Las reticencias de un grupo de pa¨ªses agitan la recta final del Brexit

El presidente de la Comisi¨®n, Jean-Claude Juncker, se ha puesto al frente de la ¡°operaci¨®n cuenta atr¨¢s¡±. Y este martes mismo habl¨® por tel¨¦fono con el presidente del Gobierno espa?ol, Pedro S¨¢nchez, para conocer de primera mano las objeciones planteadas por Espa?a al posible impacto del Tratado en la situaci¨®n de Gibraltar. Juncker tambi¨¦n tiene previsto reunirse este mi¨¦rcoles en Bruselas, a las 17.30 horas, con la primera ministra brit¨¢nica, Theresa May, para sondear sus ¨²ltimas condiciones y evitar que la cumbre del domingo estalle por alg¨²n imprevisto o malentendido entre las dos partes. Los encuentros por el lado europeo se suceden desde el pasado domingo y avanzan en paralelo al proceso de revisar el proyecto de Acuerdo presentado por Barnier y la elaboraci¨®n de una Declaraci¨®n sobre la futura relaci¨®n con Reino Unido. Ambos textos deben ser aprobados en la cumbre. Y Londres ya ha advertido que sin una Declaraci¨®n potente tampoco habr¨¢ Acuerdo.

Bruselas intent¨® cerrar el primer frente dando pr¨¢cticamente por definitivo el Acuerdo pactado con Londres por el negociador jefe europeo, Michel Barnier. ¡°Espero que no haya demasiados comentarios¡±, sugiri¨® el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, tras conocerse el texto pactado con Londres. Tusk ha intentado dar la apariencia de que ya no hay nada que negociar con la convocatoria de una cumbre que desea breve y tajante. Pero las complicaciones, a medida que se acerca la cita, van ganando en intensidad.

Espa?a, que durante los 20 meses de negociaci¨®n ha dado todo su apoyo al equipo de Barnier, empez¨® a desmarcarse tras la publicaci¨®n la semana pasada del proyecto final de Acuerdo. Las cr¨ªticas de Madrid han ido a m¨¢s y han cristalizado en la exigencia de que se deje claro, por escrito y de manera concluyente, que el estatus de Gibraltar tras el Brexit depender¨¢ siempre de un pacto entre Londres y Madrid. ¡°Alguien en Bruselas no ha hecho bien su trabajo¡±, espet¨® este martes S¨¢nchez, en la primera cr¨ªtica abierta y en p¨²blico al equipo de Barnier.

El Gobierno espa?ol interpreta que el art¨ªculo 184 del Acuerdo de salida pone en duda que Espa?a tendr¨¢ siempre la ¨²ltima palabra al respecto. El ministro de Exteriores, Josep Borrell, se ha mostrado abierto a solucionar el problema con cualquier f¨®rmula jur¨ªdica, sea con la modificaci¨®n del art¨ªculo o con alg¨²n tipo de declaraci¨®n que zanje las dudas. ¡°No me importa el instrumento, pero quiero que quede claro que el futuro sobre Gibraltar se negociar¨¢ con el acuerdo de Espa?a¡±, se?al¨® Borrell en Bruselas durante un acto organizado por Pol¨ªtico.

La Comisi¨®n Europea dijo estar ¡°al corriente¡± de las objeciones planteadas por Espa?a y asegur¨® que sigue abierta la negociaci¨®n para buscar una salida. Pero Gibraltar no es el ¨²nico obst¨¢culo que deber¨¢ superarse para salvar el domingo el Acuerdo.

Varios pa¨ªses, con Francia a la cabeza, reclaman a Londres el compromiso de que se mantendr¨¢ el acceso de los barcos pesqueros europeos a las aguas brit¨¢nicas. Reino Unido, que ahora forma parte de la Pol¨ªtica Com¨²n Pesquera, se ha negado a incluir esa ¨¢rea en el Acuerdo de salida.

Par¨ªs quiere que se garantice que el futuro acuerdo comercial con Londres incluir¨¢ la posibilidad de seguir faenando en una zona que reporta a la flota europea m¨¢s de un mill¨®n de toneladas de pescado y marisco al a?o, con el 58% de las capturas a cargo de barcos europeos no brit¨¢nicos. La demanda pesquera es compartida tambi¨¦n por Espa?a y Holanda, entre otros pa¨ªses.

Del lado brit¨¢nico tambi¨¦n se esperan reivindicaciones sobre la Declaraci¨®n futura, en particular, el reconocimiento de que Reino Unido nunca ser¨¢ tratado como un pa¨ªs tercero cualquiera. Y que disfrutar¨¢ de un acceso privilegiado a la pol¨ªtica de seguridad y a parte de la nueva pol¨ªtica de defensa europeas.

En las pr¨®ximas horas, los negociadores deber¨¢n encajar todas esas piezas para que en la cumbre del domingo tanto los 27 como Londres den la luz verde a poner en marcha el proceso de ratificaci¨®n. Es una decisi¨®n delicada para ambas partes. Para la primera ministra brit¨¢nica porque de la bondad o no del Acuerdo y la Declaraci¨®n depender¨¢n sus posibilidades de sobrevivir a las votaciones en Westminster.

Y para los europeos, porque la cumbre es la ¨²ltima vez que pueden ejercer derecho de veto. Una vez en marcha la ratificaci¨®n, el Acuerdo se aprobar¨ªa por mayor¨ªa cualificada de los 27 (con voto a favor de no menos de 20 pa¨ªses que representen al menos el 65% de la poblaci¨®n) y por mayor¨ªa en el Parlamento Europeo. De ah¨ª, que todas las delegaciones extremen su prudencia con los textos que deben respaldarse por unanimidad esta semana.

Varias delegaciones, incluida Espa?a, han reclamado a Barnier aclaraciones sobre el llamado backstop o f¨®rmula de ¨²ltimo recurso para evitar una frontera f¨ªsica entre Irlanda del Norte y la Rep¨²blica de Irlanda. La soluci¨®n pactada por Barnier con el Gobierno de May contempla el establecimiento de una uni¨®n aduanera entre Reino Unido y la UE hasta que se encuentre otra soluci¨®n mejor o se logre un acuerdo comercial.

Espa?a y el resto de pa¨ªses reticentes temen que durante ese per¨ªodo Reino Unido disfrute un acceso casi total al mercado europeo sin necesidad de cumplir sus obligaciones. Londres ha ofrecido ciertas garant¨ªas de que no se desmarcar¨¢ de la legislaci¨®n comunitaria (medioambiente, mercado de trabajo) pero varias capitales quieren reforzar esos compromisos. Y las mismas delegaciones se muestran inquietas por el escaso papel otorgado al Tribunal de Justicia europeo en la resoluci¨®n de los potenciales conflictos entre Londres y Bruselas durante la vigencia de la uni¨®n aduanera.