Honduras rota

San Pedro Sula, segunda ciudad de Honduras, sede de alguna de las grandes fortunas del pa¨ªs de apellidos sirio o liban¨¦s, pero tambi¨¦n de los barrios m¨¢s peligrosos del continente, sigue estupefacta ante la caravana que sali¨® un mi¨¦rcoles de octubre de su estaci¨®n de autob¨²s. No por la sorpresa, sino por no haberse enterado a tiempo.

Cuando pasaron los noticieros y comenzaron a comentar en voz alta lo que al principio era un rumor, muchos descubrieron entonces la cantidad de gente conocida que viaja en la caravana que avanza por M¨¦xico: el joven que vend¨ªa pel¨ªculas pirata frente al bar Popeye, el taxista que estaciona junto a la catedral, el mesero que atend¨ªa Pacific... Otros, como Andr¨¦s Hern¨¢ndez, peluquero en una barber¨ªa cercana a la plaza central, lamentan no haberse enterado antes. Siente que se le escap¨® la mejor oportunidad de salir del pa¨ªs y conseguir papeles en M¨¦xico o Estados Unidos.

En 2009 un golpe de Estado en Honduras apart¨® de la presidencia a Manuel Zelaya, expulsado por la noche y en pijama a Costa Rica. Poco a poco el clamor popular se fue apagando y la derecha gan¨® dos elecciones m¨¢s. Las ¨²ltimas, hace un a?o, permitieron al presidente Juan Orlando Hern¨¢ndez reelegirse en el poder en medio de denuncias de fraude y fuertes protestas en la calle que dejaron decenas de muertos y heridos. Incluso la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) pidi¨® nuevas elecciones. Nuevamente poco a poco los disturbios se fueron apagando y el candidato derrotado, Salvador Nasralla, acced¨ªa a sentarse en una mesa de di¨¢logo con el mandatario.

En aquel remoto golpe de Estado mal cerrado de hace nueve a?os est¨¢ gran parte de la ra¨ªz de un problema que se prolonga hoy, admite en la eucarist¨ªa de la catedral monse?or ?ngel Garachana, Obispo de San Pedro Sula, poco antes de oficiar misa de seis. Durante su homil¨ªa, dedica unas palabras de aliento a los ¡°hermanos migrantes que se enfrentan a los riesgos del camino¡±.

A la violencia y la pobreza, Honduras suma tambi¨¦n la crisis pol¨ªtica que vive y que ha tensado la situaci¨®n de un pa¨ªs tradicionalmente pac¨ªfico, que se mantuvo relativamente ajeno a la violencia de las guerras centroamericanas en los a?os ochenta y noventa. Con nueve millones de habitantes, Honduras es tambi¨¦n estos d¨ªas un pa¨ªs humillado desde que ocupa las portadas de la prensa mundial porque miles de personas se han unido para caminar y gritar al mundo que no se puede vivir ni un d¨ªa m¨¢s ah¨ª.

El presidente Juan Orlando Hern¨¢ndez, arrogante y habilidoso pol¨ªtico, se ha dedicado desde entonces a recorrer las televisiones y los despachos de Washington se?alando que la caravana de migrantes ¡°est¨¢ organizada por la izquierda radical¡±, y la sucursal de Nicol¨¢s Maduro en Honduras, que quiere desestabilizar su gobierno. Mientras tanto, los pa¨ªses vecinos, Guatemala y El Salvador, miran de reojo una crisis que les ha rozado pero que contiene los mismos ingredientes: violencia, pobreza e inestabilidad pol¨ªtica.

El Gobierno de Hern¨¢ndez atribuye el origen de esta marcha que ha puesto nerviosos a cinco gobiernos a un hombre: Bartolo Fuentes. Seg¨²n el Ejecutivo de Honduras este exdiputado de LIBRE ¡ªel partido de Zelaya¡ª organiz¨® por Facebook la marcha que puso a caminar hacia el Norte a m¨¢s 7.000 personas. La polic¨ªa se moviliz¨® y el exdiputado fue detenido a los tres d¨ªas de que esta arrancara y pocas horas despu¨¦s de que Trump lanzara su primer tuit. Sin embargo, para quienes caminan con los pies hinchados y el est¨®mago vac¨ªo, el culpable es el hambre y la violencia.

Seg¨²n la Iglesia hondure?a en el ¨²ltimo a?o, salen diariamente del pa¨ªs 300 personas. La diferencia es que antes lo hac¨ªan a oscuras y de forma clandestina y ahora juntos y a plena luz del d¨ªa.

Aunque el pa¨ªs creci¨® a un ritmo del 4,2 en 2017, seis de cada 10 personas viven en la pobreza y cuatro en la extrema pobreza y ni siquiera pueden comer una vez cada d¨ªa. Sufre adem¨¢s la presi¨®n fiscal m¨¢s alta de la regi¨®n y las compa?¨ªas de luz, agua y gas ejercen sin piedad est¨¢ndares de cobro del primer mundo en un lugar con m¨¢s de cinco millones de pobres.

¡°?Usted cree que si recibiera un peso de Maduro, as¨ª andar¨ªa comiendo frijoles y arroz a diario?¡±, ironiza en un barrio de calles de tierra de las afueras de San Pedro Sula, Maribel Cantarero, esposa de Franklin, un alba?il que hoy cumplir¨¢ 12 d¨ªas a pie atravesando M¨¦xico. En barrios como este se suma la violencia que ejercen las pandillas y el pago del ¡°impuesto de guerra¡±. Hasta el a?o 2016, Honduras era el ¨²nico pa¨ªs del mundo con dos ciudades, San Pedro Sula y Tegucigalpa, en la clasificaci¨®n de los cinco lugares m¨¢s peligrosos del mundo, con 112 y 85 muertos cada 100.000 habitantes, respectivamente.

Aunque durante el Gobierno de Juan Orlando Hern¨¢ndez se ha reducido significativamente la violencia, esta mantiene ratios insoportables para cualquier mortal. ACNUR, la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados, se?al¨® que en el ¨²ltimo a?o aumento en un 1.000% las solicitudes de refugio de centroamericanos en M¨¦xico. Cada vez es m¨¢s frecuente escuchar que los centroamericanos no emigran, huyen.

Paralelamente ha surgido un nuevo fen¨®meno: el orgullo de ser migrante. Los pobres han descubierto la fuerza de la miseria cuando se parece a Germinal y va unida con la cabeza alta. Durante los diez d¨ªas de caravana a los hondure?os se han unido espont¨¢neos de Guatemala y El Salvador. A todos ellos, el presidente de M¨¦xico, Enrique Pe?a Nieto, ofreci¨® el viernes un plan de empleo, educaci¨®n y sanidad siempre y cuando pasen por una oficina de migraci¨®n. La dificultad est¨¢ en que si algo llevan grabado a fuego quienes atraviesan M¨¦xico es que durante el camino hay que escapar de dos cosas: de Los Zetas y las autoridades mexicanas.