigo declarado de los conservadores m¨¢s radicales. El pasado julio un peque?o grupo de legisladores republicanos inici¨® un procedimiento para destituirlo de escaso recorrido. En caso de dimitir o ser despedido, ocupar¨ªa su puesto provisionalmente el procurador general de Estados Unidos, Noel Francisco, que decidir¨ªa sobre la suerte de Mueller.

Francisco, que es el representante del Gobierno ante el Tribunal Supremo, tiene un claro expediente conservador en asuntos legales: trabaj¨® para el fallecido juez conservador del Supremo Antonin Scalia y en el Departamento de Justicia con Bush. Tambi¨¦n ha ejercido de abogado y ha hecho una interpretaci¨®n muy amplia del poder ejecutivo, lo cual podr¨ªa beneficiar a Trump.