Al filo del agua
Tendremos que resignarnos a una lamentable situaci¨®n de horror, odio y desolaci¨®n impredecible con que se inundar¨¢ la pantalla de los pr¨®ximos d¨ªas
El gui¨®n ideal: un presidente inexistente que languidece lentamente en un sopor de irremediable imbecilidad y un presidente electo que boga entre la demagogia y la posible construcci¨®n de una democracia; dos Papas en Roma y dos reyes de Espa?a. Exterior, mediod¨ªa nublado, por el cambio clim¨¢tico flota hacia Irlanda un iceberg perfectamente rectangular en cuyo centro se encuentra un explorador de tiempos pasados que agita desesperadamente los brazos envueltos en pieles de morsa.
Corte a: una caravana de incontenible hartazgo avanza lentamente hacia la frontera de Estados Unidos con M¨¦xico; miles de norteamericanos enfurecidos por el racismo y fascismo que enarbola el Monstruo de la Piel Naranja que eligieron equivocadamente para presidente de su pa¨ªs. Todas las agencias de noticias ¨Cmenos FOX-NEWS¡ªse encargan de cubrir el ins¨®lito evento que inunda las carreteras de Oklahoma y Arkansas, m¨¢s la infinita di¨¢spora que huye de Nueva York al tiempo que en Washington D. C. se re¨²ne una manifestaci¨®n multitudinaria, poliracial, ecum¨¦nica, feminista, humanista, incluyente, buena onda, new age, proletaria y milenaria con el ¨²nico fin de sacar en andas, hasta la orilla del r¨ªo Potomac, al encopetado villano que intent¨® convencer al mundo entero de las bondades de la mentira.
La pel¨ªcula lleva de fondo una m¨²sica ligera de guitarras ac¨²sticas y un mural r¨ªtmico de percusiones variadas que obedecen a una batucada que se eleva desde el coraz¨®n del Amazonas y que han marcado el prodigioso instante en que se evapor¨® por obra de gracia la nefanda figura de un ominoso l¨ªder, herido de vientre, que pretend¨ªa convertir a Brasil en escenario de su¨¢sticas. Corte a: diversas escenas de parejas que se besan y tomas variadas donde la c¨¢mara enfoca el vuelo de diversos tipos de aves y la cara enigm¨¢tica de una jirafa reci¨¦n nacida.
Lamentablemente, no hay manera de producir la mentada pel¨ªcula y, con los mismo ingredientes con los que se ha m¨¢s o menos adelantado el gui¨®n, tendremos que resignarnos a la tercera llamada, al filo del agua, de una lamentable situaci¨®n de horror, odio y desolaci¨®n impredecible con que se inundar¨¢ la pantalla de los pr¨®ximos d¨ªas, si no d¨¦cada, en este inmenso cine donde no son gratas ni las palomitas.
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