El fantasma de la violencia en Am¨¦rica Latina
El fen¨®meno est¨¢ relacionado con el auge de las econom¨ªas ilegales, la ampliaci¨®n de los mercados de la droga y los fallos de pol¨ªtica p¨²blica
En Am¨¦rica Latina hay tres fantasmas que la atraviesan de sur a norte y de oriente a occidente. En primer lugar, los populismos de izquierda y de derecha, que se hacen elegir democr¨¢ticamente y gobiernan de forma autoritaria. Estos populismos ponen en riesgo logros de las democracias en Am¨¦rica Latina, ya sean en derechos pol¨ªticos, sociales o econ¨®micos. En segundo lugar, las iglesias evang¨¦licas, esas sectas que pululan en cualquier garaje o local en los barrios populares de toda la regi¨®n. En Colombia lograron elegir a seis senadores, en Brasil fueron determinantes para el triunfo de Jair Bolsonaro y en Costa Rica un fan¨¢tico religioso casi logra la presidencia.?
De este fantasma tal vez se salva M¨¦xico. Es tal la locura que algunas de estas iglesias han creado una milicia para ¡°propagar la fe y combatir a los enemigos de Dios¡±, es decir, una estructura cuasi armada que pondr¨ªa en riesgo al movimiento o a los ateos. El ¡°Ej¨¦rcitos de pastores guerreros¡± es un buen ejemplo. El tercer fantasma, parece indetenible y es la ola de violencia que azota a casi todos los pa¨ªses de la regi¨®n y la explosi¨®n de diferentes econom¨ªas ilegales. A este tercer fantasma es al que nos vamos a dedicar en lo que sigue.
Los datos son alarmantes: en Brasil el homicidio est¨¢ con una tasa de 30 por 100.000 habitantes, hay ciudades donde el aumento de la violencia ha sido bastante fuerte. En el caso de M¨¦xico, la guerra entre c¨¢rteles de narcotraficantes deja una tasa cercana a 24 cada 100.000 habitantes. Hay zonas del pa¨ªs norteamericano, donde no hay Estado y gobiernan estructuras criminales que son casi un para-Estado. Tienen reglas de comportamiento social, horarios de movilidad de los ciudadanos y cobran el famoso derecho a piso que es una extorsi¨®n por servicios privados de seguridad. El otro caso es Venezuela. All¨ª no hay datos oficiales claros, pero se estima que la tasa de homicidio podr¨ªa estar cercana a los 75 por 100.000 habitantes. Otro caso complicado es Uruguay, aquella democracia perfecta en la regi¨®n, que entre 2017 y 2018 present¨® un aumento del homicidio cercano al 60%, pasando de una tasa de 8.1 en 2017 a 13% en 2018. Colombia, mostr¨® un comportamiento bastante positivo entre 2012 y hasta 2017, pasando de una tasa de 34 por 100.000 habitantes a 24. Obviamente el proceso de paz y algunas estrategias en materia de seguridad posibilitaron esta reducci¨®n. Pero entre finales de 2017 y lo que va de 2018, la reducci¨®n se ha detenido y hay zonas que muestran un gran deterioro.
Pero, ?cu¨¢les son las explicaciones para esta ola de violencia? Ciertamente, cada pa¨ªs es un mundo aparte y que las causas son multidimensionales. Por ende ser¨ªa complicado encontrar explicaciones que den cuenta de lo que sucede en el continente. Si bien esto puede ser parcialmente cierto, tambi¨¦n est¨¢ claro que hay din¨¢micas que atraviesan el Continente. Cada pa¨ªs tendr¨¢ explicaciones de acuerdo con su contexto, pero a nivel continental hay tres grandes hip¨®tesis.
La primera explicaci¨®n es la explosi¨®n de econom¨ªas ilegales. El crecimiento de los cultivos de hoja de coca en la regi¨®n andina tiene de trasfondo el aumento de la demanda en gran parte del mundo y sobre todo en la regi¨®n: Brasil, Argentina y Estados Unidos han elevado el consumo de drogas en los ¨²ltimos a?os. A mayor demanda, mayor oferta. Pero en la medida que los carteles mexicanos han tomado el control de la distribuci¨®n de la droga en las ciudades norteamericanas, las estructuras criminales de otros pa¨ªses han comenzado a ampliar los mercados internos para mantener el nivel de ganancias. Lo cual lleva a que pululen peque?as estructuras criminales en toda la regi¨®n. A esto se le suma el tr¨¢fico de armas y la trata de personas, que es una gran econom¨ªa en Centro Am¨¦rica, en Colombia y en Brasil.
La segunda explicaci¨®n es que a partir de la ampliaci¨®n de los mercados internos de la droga, o de que muchos pa¨ªses son ruta para la trata de personas, o del aumento del contrabando, o la miner¨ªa criminal, se ha producido en fen¨®meno en el cual grandes organizaciones criminales contratan a la delincuencia com¨²n o grupos juveniles violentos: los arman y los ponen a cumplir roles dentro de una cadena criminal. Luego estas estructuras peque?as gozan de autonom¨ªa en otros mercados ilegales y tienden a expandir su influencia y, de ah¨ª, los enfrentamiento entre j¨®venes en muchos de los barrios de la regi¨®n.
La ¨²ltima explicaci¨®n es la lentitud y el pobre avance del Estado en materia de pol¨ªticas p¨²blicas. Desde hace 20 a?os se utilizan las mismas recetas, como el populismo punitivo, estrategias de frontera y contenci¨®n, las mismas pol¨ªticas de prevenci¨®n. Todas estas estrategias son obsoletas, pero generan votos y la sensaci¨®n de que con mano dura todo estar¨¢ mejor. Es necesario, por tanto, revertir la agenda de seguridad.
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