Trump se zambulle en la campa?a electoral
Aupado por la econom¨ªa y su victoria en el Supremo, el presidente recorre el pa¨ªs decidido a frenar el vaticinado auge dem¨®crata en las legislativas
La noche del mi¨¦rcoles 10 de octubre, una lejana y dolorosa onda debi¨® de golpear el t¨ªmpano de Neil Young al menos media docena de veces, las mismas que son¨® su canci¨®n Rockin¡¯ in the free world en el Insurance Arena de Erie, localidad del noroeste de Pensilvania. Malas noticias para el viejo rockero: su alegato contra las pol¨ªticas antisociales de Bush padre ha sido, paradojas de la vida, una de las canciones elegidas por la compa?¨ªa Donald J. Trump For President, Inc. para amenizar los bolos de la ¨²ltima gira del inquilino de la Casa Blanca. Y no son pocos bolos.
Trump se ha lanzado a la carretera, con un vigor desconocido, para tratar de contener la marea azul que los sondeos vienen vaticinando, y que podr¨ªa llevar a los dem¨®cratas a controlar la c¨¢mara baja, e incluso el Senado, en las elecciones legislativas del pr¨®ximo 6 de noviembre. La de Erie se encontraba cerca del ecuador de las al menos 40 fechas que ha anunciado su equipo de campa?a. Bastantes m¨¢s de las que celebraron en las cuatro ¨²ltimas legislativas sus dos predecesores, Barack Obama (22 y 36) y George W Bush (33 y 33). La ofensiva se completa con una oleada de eventos de recaudaci¨®n de fondos, en la que se han volcado Trump y su familia, para financiar a candidatos en batallas ajustadas. Los ¨²ltimos datos econ¨®micos y la victoria en la batalla por la nominaci¨®n del juez Brett Kavanaugh al Tribunal Supremo le han brindado en los ¨²ltimos d¨ªas un viento de cola que el equipo del presidente no est¨¢ dispuesto a desperdiciar.
¡°Ahora no es lo que va a hacer, como hace dos a?os, sino lo que ya ha hecho. Ha bajado los impuestos, ha cambiado el Tribunal Supremo¡±, explicaba Nancy, de 66 a?os, llegada de la localidad vecina de Albion. ¡°Promesas hechas¡±, ¡°promesas cumplidas¡±, sentenciaban los dos carteles que flanquean el escenario.
Los vendedores de merchandising, que aportaban diversidad racial a una convenci¨®n mayoritariamente blanca, vend¨ªan a voces su mercanc¨ªa en la entrada. Las camisetas glosaban todo lo que importaba esta noche. ¡°Dios, pistolas, Trump¡±. ¡°Compa?¨ªa de construcci¨®n del muro de la frontera¡±. ¡°El deportador¡±. ¡°Hablar contigo me recuerda que tengo que limpiar mi pistola¡±. ¡°Compra americano, contrata americano¡±. ¡°Mujeres con Trump¡±, ¡°estudiantes con Trump¡±, ¡°veteranos con Trump¡±.
Resultaba evidente que el presidente predicaba entre los convencidos. Pero sus estrategas consideran que estos m¨ªtines son importantes para galvanizar a su base pol¨ªtica y que acuda a votar en noviembre, aunque su nombre no figure en la papeleta. ¡°Sus m¨ªtines atraen no solo a los conservadores, fieles votantes republicanos que votan en las elecciones locales e incluso en las del colegio de sus hijos. Tambi¨¦n acuden aquellos que no suelen votar en las legislativas. Una cuarta parte de los que vienen no acostumbra a votar m¨¢s que en las presidenciales¡±, explicaba en agosto Bill Stepien, director pol¨ªtico de la Casa Blanca.
¡°Esto es por todos vosotros, los deplorables¡±, resum¨ªa desde el p¨²lpito de Erie el presidente del Partido Republicano de Pensilvania, recurriendo al adjetivo con el que Hillary Clinton, en uno de los mayores errores de su campa?a, se refiri¨® a los seguidores de su contrincante. Un insulto del que ahora el trumpismo se ha apropiado con orgullo. ¡°Gente que ven¨ªs de las monta?as, de los valles, gente que no hab¨ªa votado hasta ahora porque no ten¨ªa a qui¨¦n votar¡±, explicar¨ªa el propio Trump poco despu¨¦s.
A las cinco de la tarde, dos horas antes de su intervenci¨®n, el Air Force One esperaba todav¨ªa a Trump en Washington. El presidente estuvo valorando cancelar el viaje para monitorizar mejor el desarrollo del hurac¨¢n Michael en las costas de Florida. Pero un tuit confirm¨® que acudir¨ªa. ¡°No puedo defraudar a estas grandes personas. Llevan haciendo cola desde anoche. ?Nos vemos pronto, Pensilvania!¡±, escribi¨®. Poco tard¨® en aflorar en la misma red social el tuit de 2012 en el que Trump criticaba al presidente Obama por hacer campa?a en pleno hurac¨¢n Sandy.
La estrella lleg¨® puntual al escenario, y sus primeras palabras fueron para los golpeados por los vientos de Michael. Pero la referencia a la buena marcha de la econom¨ªa no tard¨® ni tres minutos en llegar. Y otros pocos minutos despu¨¦s vino la primera menci¨®n al juez Kavanaugh, al que ha logrado que el Senado siente en el Supremo, a pesar de las acusaciones de abusos sexuales vertidas contra ¨¦l en las ¨²ltimas semanas.
Quedaron pronto claras, as¨ª, las dos grandes armas con las que que los republicanos quieren defender su mayor¨ªa en el Congreso. ¡°Tenemos la mejor econom¨ªa de la historia de Estados Unidos¡±, por un lado, y los dem¨®cratas son una ¡°mafia radical¡± porque ¡°lo que han hecho a Kavanaugh y a su familia es una verg¨¹enza¡±.
Trump, entre cuyas virtudes no se cuenta la humildad, dedic¨® buena parte de su discurso a regodearse en los recuerdos de la gloriosa noche del recuento electoral del 8 de noviembre de 2016. Se relam¨ªa los labios mientras rememoraba c¨®mo a la ¡°deshonesta¡± prensa nacional le costaba supuestamente reconocer que Trump estaba ganando. Cada menci¨®n a la prensa iba seguida de una infantil coreograf¨ªa en la que los asistentes se giraban y dirig¨ªan un abucheo al recinto donde trabajaban los periodistas.
Otros hits de la noche fueron las menciones a la econom¨ªa local, y en particular al ¡°bello y limpio¡± carb¨®n de Pensilvania, as¨ª como los fogonazos de pol¨ªtica internacional y de inmigraci¨®n. Pero Trump evit¨® ahondar en el muro que prometi¨® levantar en la frontera mexicana y que tantos asistentes llevaban en su camiseta. Los dem¨®cratas, se limit¨® a decir, ¡°quieren destruir nuestras fronteras y que nos inunden las drogas y las bandas¡±.
A la salida los asistentes no parec¨ªan decepcionados. ¡°?Sabe cu¨¢ntas veces vino aqu¨ª Obama? Ninguna. ?Sabe cu¨¢ntas ha venido Trump? Dos. Y yo he venido a verle las dos¡±, dec¨ªa Mike, vecino de Erie de 50 a?os. ¡°Hoy ha sido tan bueno o mejor que hace dos a?os. Puede contar con mi voto porque ha cumplido las promesas que nos hizo¡±.
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