Los afganos se aferran a los logros de su fr¨¢gil democracia
M¨¢s de 2.600 candidatos participan en las terceras legislativas en el pa¨ªs desde el fin del r¨¦gimen talib¨¢n en 2001
¡°Traer¨¦ la paz¡±, ¡°reducir¨¦ la pobreza¡±, ¡°har¨¦ que el pa¨ªs sea pr¨®spero¡±. Desde los carteles electorales que inundan Kabul y otras ciudades de Afganist¨¢n, cientos de candidatos a las elecciones legislativas del pr¨®ximo s¨¢bado prometen acabar con los problemas de este pa¨ªs malherido por d¨¦cadas de guerra, terrorismo y corrupci¨®n. Solo en la capital, 804 hombres y mujeres aspiran a hacerse con uno de los 33 esca?os en liza. Para unos, un signo positivo en la joven (y fr¨¢gil) democracia afgana; para otros una prueba m¨¢s del clientelismo que lastra su pol¨ªtica.
¡°Solo el hecho de celebrar elecciones es un ¨¦xito. Son las terceras legislativas en los ¨²ltimos 17 a?os¡±, declara Lotfullah Najafizada, el director de ToloNews, la principal cadena privada de noticias, en referencia al derribo del r¨¦gimen talib¨¢n en 2001. Los comicios, que deb¨ªan haberse celebrado a mediados de 2015, se retrasaron para reformar el sistema electoral, pero los resultados no han satisfecho a todos. ¡°A pesar de todas las dificultades t¨¦cnicas, pol¨ªticas y sociales, el conjunto es positivo¡±, a?ade sin embargo el analista antes de subrayar la diversidad de los 2.651 candidatos que se presentan en todo el pa¨ªs y los debates que han suscitado durante la campa?a.
Los hay para todos los gustos. Barbudos y trajeados, en el caso de los hombres; con estricto velo o dejando escapar un mech¨®n al aire, entre las mujeres; islamistas y de educaci¨®n occidental; mayores y j¨®venes, sobre todo muchos j¨®venes. Si las f¨¦minas apenas suponen un 16 % de las candidaturas (y un 32 % de los electores registrados), la presencia de un gran n¨²mero de menores de 35 a?os augura una renovaci¨®n de buena parte de los 250 esca?os de la C¨¢mara baja.
La juventud tambi¨¦n influye en que el 90 % de los candidatos tengan estudios superiores, un reflejo de las mejoras en la educaci¨®n (frente al escaso mill¨®n de ni?os escolarizados en 2001, hoy superan los nueve millones, casi un 40 % de ellos ni?as). Sin embargo, el estancamiento de la econom¨ªa durante el ¨²ltimo lustro, coincidiendo con la retirada de gran parte de la ayuda internacional, no ha permitido ofrecer salidas laborales a una poblaci¨®n en crecimiento. Ello, unido a la sequ¨ªa, ha dejado a un 55 % de los entre 32 y 35 millones de afganos por debajo de la l¨ªnea de pobreza (menos de un euro de ingresos al d¨ªa) y tres millones al borde de la hambruna, seg¨²n la ONU.
¡°Algunos [candidatos] quieren genuinamente mejorar el pa¨ªs, sobre todo los j¨®venes, pero muchos otros solo buscan un puesto de trabajo c¨®modo y bien remunerado¡±, asegura Yawad, que tiene una peque?a copister¨ªa frente a la oficina de la gobernaci¨®n provincial. ¡°El que lo consigue, luego puede colocar a sus hermanos, primos, vecinos¡ y todos le recompensan por ello¡±, explica poniendo de relieve el sistema clientelar. Para Hosein, propietario de un modesto negocio de bombas de agua, ¡°los pobres buscan un empleo y los ricos blanquear el dinero que han robado de antemano¡±.
Los recelos a este respecto se han visto agravados por las denuncias de la oposici¨®n sobre la existencia de pegatinas con las que se identifica a los electores registrados obtenidas de forma fraudulenta con documentos de identidad falsificados. El asunto llev¨® a la Comisi¨®n Electoral Independiente (IEC, en sus siglas inglesas) a anular 600.000 registros, pero sus cifras de 8,9 millones de potenciales votantes tambi¨¦n suscitan dudas, ya que para las presidenciales de 2014 se estimaron en 12 millones. Para hacer frente a las cr¨ªticas, la IEC anunci¨® la compra de 20.000 m¨¢quinas de reconocimiento facial y de huellas dactilares, que solo han despertado m¨¢s inquietud.
Najafizada?no cree que el sistema biom¨¦trico vaya a prevenir el fraude. ¡°Adem¨¢s de que no est¨¢ suficientemente desarrollado, en las zonas remotas donde no hay observadores, las urnas pueden rellenarse y dada la complejidad del sistema, el retraso en resolver discrepancias puede desatar disturbios¡±, afirma.
¡°Lleva entre 10 y 15 minutos por persona, lo que alarga mucho el tiempo de votaci¨®n y eleva el riesgo para los electores¡±, se?ala un diplom¨¢tico occidental en referencia a la presi¨®n de los talibanes para que ignoren las urnas. Ese grupo, que amenaza un 60% de Afganist¨¢n, donde vive la mitad de la poblaci¨®n, y controla 52 de los 398 distritos en que se divide administrativamente el pa¨ªs, ha se?alado como objetivo los colegios electorales. De hecho, en la provincia de Ghazni se ha renunciado a celebrar los comicios.
Aun as¨ª hay algunos indicios de que la situaci¨®n puede estar a punto de cambiar. Por primera vez, los talibanes acaban de reconocer que su delegaci¨®n en Qatar ha mantenido conversaciones con el enviado especial de EE UU para la Reconciliaci¨®n en Afganist¨¢n. Adem¨¢s, y como aparente gesto de buena voluntad, van a permitir que la Cruz Roja reanude su labor en las zonas bajo su influencia. No es contradictorio con su amenaza a las elecciones. ¡°Siguen una doble estrategia para negociar desde una posici¨®n de fuerza¡±, interpreta la fuente diplom¨¢tica, que se hace eco del descenso de la moral entre las fuerzas regulares afganas.
El director de ToloNews admite que una parte de los actuales diputados ser¨¢n reelegidos y que otra parte lograr¨¢ entrar en la C¨¢mara comprando votos o haciendo trampas, pero conf¨ªa en que al menos un tercio ser¨¢n independientes que atraer¨¢n a los votantes que como ¨¦l depositan su voto sin guiarse por la ascendencia ¨¦tnica, familiar o pol¨ªtica. ¡°Como votante, estoy convencido de que el s¨¢bado conseguiremos un Parlamento mejor que el que tenemos¡±, concluye deseoso como muchos afganos de ver la botella medio llena en vez de medio vac¨ªa.
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