China aprieta la mordaza sobre Hong Kong
La expulsi¨®n de un periodista y la amenaza de cancelaci¨®n de actos culturales son los ¨²ltimos episodios contra la libertad de expresi¨®n en la ciudad semiaut¨®noma
Cuando Hong Kong todav¨ªa era brit¨¢nica (hasta finales del siglo XX), el escritor chino Ma Jian vivi¨® all¨ª durante una d¨¦cada. Por entonces, la ciudad supon¨ªa un refugio ¨²nico donde intelectuales o artistas que hab¨ªan elevado la voz contra el r¨¦gimen comunista de Pek¨ªn pod¨ªan dar rienda suelta a su creatividad y gozar de unas libertades que no exist¨ªan en China. Ese era el caso de Ma, que lleg¨® hasta la colonia huyendo de las posibles represalias que su obra literaria pudiera acarrearle en su pa¨ªs de origen en un viaje que dur¨® tres a?os.
Una vez instalado, public¨® su exitosa primera obra en ingl¨¦s Red Dust (Polvo rojo). Pero cuando Hong Kong volvi¨® a manos chinas en 1997, Ma hizo las maletas y se fue a vivir a Europa, pese al buen funcionamiento del principio de ¡°un pa¨ªs, dos sistemas¡± que comenz¨® ese mismo a?o a regir en la ya excolonia brit¨¢nica. Ese sistema permiti¨® que los ciudadanos de esta metr¨®poli disfrutaran ¡ªcomo hasta entonces¡ª de las libertades que sus compatriotas de la parte continental no ten¨ªan y propici¨® que un buen n¨²mero de organizaciones y medios internacionales se establecieran en la metr¨®poli.
Sin embargo, el considerado como el ¨²ltimo reducto de libertad de expresi¨®n en China lleva tiempo bajo el punto de mira de un Pek¨ªn que cada vez se inmiscuye m¨¢s en los asuntos de esta ciudad semiaut¨®noma. El jueves pasado, mientras se le negaba la entrada a la ciudad a un periodista del Financial Times, se cancelaban dos eventos literarios a los que Ma hab¨ªa sido invitado. Tras el revuelo causado, los organizadores anunciaron a ¨²ltima hora del viernes que permitir¨ªan la participaci¨®n del escritor con el compromiso de que no promoviera ¡°sus intereses pol¨ªticos personales¡±.
Pese a ese cambio de parecer, el miedo se ha quedado metido en el cuerpo. El propio Ma afirm¨®: "Esta podr¨ªa ser la ¨²ltima vez que ponga un pie en Hong Kong. Puede que ya no pueda entrar as¨ª". Sus libros est¨¢n prohibidos en el gigante asi¨¢tico desde que publicara su primera novela en 1987 sobre la pol¨ªtica china en el T¨ªbet y, en esta ocasi¨®n, el escritor no ha encontrado ninguna editorial en la ciudad dispuesta a publicar en mandar¨ªn su ¨²ltima obra, El sue?o chino. Quiz¨¢s por el temor a las represalias, o a terminar siendo secuestrado por agentes chinos, como ya sucedi¨® hace dos a?os con un grupo de libreros que publicaba obras ¡ªno siempre veraces¡ª sobre los entresijos de la pol¨ªtica china y las intimidades de los mandatarios comunistas.
La legisladora del Partido C¨ªvico Claudia Mo calific¨® los acontecimientos como ¡°una triste, triste miniserie¡±. El caso del periodista V¨ªctor Mallet, vicepresidente del Club de Corresponsales Extranjeros de Hong Kong (FCC, en sus siglas en ingl¨¦s), tambi¨¦n trae cola. El reportero organiz¨® el pasado agosto una conferencia con el l¨ªder del Partido Nacional y activista por la independencia, Andy Chan. En septiembre, las autoridades locales ilegalizaron dicha formaci¨®n pol¨ªtica y, dos semanas despu¨¦s, decidieron no renovarle el visado al periodista, sin dar explicaci¨®n alguna hasta la fecha.
Seg¨²n declar¨® Mo al digital HKFP, ¡°es bastante obvio que alguien intervino. Si bien el tratamiento hacia Mallet obviamente ha sido calculado y bien pensado, el de Ma Jian es aparentemente mucho m¨¢s improvisado¡±, opin¨®.
Para el FCC, el ¨²ltimo gesto contra Mallet "coloca a los periodistas que trabajan en Hong Kong en un entorno opaco en el que el miedo y la autocensura pueden reemplazar la libertad y la confianza esenciales para una sociedad libre y garantizadas por la Ley B¨¢sica". En un comunicado, la organizaci¨®n volvi¨® a exigir "una explicaci¨®n inmediata de esta sanci¨®n agravada y desproporcionada que parece completamente infundada".
Sea cual sea la raz¨®n de las autoridades, estos incidentes se suman a la larga lista de restricciones que otras formaciones pol¨ªticas y activistas est¨¢n sufriendo desde tiempo atr¨¢s. Si la semana pasada se suspendi¨® una exposici¨®n del caricaturista de origen chino Badiucao por "amenazas de las autoridades chinas", otros ejemplos tienen su origen en las masivas protestas conocidas como el Movimiento de los Paraguas que tuvieron lugar en la ciudad en 2014.
A ra¨ªz de aquellas manifestaciones, surgieron una serie de formaciones pol¨ªticas que, con la bandera de la autodeterminaci¨®n o la independencia, se han visto cuestionadas bajo la ¨¦gida de Pek¨ªn. La candidatura a las elecciones legislativas de 2016 del fundador del Partido Nacional, Andy Chan, fue descalificada tras negarse a declarar que Hong Kong es "una parte inalienable de China". Lo mismo le sucedi¨® al l¨ªder de otro de esos grup¨²sculos, Edward Leung, que en la actualidad cumple una condena a seis a?os de c¨¢rcel por su participaci¨®n en unos disturbios que acaecieron ese mismo a?o. Meses despu¨¦s, otros seis legisladores del bloque prodem¨®crata perdieron sus esca?os despu¨¦s de que Pek¨ªn emitiera una "interpretaci¨®n" de la Ley B¨¢sica hongkonesa que oblig¨® a los tribunales de la ciudad a descalificarlos por modificar sus juramentos al cargo. Y as¨ª, suma y sigue. Este mismo mes, comenzar¨¢ un juicio contra nueve l¨ªderes de aquel movimiento por haber originado entonces "problemas p¨²blicos", una acusaci¨®n recurrente en la China continental.
Joshua Wong, una de las caras m¨¢s conocidas de aquellas protestas y secretario general del partido Demosisto, asegur¨® estar preocupado. "Son tiempos oscuros", declar¨®. "Es un momento serio para volver a evaluar la situaci¨®n de los derechos humanos en Hong Kong. Carrie Lam (la jefa del Ejecutivo de Hong Kong) es solo un t¨ªtere de Pek¨ªn, que sirve a los intereses del Gobierno chino. Con estas t¨¢cticas, est¨¢n erosionando gradualmente la autonom¨ªa y la singularidad de la ciudad", asegur¨®.
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