El regreso del nacionalismo marca el centenario del fin de la Gran Guerra
La conmemoraci¨®n del fin de la Primera Guerra Mundial re¨²ne en Par¨ªs a mandatarios que defienden modelos pol¨ªticos antag¨®nicos. Sigue la retransmisi¨®n en directo
Juntos en Par¨ªs, un siglo despu¨¦s, pero cada uno por su lado. Los l¨ªderes de las naciones que participaron en la Primera Guerra Mundial se re¨²nen este fin de semana para conmemorar el fin del conflicto. Es un momento particular, marcado por el regreso del nacionalismo y la crisis de las instituciones multilaterales. ¡°Soy un nacionalista¡±, dijo hace unos d¨ªas el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. ¡°Europa afronta un riesgo: el de desmembrarse por la lepra nacionalista y quedar rebasada por potencias extranjeras¡±, replic¨® el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, que intenta postularse en Europa y el mundo como la resistencia ante el avance del nacionalismo y el unilateralismo.
Las comparaciones entre la ¨¦poca actual y el mundo de entreguerras proliferan. ?Catastrofismo gratuito? ?O ¨²til recordatorio de las lecciones de la historia? Y, ?es forzosamente, como dice Macron, "una lepra" el nacionalismo? ?O existe un nacionalismo bueno?
Hace cien a?os, el 11 de noviembre de 1918, franceses y alemanes firmaron el armisticio que suspend¨ªa las hostilidades. La guerra, que hab¨ªa empezado en 1914, dej¨® millones de muertos y transform¨® el mapa. Alumbr¨® organizaciones internacionales como la Sociedad De Naciones, la fallida antecesora de la ONU, pero tambi¨¦n unas condiciones f¨¦rreas para los derrotados, que contribuyeron al revanchismo previo a la siguiente guerra.
Este fin de semana, cuando se congregan m¨¢s de 70 jefes de Estado y de Gobierno en Par¨ªs, entre ellos Trump y el ruso Vlad¨ªmir Putin, el mundo es radicalmente distinto. M¨¢s democr¨¢tico y estable. Menos violento. Y con unas instituciones internacionales que fuerzan a dirimir en la mesa de negociaciones lo que hace un siglo se dirim¨ªa a ca?onazos. Pero tambi¨¦n es un mundo en el que la arquitectura global instaurada al final de la Segunda Guerra Mundial se agrieta. Trump desaira a los aliados y amenaza con abandonarlos. China y Rusia se reafirman. El prestigio de las democracias liberales se deval¨²a. De Brasil a Italia, del Brexit a Trump, avanza un nuevo nacionalismo populista. La Uni¨®n Europea se divide y la OTAN est¨¢n en cuesti¨®n. Tiempos de repliegue.
"Las razones del fracaso de la paz en 1918 constituyen una llamada de atenci¨®n para el mundo de 2018", dice a EL PA?S el polit¨®logo Dominique Mo?si, consejero especial del Instituto Montaigne y autor, entre otros libros, de La geopol¨ªtica de las emociones. "En 1918", a?ade, "vimos que el armisticio no tra¨ªa la paz, por dos razones importantes. Los vencedores fueron demasiado r¨ªgidos en sus exigencias hacia Alemania, y porque la organizaci¨®n internacional que se construy¨®, la Sociedad De Naciones, fue demasiado d¨¦bil. Es decir, una mezcla de nacionalismo demasiado fuerte e internacionalismo demasiado d¨¦bil. Hoy reencontramos esta combinaci¨®n".
Palabras como pueblo, identidad o naci¨®n vuelven al primer plano. "Hay una crisis identitaria ligada a la mundializaci¨®n", explica Mo?si. "Cuanto m¨¢s global, interdependiente, transparente es el mundo, m¨¢s se han lanzado los ciudadanos a una b¨²squeda identitaria, poniendo de relieve el culto de la diferencia, aunque esta diferencia sea cada vez m¨¢s marginal. Y ah¨ª vemos el efecto de una mundializaci¨®n, que para muchos ha sido desdichada".
Nacionalismo es una palabra ambigua, de dif¨ªcil definici¨®n, como populismo. "Muchas personas piensan en el nacionalismo como en una ideolog¨ªa cohesiva, pero aparece en varias formas, incluidas sus versiones de izquierdas y derechas", advierte, en un correo electr¨®nico, Roger Eatwell, coautor con Matthew Goodwin de Populismo nacional: la rebeli¨®n contra la democracia liberal, reci¨¦n publicado en ingl¨¦s. "Una distinci¨®n com¨²n es entre el nacionalismo ¨¦tnico, que es cerrado, en comparaci¨®n con un nacionalismo c¨ªvico que est¨¢ vinculado con una serie de valores pol¨ªticos". Algunos han aplicado a estas distinciones palabras diferentes: nacionalismo y patriotismo.
El mismo Macron es heredero de una tradici¨®n francesa que podr¨ªa llamarse nacionalista: la del gaullismo, inspirada por el general De Gaulle, que quiso situar a Francia como potencia capaz de mediar entre las grandes potencias globales. La reuni¨®n de Par¨ªs?¡ªMacron y Francia, por unas horas, en el centro del tablero¡ª es gaullismo puro. ?Nacionalismo? ?l, europe¨ªsta convencido, dir¨ªa que no. Patriota, si acaso. Hace unos d¨ªas, dijo en una entrevista con el diario Ouest-France?que ve¨ªa paralelismos entre el mundo actual ¡ª"una Europa dividida por los miedos, el repliegue nacionalista, las consecuencias de la crisis econ¨®mica"¡ª y el de los a?os posteriores al armisticio de 1918.
Eatwell no ve el paralelismo entre el nacionalismo que llev¨® a la Segunda Guerra Mundial y los actuales movimientos, que podr¨ªan llamarse nacional-populistas, o nacionalistas de derechas. "Los nacional-populistas no son descarados antidem¨®cratas, y menos fascistas", dice. "En algunos aspectos plantean una amenaza a la democracia. Por ejemplo, refuerzan un creciente alejamiento, incluso una c¨®lera, contra las ¨¦lites pol¨ªticas y los expertos. Su oposici¨®n a una nueva inmigraci¨®n, incluso cuando se argumenta razonablemente en t¨¦rminos de la necesidad de personas formadas para un pa¨ªs, tiende a alimentar la xenofobia. Por otro lado, subrayan problemas en el funcionamiento de la democracia liberal: su elitismo, su agenda pol¨ªticamente correcta o la desatenci¨®n hacia las clases trabajadoras".
El nuevo nacionalismo es con frecuencia antielitista y antiliberal. Sus enemigos son los que llaman globalistas: los nuevos cosmopolitas. "El nacionalismo se presenta como ant¨ªdoto a la globalizaci¨®n. As¨ª lo presenta Trump. Dice: 'Estoy contra la globalizaci¨®n y soy nacionalista'", explica por tel¨¦fono Fran?ois Heisbourg, presidente del Instituto Internacional de Estudios Estrat¨¦gicos, con sede en Londres, y consejero especial de la Fundaci¨®n para la Investigaci¨®n Estrat¨¦gica en Par¨ªs. "A su manera r¨²stica y simple, resume bastante bien la esencia de estos nacionalismos, que es el rechazo de las identidades m¨²ltiples, de la complejidad, de la libre circulaci¨®n de las personas y los bienes".
Heisbourg considera desajustada la comparaci¨®n que hace Macron entre el mundo actual y el de entreguerras. El nacionalismo actual le recuerda m¨¢s al del siglo XIX y principios del XX, antes de la Primera Guerra Mundial, que al de los a?os treinta. El paralelismo con los a?os treinta lo ve en otro lugar. "No veo movimientos fascistas potentes", dice. "Hoy este movimiento ideol¨®gico, totalitario, violento y organizado, es Daesh, los yihadistas".
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