El mayor delirio que se vive hoy en Brasil es el de la ¡°normalidad¡±
Un mensaje a los indecisos, a los que se anulan, a los que prefieren no votar
"Distopia simulada". Esta fue la expresi¨®n que utiliz¨® Luis Felipe Salom?o, magistrado del Superior Tribunal Electoral, para justificar la prohibici¨®n del programa del candidato a la presidencia Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), donde se mostraba la apolog¨ªa de Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), de la tortura y los torturadores. El programa de Haddad, al mostrar lo que Bolsonaro dice y hace, en las palabras del magistrado, "puede crear, en la opini¨®n p¨²blica, estados pasionales con potencial para incitar a comportamientos violentos". Para el magistrado, el problema no es lo que Bolsonaro dice y hace, sino que las personas puedan escuchar lo que dice y ver lo que hace. Y posicionarse a partir de lo que efectivamente dice y hace. O sea, posicionarse a partir de la realidad de los hechos.
El problema del magistrado es que los electores puedan pensar algo l¨®gico como: "No puedo votar a un hombre que defiende la tortura y considera h¨¦roe a un torturador que colocaba cables pelados en la vagina de las mujeres y despu¨¦s llevaba a sus hijos peque?os para que vieran a su madre desnuda, meada y vomitada". No, el magistrado entendi¨® que ten¨ªa que vetar la realidad factual para que los electores, al conocer los hechos, no tengan la extra?a reacci¨®n de pensar sobre ellos.
El riesgo de la violencia, para el magistrado, estar¨ªa en los que sienten miedo, no en los que provocan miedo. Pensar que Brasil casi seguramente elegir¨¢ a un hombre que defiende la tortura y considera que Carlos Alberto Brilhante Ustra es un h¨¦roe podr¨ªa asustar a la poblaci¨®n. Y el magistrado cree que no hay motivo para que la poblaci¨®n se asuste.
Lo que vale es la autoverdad del magistrado, lo que ha escogido que es real y lo que ha escogido que es "simulado". La verdad, al igual que la realidad, se ha convertido en una elecci¨®n personal.
Son unas elecciones en que un candidato tiene un proyecto democr¨¢tico y el otro niega la propia democracia
Estamos jodidos. No solo porque un magistrado del TSE dice que es simulado lo que es real, sino porque este ha sido el comportamiento de una gran parte de las instituciones y tambi¨¦n de la prensa. En Brasil, se simula que la distop¨ªa no es real. Y se hace simulando que estas elecciones son "normales", que son unas elecciones entre dos proyectos distintos, pero igualmente leg¨ªtimos.
No lo son.
Son unas elecciones en que un candidato, Fernando Haddad, por m¨¢s reservas que se pueda tener hacia ¨¦l y su partido, tiene un proyecto democr¨¢tico, y el otro candidato, Jair Bolsonaro, niega la democracia.
?Es extra?o disputar unas elecciones y, a la vez, negar la democracia? Lo es. Esta es una de las contradicciones de la democracia, y se ha expresado varias veces a lo largo de la historia y se expresa con mucha fuerza en los d¨ªas actuales, con ejemplos como Rodrigo Duterte, en las Filipinas, y Recep Tayyip Erdogan, en Turqu¨ªa.
En Brasil, una gran parte de los que deber¨ªan servir como referencia, tanto instituciones como individuos, por varias razones no han mostrado estar a la altura del momento de extrema gravedad que se vive. Otros prefieren no arriesgarse a provocar la furia de los seguidores de Bolsonaro, a que los persiga el hombre que tendr¨¢ toda la m¨¢quina del Estado en sus manos ma?ana. Solo lo har¨¢n cuando ya sea imposible no hacerlo, con el menor coste posible.
Eso significa que usted, nosotros, estamos solos en este momento. Dependemos de las alianzas que consigamos hacer para resistir a lo que vendr¨¢ y seguir luchando por la democracia. Bolsonaro ya dijo, el pasado domingo, que los que no vivan seg¨²n sus preceptos, "se marchan (de Brasil) o van a la c¨¢rcel". Exactamente lo que sucedi¨® en la dictadura civil y militar (1964-1985), que ¨¦l tanto exalta.
Bolsonaro denomina a gente como usted y como yo, que luchamos por los derechos humanos, por la igualdad y por el medio ambiente, "comunistas". Como en Brasil las palabras se han vaciado de sentido, se le puede llamar a cualquier cosa, incluso mi l¨¢mpara, "comunista". El comunismo, que ya no tiene ninguna relevancia en el mundo, solo sobrevive en boca de gente como Bolsonaro.
En el gobierno autoritario anunciado por Bolsonaro, quien tiene el poder y tendr¨¢ el aparato de represi¨®n en sus manos puede decir qu¨¦ somos usted y yo
Pero, al igual que un magistrado puede decir qu¨¦ es real y qu¨¦ es simulado, Bolsonaro tambi¨¦n puede decir que usted y yo somos "comunistas". Quien tiene el poder y tendr¨¢ el aparato de represi¨®n en sus manos puede decir qu¨¦ somos usted y yo. La verdad, en un gobierno autoritario, pasa a ser de aquel que tiene el arma en la mano para imponerla. Y, entonces, como Bolsonaro ya anunci¨® el pasado domingo: "Expulsaremos a marginales rojos de nuestra patria". Y a?adi¨®: "Ser¨¢ una limpieza nunca vista en la historia de Brasil".
Esta es la candidatura que se trata como opci¨®n democr¨¢tica, en unas elecciones que se tratan como "normales".
?La historia se est¨¢ repitiendo? S¨ª. Y no.
Porque es la historia que se repite sin tener que poner los tanques en la calle, es la historia que se repite por el voto de la mayor¨ªa de los electores brasile?os. Y, s¨ª, hay que decirlo, por la omisi¨®n de los que votan nulo, en blanco o se abstienen de votar. As¨ª, es la historia que se repite de una manera mucho peor.
Lo ¨²nico que simulan, en este momento, gran parte de las instituciones y de la prensa es la normalidad
Quiero decir claramente que, s¨ª, hay que tener mucho miedo. Es mentalmente sano tener miedo cuando un hombre como Bolsonaro casi seguramente tendr¨¢ el poder en Brasil. Lo ¨²nico que simulan, en este momento, gran parte de las instituciones y de la prensa es la normalidad. No hay ni un ¨¢pice de normalidad democr¨¢tica en lo que estamos viviendo. Ni un ¨¢pice. Bolsonaro no es un dem¨®crata. No es necesario que yo y otros tantos digamos de nuevo qui¨¦n es. ?l mismo lo dice. Todo el rato. Solo hace falta escuchar.
Adem¨¢s del delirio colectivo de normalidad, tambi¨¦n es enloquecedora la frase recurrente de algunos: "Ah, pero no va hacer nada de eso". "Eso" son todas las atrocidades que profiere desde hace a?os y tambi¨¦n en esta campa?a. Todas las atrocidades que dijo el pasado domingo. ?Por qu¨¦ Bolsonaro no har¨ªa lo que dice que har¨¢ y no ser¨ªa lo que es? ?Hay alguna raz¨®n l¨®gica? ?Tiene un poco de sentido dudar de lo que ¨¦l ya ha dicho que har¨¢, como esa "limpieza" en el pa¨ªs, en la que trata a una parte de la poblaci¨®n como basura que deber¨¢ exiliarse o ir a la c¨¢rcel?
Entre los muchos absurdos que Bolsonaro dijo el pasado domingo, est¨¢ el siguiente: "Brasil ser¨¢ respetado. Brasil ya no ser¨¢ motivo de burla en el mundo". Bolsonaro delira porque sabe que puede delirar cuanto quiera. Sabe que puede crear su propia verdad.
Bolsonaro ya ha convertido a Brasil en una verg¨¹enza planetaria
La prensa internacional trata a Bolsonaro como el horror que efectivamente es. Brasil se ha convertido en el estupor del mundo. En cualquier pa¨ªs donde se vaya, la gente pregunta c¨®mo es posible que los brasile?os sean capaces de elegir a un hombre como Bolsonaro. Nos hemos convertido en una verg¨¹enza planetaria. Y, si alguien cree que la crisis econ¨®mica la resolver¨¢ un hombre con las acreditaciones de Bolsonaro, no est¨¢ prestando atenci¨®n a las se?ales. Bolsonaro es un bochorno de proporciones continentales.
No es de hoy que Brasil parece vivir en permanente delirio. Pero, en este momento, el delirio ha alcanzado una dimensi¨®n sin precedentes. ?Personas que afirman y escriben que no hay riesgo de que se establezca un gobierno autoritario? ?Columnistas que dicen que las instituciones en Brasil son fuertes y que el sistema de pesos y contrapesos funcionar¨¢? ?En qu¨¦ pa¨ªs viven estas personas?
No en el m¨ªo ni en el suyo. No en el pa¨ªs en que Bolsonaro hace apolog¨ªa a la tortura y a los torturadores, que dice que va a arrestar, expulsar y "limpiar", y ninguna instituci¨®n se lo impide. No en el pa¨ªs en que Marielle Franco fue asesinada y donde ninguna instituci¨®n tiene la suficiente fuerza para nombrar y juzgar a los asesinos y a los que mandaron matarla. No en el pa¨ªs en que el presidente del Supremo Tribunal Federal, Dias Toffoli, ya se somete a los militares por voluntad propia, al falsificar la historia diciendo que la dictadura no fue dictadura, sino un "movimiento".
La vida del pa¨ªs no sucede en salas protegidas. Solo la probabilidad de que Bolsonaro salga elegido ya crea v¨ªctimas en todo Brasil. Negros, mujeres, la comunidad LGBTQ. Las minor¨ªas, que Bolsonaro dice que tienen que "doblegarse a las mayor¨ªas o desaparecer", han sido amenazadas en los espacios p¨²blicos. "Despu¨¦s del d¨ªa 28, vas a ver" si puedes andar as¨ª, vestirte as¨ª, ser as¨ª... es el tono de las amenazas verbales, cuando no se convierten en amenazas f¨ªsicas tambi¨¦n. Hay mucha gente, en este momento, que no sabe c¨®mo pondr¨¢ su cuerpo en la calle tras una victoria de Bolsonaro. Con miedo. Con miedo sano.
El horror ya ha calado en los huesos de Brasil porque las instituciones son d¨¦biles, las autoridades incapaces y parte de la elite cree en el delirio de la "normalidad"
En la Amazonia, donde todo sucede primero, la violencia se ha recrudecido. Se han quemado coches de inspectores del Instituto Brasile?o del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama), se ha incendiado el puente de la ¨²nica carretera por donde los trabajadores del Instituto Chico Mendes para la Conservaci¨®n de la Biodiversidad pod¨ªan acceder a una acci¨®n para combatir la deforestaci¨®n. La violencia contra los ¨®rganos gubernamentales reverbera la declaraci¨®n de Bolsonaro de que acabar¨ªa con la "industria de las multas". "Vamos a poner un punto final en todos los activismos de Brasil. Vamos a sacar el Estado del cogote de los productores", prometi¨®, refiri¨¦ndose a los ¨®rganos que protegen el medio ambiente. ?ntimamente relacionado con la bancada ruralista, Bolsonaro ya ha dejado claro que quiere abrir la Amazonia, incluyendo las ¨¢reas protegidas, a la soja, la ganader¨ªa y la extracci¨®n mineral. Tambi¨¦n tiene una ri?a personal con el Ibama, porque lo multaron por pescar en un ¨¢rea prohibida, dentro de una unidad de conservaci¨®n. Y nunca pag¨® la multa a las arcas del Estado.
?No existe riesgo de que se instale el horror? El horror ya ha calado en los huesos de Brasil. Ya estamos viviendo el horror, exactamente porque las instituciones son d¨¦biles, las autoridades incapaces y la parte supuestamente m¨¢s l¨²cida de la elite prefiere creer en el delirio de la normalidad.
No es lo que va a suceder. O lo que puede suceder. Es lo que ya est¨¢ sucediendo.
La reacci¨®n de la mayor¨ªa de los candidatos derrotados en la primera vuelta es una prueba m¨¢s de la fragilidad de la democracia brasile?a. Ciro Gomes, Marina Silva y Geraldo Alckmin se han avergonzado a s¨ª mismos y han traicionado la confianza de sus electores. Apoyar el ¨²nico proyecto democr¨¢tico de la segunda vuelta deber¨ªa ser un imperativo ¨¦tico, no una opci¨®n. Como pol¨ªticos y ciudadanos, deber¨ªan haber hecho campa?a desde el d¨ªa posterior a la primera vuelta, lado a lado. Heridas, disputas, c¨¢lculos, todo eso deber¨ªa aparcarse ante el riesgo de que Bolsonaro salga elegido el domingo.
Los principales pol¨ªticos del pa¨ªs, que podr¨ªan y deber¨ªan mostrar grandeza, han revelado tr¨¢gicamente que no estaban a la altura del momento hist¨®rico. Fernando Henrique Cardoso ha echado a pique su propia biograf¨ªa. Brasil se ha descubierto al borde del abismo sin un ¨²nico estadista. Ni siquiera un ¨²nico pol¨ªtico expresivo ha sido capaz de anteponer las necesidades del pa¨ªs a las suyas. Parecen todos adultos infantilizados, disfrazando su rencor y sus puyazos con palabras sofisticadas.
Jair Bolsonaro ser¨¢ el bravuc¨®n del colegio con un ej¨¦rcito y todo el aparato de represi¨®n, especialmente las Polic¨ªas Militares de los estados, ador¨¢ndolo como a un "mito"
Brasil est¨¢ viviendo uno de los momentos m¨¢s graves de su historia. Jair Bolsonaro es todo lo que sabemos que es y tambi¨¦n un hombre incapaz de controlarse. Es casi seguro que este hombre que no se controla comande el pa¨ªs. Jair Bolsonaro no consigue controlarse y fingir que es un dem¨®crata ni siquiera en la c¨®moda posici¨®n de encabezar los sondeos. Es f¨¢cil imaginar qu¨¦ har¨¢ con el poder presidencial. El pr¨®ximo presidente podr¨¢ ser un descontrolado lleno de odio en un pa¨ªs ya devastado por varias crisis. Jair Bolsonaro ser¨¢ el bravuc¨®n del colegio con un ej¨¦rcito y todo el aparato de represi¨®n, especialmente las polic¨ªas militares de los estados, ador¨¢ndolo como a un "mito".
Hay algo que Brasil ya ha perdido. Y que le va a costar mucho recuperar. Con Bolsonaro o sin Bolsonaro, hemos descubierto que vivimos en un pa¨ªs en que la mayor¨ªa de los brasile?os cree que es posible votar a un hombre como Bolsonaro. Sin ning¨²n drama de consciencia, transigen con todo el odio que produce, son c¨®mplices del deseo de exterminar a aquellos que son diferentes, aprecian las amenazas y las ¨ªnfulas de poder, exaltan la ignorancia y la brutalidad.
Por lo que Brasil ya ha perdido, la gravedad de este momento tal vez sea mayor de lo que se perfilaba en el golpe de Estado de 1964 y en el AI-5 (Acto Institucional n¨²mero 5, que suspendi¨® varias garant¨ªas constitucionales) en 1968. Esta vez, existe el apoyo expl¨ªcito de una parte significativa de los brasile?os al proyecto autoritario. Un apoyo expl¨ªcito por el voto. Una parte de los seguidores de Bolsonaro ya ha decidido agradar al "mito" perpetrando actos de violencia en las calles. Claramente estimulados e incitados por sus discursos de odio y de expulsi¨®n de parte de la poblaci¨®n, en la que estamos yo y quiz¨¢ usted, han decidido reventar y oprimir ellos mismos. As¨ª que, esta vez, la violencia puede venir de cualquier lugar. Incluso del vecino.
Hay algo que Brasil ya ha perdido. Pero las elecciones todav¨ªa no est¨¢n totalmente perdidas.
Los que siguen mis art¨ªculos de opini¨®n saben que soy muy cr¨ªtica con el gobierno del PT. Critico al PT desde antes de que la mayor¨ªa criticara al PT. Sin dejar de reconocer sus aciertos, critico al PT por varias razones y porque cubro, como reportera, el proceso de construcci¨®n de la hidroel¨¦ctrica Belo Monte, en el r¨ªo Xing¨², un crimen que manchar¨¢ para siempre las biograf¨ªas de Lula y Dilma Rousseff. Y que seguir¨¦ documentando. Puedo afirmar que he hecho algunas de las cr¨ªticas m¨¢s duras al partido, a Lula y a Dilma Rousseff, cr¨ªticas que considero justas y basadas en hechos comprobados e investigados. Todo lo que he escrito en los ¨²ltimos a?os est¨¢ en internet para quien quiera leerlo.
Para m¨ª, no es f¨¢cil votar al PT. Para m¨ª, tampoco es f¨¢cil exponer mi voto. Es la primera vez que lo hago p¨²blicamente. Y lo hago porque entiendo la gravedad de este momento hist¨®rico. Lo hago porque entiendo que este voto no es para un candidato o partido. Es un voto contra la opresi¨®n, un voto en defensa de todo aquello por lo que he luchado toda mi vida, un voto en defensa de todos los principios que me convirtieron en periodista.
En momentos l¨ªmite como el que vivimos, cada uno de nosotros tiene que hacer elecciones dif¨ªciles, elecciones en que siempre se pierde mucho. Nac¨ª y crec¨ª en la dictadura que Bolsonaro exalta y me inici¨¦ en el periodismo con la redemocratizaci¨®n. Siempre me he preguntado si ser¨ªa capaz de sustentar mis principios, a pesar de todos los riesgos, en el caso de que el pa¨ªs pudiera, otra vez, ser oprimido por un r¨¦gimen de excepci¨®n. Lo hac¨ªa como ejercicio mental, pero nunca supuse que llegar¨ªamos a este punto de nuevo, y con todav¨ªa m¨¢s gravedad. Creo que el haber conquistado una voz durante 30 a?os de periodismo me confiere una responsabilidad. Y espero estar a la altura de esta responsabilidad.
Votar en blanco, anular el voto o dejar de votar no es una posici¨®n en este momento, sino una omisi¨®n. Y la omisi¨®n es un tipo de acci¨®n
Quien sigue esta columna de opini¨®n sabe que suelo defender que votar en blanco, anular el voto o abstenerse es una posici¨®n. Creo que el "voto ¨²til" o el "voto cr¨ªtico" tambi¨¦n nos han tra¨ªdo hasta este momento dram¨¢tico. Sigo creyendo que anular el voto, votar en blanco o no votar es una posici¨®n pol¨ªtica leg¨ªtima cuando se trata de dos proyectos dentro de la democracia.
Pero tengo la convicci¨®n de que, en este momento, cuando lo que est¨¢ en juego es la propia democracia ¡ªporque el proyecto de Jair Bolsonaro niega los fundamentos democr¨¢ticos¡ª, votar en blanco, anular el voto o no votar est¨¢ fuera del campo de las posibilidades. Votar en blanco, anular el voto o dejar de votar no es una posici¨®n en este momento, sino una omisi¨®n. Y la omisi¨®n es un tipo de acci¨®n. En este momento, el peor tipo de acci¨®n posible.
No tengo nada m¨¢s que decir a alguien que vota a un hombre que hace apolog¨ªa a la tortura y a los torturadores, que incita al odio y que quiere acabar con una parte de la poblaci¨®n brasile?a. Mis palabras nunca llegar¨¢n a los que creen que es posible tener a un presidente como Jair Bolsonaro. Pero quiz¨¢ mis palabras puedan llegar a los que odian al PT. Y puedan entender, como yo misma tuve que entender, que este no es un voto al PT. Y que este voto, aunque no sea al candidato y al partido que desear¨ªamos, quiz¨¢ sea el voto m¨¢s importante desde que recuperamos el derecho a votar. Es un voto por los principios de la humanidad, es un voto por la vida de los m¨¢s fr¨¢giles, es un voto por seguir existiendo en este pa¨ªs.
Yo aprendo con las personas a las que escucho. Y he escogido escuchar como reportera a las personas m¨¢s fr¨¢giles. Y tambi¨¦n a las personas m¨¢s fr¨¢giles que resisten. Si para m¨ª era extremamente dif¨ªcil votar al PT, y no lo vot¨¦ en la primera vuelta, ?c¨®mo lo ser¨ªa para aquellos a quienes la pol¨ªtica del PT para la Amazonia les destroz¨® la vida?
Si ellos son capaces de superar todo el sufrimiento para hacer lo que est¨¢ bien, usted y yo tambi¨¦n podemos
Les pregunt¨¦ a tres ribeirinhos (ribere?os) del r¨ªo Xing¨², expulsados de sus tierras por la hidroel¨¦ctrica Belo Monte, c¨®mo votar¨ªan y c¨®mo se sent¨ªan al respecto. A los tres les ahogaron las tierras o islas, dos enfermaron seriamente, a uno le quemaron la casa con todo dentro, otro no consigui¨® ni siquiera impedir que los huesos de su padre se sumergieran y desaparecieran para siempre, todos perdieron la vida que conoc¨ªan y amaban, al igual que la propia posibilidad de sobrevivir. De hombres y mujeres de la selva se convirtieron en pobres urbanos en una de las ciudades m¨¢s violentas de Brasil. Se convirtieron en refugiados en su propio pa¨ªs, destituidos de todo, hasta de su propia identidad.
Los tres me dijeron, sin vacilar, que votar¨ªan contra Bolsonaro. Ellos entienden que algo mayor que su propia vida est¨¢ en juego. Si estas personas, que lo han perdido todo por una obra de Lula y Dilma Rousseff, son capaces de entender el momento hist¨®rico que vive Brasil y superar todo su sufrimiento y su justa indignaci¨®n para hacer lo que est¨¢ bien, entiendo que yo tambi¨¦n puedo. Y creo que usted tambi¨¦n.
Es de uno de ellos la frase que me inspira:
¡ª?Voy a votar al PT para que arreglen la mierda que hicieron!
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes ¨C o Avesso da Lenda, A Vida Que Ningu¨¦m v¨º, O Olho da Rua, A Menina Quebrada, Meus Desacontecimentos, y de la novela Uma Duas. Sitio web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum. Facebook:@brumelianebrum
Traducci¨®n: Meritxell Almarza
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