¡°La secularizaci¨®n tambi¨¦n est¨¢ llegando al mundo ¨¢rabe¡±
El pensador tunecino forma parte de una comisi¨®n para consolidar la igualdad y las libertades individuales en el pa¨ªs magreb¨ª
Abdelmajid Charfi (Sfax, 1942) recibe a EL PA?S en su despacho en el Palacio Zarruk, un precioso edificio del periodo otomano convertido en la sede de la Academia de las Artes y las Ciencias de T¨²nez. Este profesor em¨¦rito de la Universidad de T¨²nez, uno de los intelectuales del pa¨ªs magreb¨ª m¨¢s influyentes en el mundo ¨¢rabe, se ha ganado este privilegio despu¨¦s de una vida consagrada al estudio de los textos sagrados del islam, siempre con el prop¨®sito de interpretarlos de acuerdo con los valores contempor¨¢neos. Por ello, el presidente del pa¨ªs, B¨¦ji Ca?d Essebsi, le escogi¨® para formar parte de la COLIBE, una comisi¨®n de expertos que ha revolucionado el debate p¨²blico con sus propuestas, entre ellas la despenalizaci¨®n de la homosexualidad, o el establecimiento de la igualdad de g¨¦neros en la herencia modificando una ley de base inspirada en el Cor¨¢n, una iniciativa in¨¦dita en el mundo ¨¢rabe.
Pregunta (P). ?Cu¨¢les son los objetivos de la COLIBE?
Respuesta (R). La Comisi¨®n fue creada por el presidente porque hab¨ªa constatado que las leyes en vigor no se ajustaban a la nueva Constituci¨®n de 2014 en materia de libertades individuales e igualdad. Por eso, revisamos todas las leyes en este ¨¢mbito y, en nuestro informe, hemos se?alado las que estaban en contra del esp¨ªritu y la letra de la Carta Magna. Algunas ni se aplican ya. Por ejemplo, la ley que proh¨ªbe vender vino a los musulmanes, que data de la ocupaci¨®n francesa.
P. Pero de sus decenas de recomendaciones, el presidente tan solo ha hecho suya una: la igualdad entre (hombre y mujer) en la herencia, que presentar¨¢ al Parlamento. ?Est¨¢ decepcionado?
R. Para nosotros, todas las recomendaciones son igual de importantes. El tema de la herencia suscita m¨¢s conflictos por su dimensi¨®n religiosa, ya que la ley en vigor, aunque no se refiere de forma directa a la jurisprudencia isl¨¢mica, s¨ª ha adopta las predisposiciones de esta. Se dir¨ªa que el presidente ha querido poner a los islamistas frente a su responsabilidad, forz¨¢ndoles a escoger entre un Estado civil y religioso... Evidentemente, es una operaci¨®n pol¨ªtica, lo que no significa que las otras disposiciones vayan a caer en saco roto. Ya hay un proyecto de ley de una diputada que proh¨ªbe los ex¨¢menes anales. Quiz¨¢s el legislativo no acabar¨¢ adoptando todas nuestras recomendaciones, pero lo que quer¨ªamos era generar un debate social. Y lo hemos hecho.
P. ?Le ha sorprendido la reacci¨®n hostil con la que ha sido acogido su informe? En las encuestas, una mayor¨ªa clara se opone a sus recomendaciones.
R. No, pero s¨ª me ha sorprendido la apelaci¨®n a la violencia contra los miembros de la COLIBE. Cuando Mitterrand aboli¨® la pena de muerte en Francia, la mayor¨ªa estaba en contra, pero no se ech¨® para atr¨¢s. La opini¨®n p¨²blica es maleable, no hay que fiarse de estas encuestas. Nosotros hemos tenido en cuenta la evoluci¨®n de la situaci¨®n social en T¨²nez. La posici¨®n de la mujer en la vida pol¨ªtica y social, y tambi¨¦n econ¨®mica, no es la misma que tras la independencia. El legislador no lo puede ignorar. Nos hemos basado sobre estudios hechos por soci¨®logos que muestran que el individualismo va en progresi¨®n. Sin embargo, la legislaci¨®n isl¨¢mica tradicional se basa m¨¢s bien en los derechos del grupo. Y es una diferencia esencial. La oposici¨®n de los islamistas se explica por una nostalgia de una sociedad que ya no existe.
P. A menudo, se dice en Occidente que el islam a¨²n debe pasar por la Ilustraci¨®n. ?Est¨¢ de acuerdo con la afirmaci¨®n?
R. Ese es un gran debate. Toda la contribuci¨®n de la corriente reformista desde el siglo XIX va en el sentido de una adaptaci¨®n [del islam] a los valores nuevos de la modernidad, surgidos en Occidente y que se han vuelto global. Es una empresa pragm¨¢tica. Un tunecino, el pensador Tahar Haddad, en 1930 ya defend¨ªa la igualdad de g¨¦nero en la herencia.
P. Pero esa corriente modernista perdi¨® en su batalla con los conservadores...
R. Desgraciadamente, en todos los pa¨ªses musulmanes, la formaci¨®n en materia religiosa contin¨²a siendo tradicional. Los que se han formado en las escuelas, en los centros teol¨®gicos, no est¨¢n preparados para afrontar esta evoluci¨®n. Hay un foso entre literatura [de las interpretaciones del islam] y la pr¨¢ctica. De ah¨ª, una cierta esquizofrenia. Hay muchos ejemplos. La gente vive a dos niveles de conciencia diferentes. Quieren ser fieles a lo que han aprendido y a la vez, someterse a las exigencias de la realidad.
Y eso no pasa solo en el islam. Las tres religiones monote¨ªstas est¨¢n sometidas a este mismo problema. Hoy en d¨ªa los j¨®venes optan por un ¡°bricolaje ideol¨®gico¡±, adoptan solo algunas prescripciones religiosas. Hay corrientes subterr¨¢neas en el mundo ¨¢rabe que no se perciben. Yo estoy convencido de que el proceso de secularizaci¨®n tambi¨¦n est¨¢ llegando el mundo ¨¢rabe. La religi¨®n es cada vez menos un referente que regula la vida de la gente.
P. ?Y por qu¨¦ no emerge una doctrina visible que refleje estos cambios?
R. Por varias razones. Para empezar, la doctrina conservadora ha conseguido su hegemon¨ªa actual gracias al dinero del petr¨®leo, al apoyo de las petromonarqu¨ªas del Golfo. Sus libros salen casi gratis y tienen muchos canales sat¨¦lite. Adem¨¢s, hay que a?adir muchos intereses pol¨ªticos en la regi¨®n. Y por ¨²ltimo, no podemos obviar que existe un retraso hist¨®rico en la regi¨®n en procesos como la industrializaci¨®n, los sistemas de producci¨®n modernos... Por eso, estas sociedades son tradicionales. Hay una relaci¨®n entre la condici¨®n material y la religiosa. Pero, tarde o temprano, esa evoluci¨®n en la doctrina suceder¨¢.
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