Vida y ascenso del capit¨¢n Bolsonaro
Hijo de un dentista sin t¨ªtulo, testarudo, pol¨¦mico e inteligente. Retrato del pol¨ªtico ultra que sali¨® de una ciudad peque?a de S?o Paulo y que ha ganado las elecciones en Brasil
Ambicioso, ultraderechista, mis¨®gino y nost¨¢lgico de la dictadura. El capit¨¢n retirado Jair Bolsonaro se ha convertido este domingo en presidente de Brasil tras la segunda ronda electoral. Un equipo de EL PA?S ha investigado la trayectoria del presidente electo: d¨®nde se crio, c¨®mo entr¨® en el Ej¨¦rcito y en el mundo de la pol¨ªtica, donde empez¨® de la nada y fue, poco a poco, hilando apoyos de sectores clave.
LA INFANCIA
Do?a Narcisa, de 63 a?os, se?ala la escuela de paredes azules. ¡°Fue ah¨ª¡±, cuenta. ¡°Est¨¢bamos todos los estudiantes ah¨ª cuando de repente: pum, pum pum¡±. Era el 8 de mayo de 1970. Carlos Lamarca, un guerrillero que luchaba contra la dictadura brasile?a (1964-1985), se refugi¨® en Eldorado, una ciudad de 15.000 habitantes situada a 180 kil¨®metros al sur de S?o Paulo. Hubo un tiroteo. Un polic¨ªa muerto. Carreteras cortadas, identificaciones masivas. Al final, el guerrillero consigui¨® huir y se llev¨® su lucha a otra parte. Pero aquel viernes qued¨® en la memoria de los habitantes de Eldorado. Impresion¨® a todos, sobre todo a los ni?os. Pero m¨¢s que a nadie, a un adolescente testarudo, ambicioso y larguirucho llamado Jair Bolsonaro.
Hasta ese d¨ªa, Jair, que ten¨ªa entonces 15 a?os, hab¨ªa destacado en el pueblo por su cabezoner¨ªa y su inteligencia. Tambi¨¦n por su facilidad para mezclarse con los otros chicos. Pero tras la visita del guerrillero, descubri¨® la capacidad del Ej¨¦rcito para organizar a la sociedad civil. Empez¨® a tener algo claro en la vida. ¡°Nos los dec¨ªa, a todo el mundo y todo el rato¡±, relata Narcisa. ¡°Iba a salir de Eldorado porque se iba a apuntar al Ej¨¦rcito¡±.
Los Bolsonaro hab¨ªan llegado a Eldorado liderados por el patriarca, Percy Geraldo Bolsonaro, tras deambular durante a?os por varios pueblos del Estado de S?o Paulo. El padre ejerc¨ªa de dentista sin t¨ªtulo m¨¦dico. As¨ª sosten¨ªa a su familia de seis hijos. Lleg¨® a ser c¨¦lebre en la ciudad. Ahora, el hijo de aquel dentista sin homologar se ha convertido en presidente de Brasil,? frente a su rival, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores. Tras su victoria, ser¨¢ el jefe del Estado m¨¢s pol¨¦mico de la reciente vida democr¨¢tica del gigante sudamericano.
Un examigo: ¡°Es un desequilibrado que no piensa antes de hablar¡±
Para cumplir su obsesi¨®n y entrar en el Ej¨¦rcito, el joven Bolsonaro necesitaba algo que no ten¨ªa: dinero y estudios. Para lo primero contaba con un socio: quien entonces era su mejor amigo, Gilmar Alves. ¡°Nos compramos una ca?a y nos pusimos a pescar para vender: todos los d¨ªas ¨ªbamos al r¨ªo, hiciera fr¨ªo o calor¡±, recuerda hoy Alves, con el pelo completamente canoso, sentado en una cafeter¨ªa de Registro, un pueblo cercano a Eldorado.
¡°Y mientras, estudi¨¢bamos. Ten¨ªamos que esforzarnos mucho porque en aquella ¨¦poca Eldorado no ten¨ªa buenos profesores: el de Historia te ense?aba Qu¨ªmica, sin saber mucho¡±, prosigue. ¡°Pero Jair es una de las personas m¨¢s obstinadas que he conocido. Estudiaba 24 horas al d¨ªa. Todo el mundo iba a los bailes de los clubes sociales y nosotros nos qued¨¢bamos empollando. Me dec¨ªa que me fuese al Ej¨¦rcito con ¨¦l, porque los presidentes eran todos militares y ¨¦l iba a ser presidente¡±.
El plan sali¨® bien. Gilmar lleg¨® a estudiar Agronom¨ªa en Curitiba, y Jair entr¨® en el Ej¨¦rcito. Durante a?os, los dos amigos mantuvieron el contacto. ¡°Me llamaba de vez en cuando para pedirme mi opini¨®n¡±, recuerda. ¡°Oye, ?qu¨¦ opinamos de la prostituci¨®n? ¡®Pues mira, Jair, es la profesi¨®n m¨¢s antigua del mundo y hay que apoyar a las trabajadoras. Hay que rechazar a los que explotan a la mujer¡¯. ¡®Ya, ya. Pero es que me estoy aproximando a los evang¨¦licos y no me conviene eso¡±.
La amistad acab¨® quebr¨¢ndose. En abril de 2015, cada vez m¨¢s convencido de que pod¨ªa llegar a presidente. Bolsonaro habl¨®, en una entrevista en televisi¨®n, de su amigo de la infancia. Tras d¨¦cadas de proferir bravuconadas hom¨®fobas y racistas, tal vez para contrarrestar, esta vez solt¨® algo diferente: ¡°Yo tengo un amigo gay, Gilmar, que vive en Registro¡±. Gilmar se qued¨® de piedra al o¨ªrlo. ¡°Yo no soy gay¡±, dice. A la supuesta revelaci¨®n le sucedi¨® una campa?a de acoso: por WhatsApp, en los bares, en la calle. ¡°All¨¢ donde fuera, alguien se me acercaba y me dec¨ªa con una sonrisa: ¡®Qu¨¦ bien escondido ten¨ªas eso, maric¨®n¡¯ o ¡®bueno, si el r¨ªo suena, algo habr¨¢¡¯. Le llam¨¦ para que me diese explicaciones¡±, recuerda Alves. ¡°Y me contest¨®: ¡®Pero si yo no te he llamado gay¡±. Gilmar tiene muy claro c¨®mo definir a su antiguo amigo: ¡°Es un desequilibrado, que no piensa antes de hablar. Primero habla y luego lo trata de arreglar. As¨ª quiere llegar a la presidencia, pero no de un sindicato, sino de un pa¨ªs. A m¨ª me mostr¨® algo que no conoc¨ªa de ¨¦l: que era un mentiroso¡±.
Eldorado ha cambiado en apariencia desde los a?os setenta. Donde hab¨ªa casas de barro y madera, ahora se levantan viviendas de hormig¨®n y ladrillo. Han surgido parab¨®licas sobre los tejados. Pero sigue siendo un peque?o trozo de urbe en mitad del bosque. La rutina es la misma: trabajar, el bar, la casa. Y los problemas tambi¨¦n: uno de ellos, como en el resto de Brasil, es la desigualdad. El due?o del mayor restaurante de la plaza es partidario de Bolsonaro; las empleadas de su cocina, negras, no. ¡°Si ese hombre gana, los primeros en sentirlo seremos nosotros¡±, explica Dit?o, un hombre gigante, negro, de gafas de metal. Est¨¢ en la plantaci¨®n de pl¨¢tanos que le da de comer. ¡°Los negros pobres estamos m¨¢s expuestos que nadie a la opresi¨®n militar. Yo ten¨ªa nueve a?os cuando comenz¨® la dictadura en 1964; un d¨ªa la polic¨ªa detuvo a mi padre porque s¨ª. Porque s¨ª. ?Sabes lo que hizo falta para que lo liberasen? Que fuese el due?o de la tierra que ¨¦l trabajaba. El blanco¡±.
EL MILITAR
Bolsonaro sali¨® de Eldorado para ingresar en una escuela de cadetes de la ciudad de Resende, en el Estado de R¨ªo de Janeiro, a final de los setenta. El pa¨ªs viv¨ªa la etapa m¨¢s sangrienta de su dictadura. Centenares de j¨®venes de izquierda que se opon¨ªan a los militares fueron torturados y asesinados. Y enterrados en fosas comunes. Muchos familiares a¨²n no han encontrado sus restos pese a haberlos buscado durante a?os. Se han sucedido las campa?as para buscarlos. En su despacho de diputado del Congreso, en 2009, Bolsonaro ten¨ªa un cartel en el que alud¨ªa despectivamente a una de esas campa?as: ¡°Los perros son los que buscan los huesos¡±.
Desde joven quiso entrar en el Ej¨¦rcito, en el que ingres¨® a finales de los a?os setenta
En sus tiempos de teniente biso?o, Bolsonaro ya daba pistas de su personalidad. Unos documentos publicados por el diario Folha de S. Paulo el a?o pasado muestran que, en los ochenta, los oficiales consideraban que el joven Bolsonaro ten¨ªa ¡°una excesiva ambici¨®n financiera y econ¨®mica¡±. Lo que le llev¨®, entre otras cosas, a buscar oro ilegalmente junto a otros militares bajo su mando.
Fue, sin embargo, otro episodio el que le dio a conocer. En 1986, con 31 a?os, escribi¨® un art¨ªculo en la revista Veja en el que se quejaba de los bajos sueldos de los militares, lo que, seg¨²n contaba, incentivaba a muchos cadetes a dejar la academia. Fue detenido por el texto, arrestado durante 15 d¨ªas y sufri¨® un proceso militar por indisciplina. Tambi¨¦n recibi¨® 150 telegramas de solidaridad de todo el pa¨ªs y el apoyo de oficiales y sus esposas.
Entusiasmado con ese apoyo, desarroll¨® un plan que revela su temperamento. Seg¨²n la misma revista, Veja, un grupo de oficiales del Ej¨¦rcito bajo su mando plane¨®, en 1987, la Operaci¨®n Beco Sem Sa¨ªda (callej¨®n sin salida), que consist¨ªa en explosionar bombas de baja potencia en cuarteles y academias militares para protestar por los bajos salarios. Se zanj¨® el tema discretamente. El Tribunal Militar absolvi¨® a Bolsonaro en 1988 de todas las acusaciones de indisciplina y deslealtad. ?l niega el episodio, aunque tuviera que dejar el Ej¨¦rcito con el rango de capit¨¢n. Fue entonces cuando se fij¨® en la pol¨ªtica.
EL PARLAMENTARIO
Aprovechando la fama adquirida por defender las causas de los militares, consigui¨® un acta de concejal por la ciudad de R¨ªo de Janeiro en las elecciones municipales de 1988. ¡°Ten¨ªa el respaldo de los rangos m¨¢s bajos, pero los generales en su mayor¨ªa eran contrarios a ¨¦l. Hoy se tiene la impresi¨®n de que siempre ha contado con el respaldo de todos. Pero muchos militares de alto rango le tildaban de oportunista. Cuando inici¨® su carrera pol¨ªtica muchos cuarteles prohib¨ªan su entrada¡±, explica un coronel bajo condici¨®n de anonimato.
Dos a?os despu¨¦s logr¨® ser elegido por primera vez para un cargo nacional, como diputado por R¨ªo para el Congreso brasile?o. Ah¨ª ha permanecido durante seis legislaturas. ¡°Siempre ha sido un pol¨ªtico individualista que consigue su cuota de popularidad gracias a su car¨¢cter peculiar¡±, asegura el polit¨®logo Eurico Figueiredo, director del Instituto de Estudios Estrat¨¦gicos de la Universidad Federal Fluminense (UFF). Se hicieron famosos muchos de sus discursos y algunas de sus entrevistas. En los noventa rechaz¨® las privatizaciones puestas en marcha por el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso y declar¨® que el entonces presidente ten¨ªa que haber sido fusilado por la dictadura. Repet¨ªa que el r¨¦gimen se hab¨ªa equivocado al no haber matado a m¨¢s de 30.000 personas y que solo una guerra civil, y no el voto, cambiar¨ªa algo en el pa¨ªs. Tambi¨¦n ha respaldado a grupos policiales violentos, defiende la pena de muerte, es partidario de la reducci¨®n de la edad penal y de que la poblaci¨®n se arme y asegura que est¨¢ dispuesto a abarrotar a¨²n m¨¢s las c¨¢rceles brasile?as.
El presidente electo dijo en televisi¨®n en 2015 que su mejor amigo de la infancia era gay sin serlo
Con todo, nunca destac¨® en Brasilia, capital del pa¨ªs, donde ha ejercido como diputado desde hace 28 a?os. Nunca figur¨® entre los cien principales parlamentarios brasile?os evaluados por instituciones independientes. De hecho, en todos sus a?os de diputado consigui¨® aprobar solo dos propuestas: una para aplicar el impuesto sobre los productos industrializados tambi¨¦n a los productos inform¨¢ticos y otra en la que autorizaba la utilizaci¨®n de una pastilla para curar el c¨¢ncer. Lo que en verdad le gustaba a Bolsonaro no era la oscura vida de un legislador parlamentario, sino la del pol¨ªtico amigo de pol¨¦micas.
Sus colegas raramente lo escuchaban. ?l mismo dec¨ªa que no ten¨ªa prestigio. Cuando disput¨® la presidencia de la C¨¢mara, en 2017, al actual presidente, Rodrigo Maia, de Dem¨®cratas (DEM), solo obtuvo cuatro votos de los m¨¢s de 500 en liza. ¡°Yo no soy nadie aqu¨ª. Nunca he tenido el honor de ser ni siquiera el vicel¨ªder de mi partido. No lo he tenido porque nunca me voy a alinear con las orientaciones partidistas¡±, afirm¨® en 2011 ante la C¨¢mara.
EL LOBO SOLITARIO
Era un lobo solitario que pas¨® por siete partidos diferentes ¡ªen Brasil la C¨¢mara se divide en m¨¢s de 30¡ª y, elecci¨®n tras elecci¨®n, se preocupaba casi exclusivamente de defender los intereses de los suyos. De los 190 proyectos de ley presentados por Bolsonaro, el 32% estaba relacionado con los militares, el 25% con la seguridad p¨²blica y solo tres con temas econ¨®micos, dos con la salud y uno con la educaci¨®n. Suele decir que, en todos estos a?os, ha sido m¨¢s importante evitar que se votaran ciertas medidas que conseguir ganar sus batallas. Ah¨ª mezcla lo verdadero y lo falso. Entre esto ¨²ltimo, cita el kit gay, que ¨¦l considera un intento para estimular la homosexualidad que en realidad era un proyecto de Haddad ¡ªentonces ministro de Educaci¨®n¡ª para luchar contra la homofobia en las escuelas, finalmente abortado por la presi¨®n de la Iglesia evang¨¦lica. ¡°Si un chico tiene un desv¨ªo de conducta cuando es joven, hay que volverlo a poner en el buen camino, aunque sea con unos bofetones¡±, dijo en 2010.
Pas¨® por loco, por histri¨®nico, un militar tomado a broma en plena democracia. Sin embargo, la virulencia de sus discursos antiguos es la misma que la de ahora. Propuso en plena campa?a el fusilamiento de los militantes del Partido de los Trabajadores (PT). A?os antes insult¨® a una diputada del PT asegurando que no merec¨ªa ser violada por fea. Ha llegado a afirmar que es partidario de la implantaci¨®n de un sistema de control de natalidad para la poblaci¨®n pobre. ¡°No podemos convivir con esta tasa de natalidad. Es algo que, l¨®gicamente, beneficia a los Gobiernos corruptos y populistas: hay m¨¢s ciudadanos que ayudan a que se perpet¨²en¡±.
Su participaci¨®n en comisiones parlamentarias ha sido casi nula. Pero su presencia en el pleno est¨¢ por encima de la media. En las ¨²ltimas cuatro legislaturas estuvo por lo menos en el 90% de las sesiones. Su despacho es una oda a los militares. Hay im¨¢genes de los dictadores del periodo 1964-1985 y, en los ¨²ltimos a?os, se ha convertido en una especie de atracci¨®n tur¨ªstica en Brasilia. No es raro encontrar admiradores haciendo cola solo para sacarse un selfie con el parlamentario ¡ªpreferentemente haciendo el gesto de disparar con las manos¡ª o con su nombre escrito en la puerta.
El 32% de sus proyectos de ley estaban relacionados con los militares
Intenta pasar por un elemento ajeno a la pol¨ªtica, por alguien que no goza de padrinos ni acoge protegidos. Sin embargo, tres de sus cinco hijos han sido elegidos para cargos legislativos: Fl¨¢vio Bolsonaro es diputado estatal y senador por R¨ªo de Janeiro con votaci¨®n masiva. Eduardo Bolsonaro ha sido reelegido diputado federal por S?o Paulo. Y Carlos es concejal de R¨ªo de Janeiro.
En las elecciones presidenciales de 2010 y de 2014 Bolsonaro ya lleg¨® a pensar en presentarse, con un discurso anticorrupci¨®n y anti-PT. Nunca ha figurado entre los pol¨ªticos implicados en los grandes esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que han sacudido Brasil en los ¨²ltimos a?os. Cuando le gritan hom¨®fobo, mis¨®gino, machista o fascista, responde de manera brusca: ¡°?Ll¨¢mame corrupto!¡±.
Ha defendido un sistema de control de natalidad para la poblaci¨®n pobre
Pero entonces no encontr¨® ning¨²n partido que lo admitiera. Se content¨® con presentarse una vez m¨¢s para un esca?o en la C¨¢mara de los Diputados. Al d¨ªa siguiente de su elecci¨®n, en 2014, analiz¨® la composici¨®n del Congreso Nacional y not¨® que el conservadurismo hab¨ªa avanzado. Los representantes de la bancada BBB (bala, buey y Biblia, es decir, los que abogan por una despenalizaci¨®n de las armas y que centran sus discursos en la seguridad, los que representan a los terratenientes y ganaderos, y los diputados religiosos evang¨¦licos). Era el momento de aproximarse m¨¢s a ellos. A pesar de ser cat¨®lico, volvi¨® a juntarse con los evang¨¦licos, se afili¨® al Partido Social Cristiano y fue bautizado por un pastor en Israel.
El a?o pasado cambi¨® de partido otra vez. Se integr¨® en el Partido Social Liberal, una formaci¨®n peque?a y casi desconocida hasta ese momento. Ocup¨® los puestos clave y se reserv¨® el control del dinero y de las subvenciones. En la primera reuni¨®n en su casa, en diciembre de 2016, hab¨ªa diez colegas. En la ¨²ltima, en abril de este a?o, un centenar. ¡°Los diputados esperaban en la acera para poder entrar¡±, afirm¨® un diputado del DEM que entr¨® en el grupo en la ¨²ltima reuni¨®n.
LA IGLESIA
Haberse casado tres veces y tener hijos de esos tres matrimonios distintos no le ha impedido ensalzar siempre el modelo de familia tradicional y su moralidad ultraconservadora para hacerse con el crucial apoyo de los votantes evang¨¦licos. Sabe de qu¨¦ habla. Sabe c¨®mo hablarles. En 2006, en plena efervescencia de la era Lula, cuando la econom¨ªa del pa¨ªs crec¨ªa bajo el Gobierno del que lleg¨® a ser el presidente m¨¢s popular de Brasil, un desalentado Bolsonaro conversaba en los pasillos del Congreso con un senador evang¨¦lico, Magno Malta. Ambos lamentaban la aprobaci¨®n de lo que se conoci¨® como ley antihomofobia, que establec¨ªa penas para quien discriminase a alguien por su orientaci¨®n sexual. ¡°No nos queda otra, vamos a tener que crear una candidatura¡±, pactaron los dos en aquel pasillo. All¨ª naci¨® la idea de una candidatura y de un eslogan que hoy utiliza el excapit¨¢n: ¡°Brasil por encima de todo. Dios por encima de todos¡±.
Pese a ser cat¨®lico, volvi¨® a juntarse a los evang¨¦licos y se bautiz¨® en Israel
Entonces estaban casi solos. Pero conforme la candidatura de Bolsonaro se consolidaba, acab¨® atrayendo a casi todos los l¨ªderes religiosos. El fen¨®meno bola de nieve tom¨® forma. El mundo econ¨®mico decidi¨® inclinarse de su lado seg¨²n las encuestas engordaban. Y los empresarios que antes se apartaban de ¨¦l por encontrarle chabacano y vulgar, han decidido cruzar la l¨ªnea animados por el Gobierno liberal y las bajadas de impuestos que promete. Los mercados tambi¨¦n le hicieron campa?a: la Bolsa de S?o Paulo sub¨ªa a cada sondeo ganador.
Meyer Nigri, due?o de la constructora Tecnisa, fue uno de los primeros empresarios que declar¨® su apoyo, en febrero. Justific¨® que exist¨ªan cinco razones: era honesto, no era de izquierdas, entend¨ªa de seguridad p¨²blica, estaba bien asesorado y su acercamiento a Israel. Otro empresario que se uni¨® a ¨¦l es el controvertido Luciano Hang, due?o de una red de tiendas, investigado por aparecer en un v¨ªdeo reunido con sus empleados advirti¨¦ndoles de que si ganaba el PT cerrar¨ªa. Folha de S. Paulo asegura que Hang ha comprado servicios digitales para distribuir masivamente mensajes falsos a trav¨¦s de WhatsApp en contra del PT.
EL REY DE FACEBOOK
Bolsonaro es el rey de las redes sociales en un pa¨ªs adicto a ellas. Tiene siete millones de seguidores en Facebook, el doble de los que re¨²ne, por ejemplo, el centenario peri¨®dico O Estado de S. Paulo (3,7 millones de seguidores). Su campa?a ha discurrido en buena medida por WhatsApp. El 66% de los electores brasile?os consume y comparte noticias y v¨ªdeos sobre pol¨ªtica por medio de esta red. Muchos contratan planes de telefon¨ªa m¨®vil que incluyen solo el servicio de mensajes. Reciben la noticia, pero no hay Internet para contrastarla. Muchos expertos coinciden en que no hay nada que encaje tan bien con los algoritmos de las redes sociales como el tribalismo, el radicalismo y el histrionismo. El estilo bravuc¨®n que Bolsonaro ha practicado a lo largo de su vida ha encontrado el camino de expandirse. El larguirucho adolescente fascinado por los militares que tomaron su pueblo ha triunfado y se ha convertido en el hombre m¨¢s importante de su pa¨ªs. Su victoria ha pasado por ah¨ª. Por indignarse ante todos por los monstruos que ¨¦l mismo se inventa.
Informaci¨®n elaborada por Afonso Benites, Felipe Betim, Fernanda Becker, Regiane de Oliveira, Talita Bedinelli y Tom C. Avenda?o.