El s¨ªndrome de Colombia (Argelia, Cauca)
El pa¨ªs est¨¢ teniendo una extra?a oportunidad de recobrar algo de salud mental
Es raro este pa¨ªs. Todav¨ªa hoy se canta entre tiples ¨Cde espaldas a las noticias y como si fuera cierto que uno nace donde tiene que nacer¨C una canci¨®n tristona que termina con los versos ¡°?ay, qu¨¦ orgulloso me siento de haber nacido en Colombia!, ?ay, qu¨¦ orgulloso me siento de ser un buen colombiano!¡±. Y claro que vivir aqu¨ª no ha sido lo mismo que vivir all¨¢, claro que esta parte del mundo ha sido particular, absurda como ella sola, pero lo ha sido para bien y para mal, para el coraje y para la violencia, para la imaginaci¨®n y para la mezquindad. Aqu¨ª se ha dado una solidaridad que enaltece a la especie, pero ha sido as¨ª porque se ha dado un Estado roto como un rompecabezas ¨Cde una imagen que nadie conoce¨C que es una prueba de que ¡°infierno¡± es sin¨®nimo de ¡°humanidad¡±.
Y lo pienso por lo que pas¨® en una cancha de f¨²tbol en el municipio de Argelia, Cauca, la semana pasada. Y lo digo por lo que sucedi¨® un par de d¨ªas despu¨¦s en la JEP.
JEP es el acr¨®nimo de la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz, ni m¨¢s ni menos, el aparato de justicia transicional que se pact¨® en los acuerdos de paz con las FARC para desentra?ar y recrear y hacer veros¨ªmil ¨Cen el nombre de las v¨ªctimas¨C el contexto de un conflicto armado que se nos fue volviendo una costumbre. Y en la JEP, que desde la ultraderecha y desde la Fiscal¨ªa ha sido criticada como una usurpadora, como ¡°una justicia de bolsillo para las FARC¡±, ha estado sucediendo lo m¨¢s importante que ha estado sucediendo en Colombia: que los ¨¢ngeles exterminadores se han confesado hasta considerar la posibilidad de ser los victimarios, y las v¨ªctimas han hallado un tribunal que escucha su viacrucis, y entonces el pa¨ªs est¨¢ teniendo una extra?a oportunidad de recobrar algo de salud mental.
Desde la ma?ana del lunes 22 de octubre he estado escuchando los testimonios de los l¨ªderes que fueron secuestrados por las FARC alguna vez ¨Cdurante siete, nueve, once a?os que nadie podr¨ªa imaginar¨C y que por muy poco sobrevivieron al horror y la deshumanizaci¨®n. El excongresista Luis Eladio P¨¦rez reconoci¨® lo m¨¢s duro de todo: ¡°Est¨¢bamos m¨¢s preparados para morir que para vivir¡±. El exgobernador Alan Jara record¨® lo peor: ¡°Yo o¨ª crecer a mi hijo por la radio¡±. El general Luis Mendieta retrat¨® su humillaci¨®n: ¡°Un d¨ªa no pude levantarme y tuve que arrastrarme con codos y manos¡±. La excandidata presidencial Ingrid Betancourt describi¨® ¡°el refinamiento de la crueldad¡±: ¡°Cuando lleg¨® mi turno el guardia bot¨® la comida al piso y me dijo ¡®ya no queda nada¡¯¡±.
Y, para quienes han estado atentos a esta guerra en vivo y en directo que nunca ha sido en blanco y negro, fue claro que estamos ante una nueva oportunidad de acordar lo obvio: que victimario es quien tiene v¨ªctimas, que ¡°victimario¡± no puede significar ¡°juez¡± ni ¡°justiciero¡± en ninguno de los bandos del conflicto. Y que si no nos damos cuenta de la reparadora tarea de la JEP, que en realidad es una medida del compromiso de cada quien con la paz, es porque seguimos repartidos en mil y un Estados, seguimos prefiriendo un mundo dividido en ¡°h¨¦roes y villanos¡± a superar esa temporada en el infierno que nos redujo a ¡°v¨ªctimas y victimarios¡±: el viernes 19 de octubre, hace diez d¨ªas apenas, quinientas personas impidieron que el Ej¨¦rcito incautara un cargamento de coca¨ªna, en Argelia, Cauca, como si all¨¢ el Ej¨¦rcito no fuera el Estado.
Son los principales s¨ªntomas de algo que habr¨¢ de llamarse ¡°el s¨ªndrome de Colombia¡±: esto de dedicar los mejores a?os del pa¨ªs a usurpar las funciones de un Estado que perdi¨® su silla; esto de vivir perdiendo oportunidades de recobrar la humanidad; esto de ser ciegos a los testimonios del horror, s¨ª, para consagrar hasta el fin el derecho de ser mudos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- JEP
- OACP
- Justicia colombiana
- Proceso paz Colombia
- Colombia
- Tribunales
- Conflicto Colombia
- Poder judicial
- FARC
- Proceso paz
- Gobierno Colombia
- Sudam¨¦rica
- Latinoam¨¦rica
- Grupos terroristas
- Guerrillas
- Gobierno
- Am¨¦rica
- Terrorismo
- Guerra
- Administraci¨®n Estado
- Conflictos armados
- Conflictos
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Justicia
- Redacci¨®n Colombia
- Edici¨®n Am¨¦rica