El Parlamento brit¨¢nico toler¨® y silenci¨® casos de ¡®bullying¡¯ y acoso sexual contra sus trabajadores
Una investigaci¨®n advierte de que el cambio de esa cultura s¨®lo ser¨¢ posible con el relevo de algunos miembros de la administraci¨®n de la C¨¢mara de los Comunes
La C¨¢mara de los Comunes brit¨¢nica ha tolerado y silenciado durante largo tiempo casos reiterados de bullying y acoso sexual, seg¨²n concluye una investigaci¨®n interna difundida este lunes y en la que se subraya la indefensi¨®n del personal ante esa cultura de permisividad. El informe no apunta a nombres concretos, pero admite que solo la marcha de algunos de los m¨¢s altos representantes de la Administraci¨®n parlamentaria permitir¨¢ modificar esa situaci¨®n.
La instituci¨®n precisa de ¡°un profundo cambio de cultura¡±, ha afirmado la juez retirada Laura Cox, a quien el Parlamento encomend¨® la investigaci¨®n el pasado marzo a ra¨ªz de las denuncias de varios trabajadores, sobre todo por bullying, y en las que aparece mencionado el speaker (presidente) de la C¨¢mara baja, John Bercow. La oficina de Bercow rechaz¨® los se?alamientos. Un mes antes de que Cox emprendiera su cometido, otro documento elaborado por un grupo parlamentario tripartito ya hab¨ªa sacado a la luz que el 20% del personal ha sido v¨ªctima de alg¨²n tipo de acoso sexual o conducta inapropiada.
En su informe de 150 p¨¢ginas, Cox alude al contenido de los testimonios recogidos entre numerosos miembros del personal para concluir que se necesitar¨¢n ¡°muchas generaciones¡± hasta conseguir un cambio real. Cox no ha querido desvelar los nombres de los implicados en supuestos casos de abusos, escud¨¢ndose en que su misi¨®n no consiste en lidiar con quejas individuales, aunque s¨ª ha sugerido que algunos de los miembros de la administraci¨®n de la C¨¢mara de m¨¢s alto rango ©¤incluido Bercow©¤ deber¨ªan reconsiderar si permanecen en sus puestos.
Junto a numerosas acusaciones de bullying, la investigaci¨®n tambi¨¦n ha recabado ¡°alarmantes¡± episodios de acoso sexual de los que fueron objeto las trabajadoras a manos de algunos diputados, desde comentarios sobre su atuendo o bromas sobre sus ¡°atributos f¨ªsicos¡±, hasta tocamientos o proposiciones intimidatorias. ¡°Ning¨²n lugar de trabajo es inmune a las conductas abusivas de este tipo¡±, admite Cox, ¡°pero esa cultura que ha acabado arraigando en la C¨¢mara de los Comunes y los deficientes mecanismos para afrontar el problema lo convierten en un caso particularmente grave¡±, apostilla.
Lo que hasta ahora era un secreto a gritos en los pasillos de los Comunes ha quedado oculto durante muchos a?os por un falso sentido de la lealtad y ¡°la condescendencia, consentimiento y silencio¡± con la que se toparon las v¨ªctimas. La juez advierte de que ¡°no se puede demonizar a la instituci¨®n entera, pero esos comportamientos inaceptables acaban por socavar la legitimidad y autoridad del Parlamento¡±.
La C¨¢mara de los Comunes emiti¨® un comunicado en el que afirma que el bienestar del personal es su principal prioridad y que estaba mejorando su sistema de tramitaci¨®n de quejas.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.