Los dem¨®cratas recuperan la C¨¢mara de Representantes y debilitan a Trump
La ola de enfado contra el presidente cala en las urnas, pero los republicanos mantienen el control del Senado
El Partido Dem¨®crata ha recuperado este martes el control de la C¨¢mara de Representantes de Estados Unidos, tras ocho a?os de mayor¨ªa republicana, y ha dejado debilitado lo que queda de mandato de Donald Trump. No ha logrado, sin embargo, asestar el que hubiera sido un golpe letal, ya que los conservadores mantienen el Senado. Se abre una etapa de incertidumbre, pues los controvertidos sue?os trumpistas de levantar un muro con M¨¦xico para frenar la inmigraci¨®n o la liquidaci¨®n de la reforma sanitaria de Barack Obama quedan heridos de muerte. El descontento con el presidente, uno de los gobernantes m¨¢s impopulares y divisivos de la historia reciente, ha movilizado a los votantes progresistas en unas elecciones legislativas marcadas por la alta participaci¨®n y el reflejo de un tiempo nuevo. Los estadounidenses han escogido un Congreso con m¨¢s mujeres y m¨¢s diversidad racial y religiosa que nunca.
La conquista de la C¨¢mara baja por parte de los dem¨®cratas mueve las placas tect¨®nicas en Washington. El presidente ha gobernado hasta ahora desde la Casa Blanca con la tranquilidad de que al otro lado de la avenida Pensilvania tambi¨¦n reinaban los suyos, pero el cambio de mayor¨ªa conlleva muchos problemas para el republicano. Los dem¨®cratas podr¨¢n bloquear la aprobaci¨®n de leyes, ya que requieren el visto bueno de ambas partes del Capitolio, e impulsar sus propios proyectos legislativos, aunque luego se den de bruces con el muro republicano en el Senado. Tambi¨¦n disponen de los votos necesarios para iniciar investigaciones sobre Trump y sus negocios, e incluso impulsar un proceso de destituci¨®n (impeachment), aunque dif¨ªcilmente prosperar¨ªa, porque necesita dos tercios de los senadores.
La llamada ola azul, color con el que se identifica al partido de Barack Obama y Hillary Clinton, lleg¨® sin fuerza suficiente para arrastrar a la C¨¢mara alta, una empresa sumamente dif¨ªcil en tanto que solo se renovaban 35 de los 100 esca?os y la mayor¨ªa, 26, eran dem¨®cratas. De hecho, los republicanos consolidan su mayor¨ªa en el Senado manteni¨¦ndose al menos con 51 representantes.
Una vez m¨¢s, el voto rural tendi¨® a favorecer a los republicanos y las zonas urbanas y suburbanas a los dem¨®cratas. Pero para estos ¨²ltimos, el triunfo en la C¨¢mara de Representantes, donde han alcanzado la mayor¨ªa de 219 asientos, arroja se?ales esperanzadoras: ganaron distritos en los que no eran favoritos en Nueva York, Texas, Illinois o Virginia. Y en la batalla por el puesto de gobernador lograron importantes victorias en Michigan y Wisconsin, zonas del cintur¨®n industrial que en 2016 abrazaron al magnate.
Fue tambi¨¦n una buena noche para el movimiento feminista, vigorizado por la ola MeToo de protesta contra el acoso sexual, ante un presidente acusado de abusos por varias mujeres y que se ha caracterizado por sus comentarios a menudo sexistas. Con los resultados disponibles a medianoche ya se sab¨ªa que el Capitolio tendr¨ªa al mayor n¨²mero de congresistas mujeres de su historia.
Se rompieron muchas otras barreras invisibles este martes. El primer gobernador abiertamente homosexual del pa¨ªs sali¨® elegido en Colorado: Jared Polis; Alexandria Ocasio-Cortez, de Nueva York, se convirti¨®, con 29 a?os, en la mujer m¨¢s joven elegida nunca en la C¨¢mara de Representantes; y la victoria de Rashida Tlaib en Michigan signific¨® la llegada de la primera musulmana al Capitolio.
Todos hablaron de victoria. ¡°Un ¨¦xito tremendo esta noche. ?Gracias a todos!¡±, escribi¨® Trump en su cuenta de Twitter. Sobre la misma hora, sin embargo, llam¨® para felicitar a la veterana congresista Nancy Pelosi, peso pesado dem¨®crata y l¨ªder de este partido en la C¨¢mara de Representantes. Pelosi destac¨® el ¨¦xito y llam¨® a la ¡°unidad¡± en un momento en el que el Congreso estadounidense queda partido por la mitad, con los republicanos en el poder en el Senado y los dem¨®cratas en la C¨¢mara baja. En el actual contexto la polarizaci¨®n pol¨ªtica que vive el pa¨ªs desde hace a?os, las posibilidades de bloqueo en la pol¨ªtica nacional resultan evidentes.
Las elecciones de medio mandato siempre destilan aroma a plebiscito, pero estas lo han hecho especialmente, ya que Trump se ha colocado en el centro de la campa?a, como candidato omnipresente en m¨²ltiples m¨ªtines. Las legislativas tambi¨¦n suelen servir de castigo al presidente. Salvo escasas excepciones, los partidos del Gobierno siempre han perdido esca?os desde Franklin D. Roosevelt. En el caso de Obama, en 2010, los dem¨®cratas perdieron la mayor¨ªa de la C¨¢mara de Representantes, aunque la debacle lleg¨® en 2014, cuando el dominio conservador aument¨® en dicha C¨¢mara y se extendi¨® al Senado.
Ahora los dem¨®cratas leer¨¢n los resultados de este martes con cuidado y tratar¨¢n de buscar algunas respuestas que indiquen cu¨¢l es el camino a seguir en 2020, cuando vuelve a elegirse al inquilino de la Casa Blanca. Beto O'Rourke, con un mensaje muy progresista, no ha logrado finalmente ganar la carrera al Senado por Texas, uno de los grandes bastiones conservadores. Pero el candidato dem¨®crata, Phil Bredesen, con un modelo centrista, tampoco lo ha conseguido en Tennesee.
Tambi¨¦n son contradictorias las se?ales para los republicanos. Casos como el de la gobernatura de Florida hablan del tir¨®n del trumpismo: un candidato a imagen y semejanza de Trump como Ron de Santis se ha impuesto Andrew Gillum, candidato del ala izquierda del Partido Dem¨®crata. Al mismo tiempo, la p¨¦rdida en algunos distritos industriales muestra el desgaste de una presidencia tan extravagante como la del neoyorquino.
El magnate ha llegado a esta cita electoral con una ratio de aprobaci¨®n del 40%, una tasa sorprendentemente baja para un presidente que est¨¢ viviendo una de las fases econ¨®micas m¨¢s expansionistas y prolongadas de la historia. Pero mantiene el atractivo entre los suyos, otro s¨ªntoma de divisi¨®n.
Participaci¨®n inusual
Han sido unas legislativas distintas de la mayor¨ªa, como distintas son muchas cosas en la era Trump. El voto anticipado registrado a un d¨ªa de la cita se dispar¨® (34,5 millones, un 50% m¨¢s que en 2014, seg¨²n la CBS), se?al de un nivel de participaci¨®n mucho m¨¢s elevado de lo habitual. La campa?a electoral ha reflejado el clima de crispaci¨®n. La buena marcha de la econom¨ªa, con el nivel de paro m¨¢s bajo desde la guerra de Vietnam, consist¨ªa en su gran baza electoral, pero el magnate neoyorquino trat¨® de contrarrestar la movilizaci¨®n de los dem¨®cratas azuzando a sus bases con el discurso contra la inmigraci¨®n, vinculando a los sin papeles con la violencia y haciendo uso de su poder presidencial, al enviar a m¨¢s de 5.000 soldados a la frontera.
Mientras, los dem¨®cratas trataron de desmarcarse de un debate, el migratorio, en el que solo pueden perder, ya que, seg¨²n los sondeos, sus votantes apoyan la inmigraci¨®n, pero no lo premian en las urnas. Los candidatos de todo el pa¨ªs lucharon por centrar el discurso en los asuntos sociales en los que sus programas tienen m¨¢s que ganar, los problemas del sistema sanitario, los escasos frutos que la mejora econ¨®mica deja en las clases m¨¢s desfavorecidas o las pol¨ªticas regresivas que se est¨¢n abriendo paso en EE UU en materias como el aborto o los derechos LGTB.
Las encuestas a pie de urna revelaron que mientras los republicanos votaron pensando en la inmigraci¨®n, los dem¨®cratas lo hicieron pensando en la sanidad. Tambi¨¦n confirman tendencias: son los hombres blancos el grupo al que b¨¢sicamente se debe la victoria republicana.
Despu¨¦s de este martes se abre una nueva etapa en la era Trump, con efectos dentro y fuera de Estados Unidos. El magnate ha roto con el orden exterior de Barack Obama, se ha distanciado de los hist¨®ricos aliados del pa¨ªs e iniciado una guerra comercial con China de consecuencias globales. Buena parte de sus acciones emanan de su poder presidencial, pero ahora le lastra un importante contrapeso en el Congreso. Tambi¨¦n cambian las potenciales consecuencias de la investigaci¨®n a cargo del fiscal especial Robert Mueller sobre la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.