Los estudiantes marxistas, los nuevos enemigos del Gobierno chino
Pek¨ªn ve con inquietud la alianza entre trabajadores y universitarios ideol¨®gicamente ultraortodoxos
Xiao Lan (nombre ficticio) empez¨® a sentir curiosidad por el marxismo como doctrina durante el bachillerato, cuando cay¨® en sus manos la novela Germinal, de ?mile Zola. El monumental relato de la huelga de unos mineros en la Francia del siglo XIX cautiv¨® su imaginaci¨®n y su sentido de la justicia. Al comenzar una carrera cient¨ªfica en una de las grandes universidades de Pek¨ªn, se apunt¨® a la asociaci¨®n de estudiantes marxistas, uno de los grupos de actividades extracurriculares que se encuentran en cualquier centro de estudios superiores en China.
Con el grupo, Lan estudi¨® las obras originales de Marx, Lenin y Mao Zedong. Durante el curso, estos estudiantes ¡ªmuchas veces bajo la mirada burlona de otros compa?eros, para los que su inter¨¦s en la ideolog¨ªa de Karl Marx era una muestra de friquismo un poco rid¨ªcula¡ª ayudaron a los trabajadores de las cantinas universitarias a limpiar mesas, cuidaron a sus hijos y escucharon las historias de los trabajadores inmigrantes de la construcci¨®n.
¡°Cuando empec¨¦ a ser consciente de la situaci¨®n de los trabajadores me convert¨ª en activista. Soy hija de una familia de obreros, pero hasta entonces no me hab¨ªa parado a pensar¡±, cuenta.
Lan vive ahora tiempos convulsos. Ha pasado la semana mirando su m¨®vil y leyendo mensajes en sus redes sociales. El fin de semana pasado, una docena de j¨®venes activistas marxistas, como ella, quedaron detenidos en una serie de redadas en las principales ciudades chinas. De repente, los grupos de universitarios ¡°rojos¡± ¡ªmuy minoritarios, pero en alza¡ª se encuentran en el punto de mira de un r¨¦gimen que se define, al menos sobre el papel, como comunista.
A simple vista, las posiciones de estos estudiantes y de las autoridades deber¨ªan estar perfectamente alineadas. El propio presidente chino, Xi Jinping, que ha recuperado alguna de las se?as de identidad del mandato de Mao?¡ªla fuente de legitimidad del sistema¡ª, ha pedido un fortalecimiento de la educaci¨®n ideol¨®gica en las escuelas y universidades chinas. El marxismo es una asignatura obligatoria para los estudiantes de tercer ciclo.?
Pero ¡°el marxismo que [el Partido Comunista de China] ense?a en las escuelas no es el verdadero; est¨¢ seleccionado y reinterpretado para adaptarlo a sus propios fines¡±, explica Eric Fish, autor del libro China?s Millenials: The Want Generation.
Y la contradicci¨®n entre los ideales de la doctrina original y la realidad es obvia.
¡°El aumento de la desigualdad y otras cuestiones sociales en China han llevado a una decepci¨®n en ciertos sectores hacia el programa de ¡®reforma y apertura¡¯, y hay una percepci¨®n de que el Partido Comunista ha abandonado sus or¨ªgenes socialistas.¡±, explica la investigadora Simone van Nieuwenhuizen, del Instituto de Relaciones Australia-China en la Universidad de Tecnolog¨ªa de Sydney.
En el caso de los j¨®venes, al desencanto sobre la desigualdad y la corrupci¨®n se suma que carecen ¡°del mismo miedo instintivo a las autoridades que tienen las generaciones anteriores¡±: no han vivido la Revoluci¨®n Cultural ni recuerdan la matanza de Tiananmen, apunta Fish.
Este verano, decenas de estudiantes procedentes de todo el pa¨ªs viajaron a Huizhou, en el sureste del pa¨ªs, para solidarizarse con los trabajadores de Jasic Technology, que protestaban contra lo que consideraban un ¡°trato de esclavos¡± por parte de esta fabricante de maquinaria para soldar.
En China, las protestas laborales no son ni mucho menos infrecuentes. Solo en lo que va de a?o, la ONG China Labour Bulletin, con sede en Hong Kong, ha contabilizado m¨¢s de 900 huelgas por todo el pa¨ªs y en todo tipo de sectores, desde el taxi a la miner¨ªa.
Pero que estudiantes de las universidades de ¨¦lite viajaran miles de kil¨®metros para solidarizarse con trabajadores de una f¨¢brica de manufacturas s¨ª ha sido mucho m¨¢s raro desde que las manifestaciones de estudiantes y trabajadores de 1989 en Tiananmen terminaran disueltas en sangre.
Pek¨ªn decidi¨® que ten¨ªa un problema. ¡°La combinaci¨®n del activismo de los trabajadores y del de los estudiantes es exactamente la f¨®rmula con la que prevaleci¨® el Partido Comunista de China en su d¨ªa. Por tanto, en su experiencia, ahora que est¨¢ en el poder no puede permitir que se repita¡±, opina el historiador independiente Zhang Lifan.
50 estudiantes fueron detenidos en agosto. Y desde entonces, la presi¨®n ha ido en aumento.
Ya el mes pasado, Beida anunci¨® cambios en su direcci¨®n que apuntan en este sentido: el nuevo rector es el hasta ahora secretario del Partido dentro de esta instituci¨®n; como nuevo secretario ha quedado nombrado Qiu Shuiping, un funcionario que en su curr¨ªculum incluye haber sido el hombre del Partido en la delegaci¨®n de Pek¨ªn del Ministerio de Seguridad Interna, los servicios secretos chinos.
Esta semana, y tras las ¨²ltimas redadas, la Universidad de Pek¨ªn ha descrito las actividades del ¡°Grupo de Solidaridad con los Trabajadores de Jasic¡± como ¡°delictivas¡±, y ha advertido a sus estudiantes que ¡°si todav¨ªa hay algunos que quieran desafiar la ley, tendr¨¢n que atenerse a las consecuencias¡±.
Y todo apunta a que el control seguir¨¢ endureci¨¦ndose. El a?o pr¨®ximo se cumple el centenario del Movimiento 4 de Mayo, protestas encabezadas por estudiantes de Beida que marc¨® un punto de inflexi¨®n en la historia intelectual de la China del siglo XX; y llega el 30 aniversario de la matanza de Tiananmen, fechas en las que el r¨¦gimen estar¨¢ m¨¢s alerta que nunca contra cualquier gesto no ortodoxo.
¡°El ¡®mantenimiento de la estabilidad¡¯ en los centros educativos se est¨¢ convirtiendo en una prioridad cada vez mayor, y (las redadas contra los estudiantes marxistas) probablemente solo la incrementen. Pero en alg¨²n momento puede resultar demasiado para que los estudiantes lo toleren. La represi¨®n siempre en aumento a veces puede crear el efecto opuesto al que busca¡±, matiza Fish.
Xiao Lan asegura que no le preocupa que crezca la presi¨®n. ¡°No tengo miedo. Pueden intentar obligarme, pero yo no voy a renunciar¡±. Y ¡ªcient¨ªfica ella¡ª cita el dicho atribuido a Galileo despu¨¦s de que la Inquisici¨®n lo forzara a negar que la tierra girara en torno al sol: ¡°eppur' si muove¡± (¡°y, sin embargo, se mueve¡±).
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