Nadia Murad, Nobel de la Paz: ¡°Mi supervivencia se basa en defender a las v¨ªctimas de violencia sexual¡±
La joven activista agradece en Washington el galard¨®n, pero enfatiza que no es suficiente: ¡°Necesitamos una respuesta internacional"
Nadia Murad se esfuerza por controlar su respiraci¨®n. Le tiritan las manos cuando se las lleva a la cara para apartarse un mech¨®n de pelo que no hay. Su cuerpo peque?o y delgado, v¨ªctima de reiteradas violaciones por miembros del autoproclamado Estado Isl¨¢mico, aparenta ser el de una ni?a. Pero su insondable mirada despeja las dudas. La activista iraqu¨ª de origen yazid¨ª, exesclava del grupo yihadista, tiene 25 a?os. En Washington, con zapatillas deportivas y un mo?o improvisado, agradece el Premio Nobel de la Paz: ¡°Muchos yazid¨ªes mirar¨¢n este galard¨®n y pensar¨¢n en los familiares que han perdido, a¨²n sin contabilizar, y en las miles de mujeres y ni?os que permanecen en cautiverio¡±. ¡°Personalmente, pienso en mi madre, que fue asesinada por el ISIS; los ni?os con los que crec¨ª y lo que debemos hacer en honor a ellos¡±, confes¨® este lunes en una rueda de prensa.
La joven galardonada es una de las 3.000 ni?as y mujeres yazid¨ªes que fueron esclavizadas por el ISIS en Siria y en Irak. Hasta los 19 a?os viv¨ªa en Sinjar, al noreste de su pa¨ªs. Un d¨ªa llegaron los yihadistas a su pueblo, a la caza de los yazid¨ªes, para ellos, una religi¨®n de infieles. Mataron a los hombres ¡ªporque para ellos no tienen posibilidad de conversi¨®n¡ª y se llevaron a las mujeres a Mosul. Las vendieron como mercanc¨ªa: ¡°Nos robaron nuestra vida, nuestros recuerdos, nos destrozaron¡±. Murad logr¨® escapar a los tres meses, pero much¨ªsimas otras, no. Y lo sabe, y le pesa, y lo padece. ¡°Miles de mujeres siguen recluidas en manos de mercenarios del ISIS¡±, lamenta. "Mi supervivencia se basa en defender los derechos de las comunidades perseguidas y a las v¨ªctimas de violencia sexual. Un solo premio y una sola persona no pueden lograrlo. Necesitamos una respuesta internacional", clama en la capital estadounidense casi sin mover un m¨²sculo de su rostro.
Murad fue premiada hace tres d¨ªas con el Premio Nobel de la Paz junto a Denis Mukwege, un ginec¨®logo que cura a mujeres violadas en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC). Dijo estar sorprendida con el galard¨®n y honrada por compartirlo con el doctor y con todas las v¨ªctimas yazid¨ªes de violencia sexual. Fue enf¨¢tica en remarcar que el premio no es suficiente, pero que ayuda a que se preste atenci¨®n internacionalmente al pueblo yazid¨ª, ¡°que ha sufrido cr¨ªmenes inimaginables desde el genocidio del ISIS que empez¨® en 2014¡±. "La situaci¨®n en Sinjar es grave. Las fosas comunes est¨¢n a la intemperie, no examinadas, ni protegidas¡±, explic¨®.
Actualmente la activista vive en Alemania, donde lleg¨® con su hermana gracias a un programa que acogi¨® a cerca de mil de ni?os y mujeres yazid¨ªes, tras pasar por un campo de refugiados donde malvivi¨® en condiciones penosas, como narr¨® en una entrevista en enero a EL PA?S. En su discurso de agradecimiento aprovech¨® para reconocer al pa¨ªs que hoy la refugia y reiter¨® sus intenciones de ir a Sinjar acompa?ada del presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, como acordaron la ¨²ltima vez que se vieron. Tambi¨¦n felicit¨® a Canad¨¢ y a Australia por las ayudas que han otorgado a su comunidad. ¡°Debemos trabajar juntos con determinaci¨®n para demostrar que las campa?as genocidas no solamente fracasar¨¢n, sino que adem¨¢s supondr¨¢n la rendici¨®n de cuentas de sus perpetradores y que tambi¨¦n habr¨¢ justicia para los supervivientes¡±.
Esa es la gran lucha de Murad. Llevar a los responsables de las violaciones, secuestros y matanzas a las cortes internacionales para que paguen por lo que han hecho. ¡°Eso es para m¨ª la justicia¡±, concluy¨®. Y as¨ª, como el t¨ªtulo de su libro, cumplir lo que se ha prometido a s¨ª misma: Yo ser¨¦ la ¨²ltima. Historia de mi cautiverio y mi lucha contra el Estado Isl¨¢mico (Plaza Jan¨¦s).
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