El ataque de los machos blancos
La tensi¨®n de g¨¦nero, raza y clase marc¨® las elecciones en Brasil
La presentadora Fernanda Lima fue linchada en las redes sociales por terminar la edici¨®n de su programa Amor & Sexo del 6 de noviembre, en la televisi¨®n Globo, con el discurso abajo. Es mejor leerlo coma por coma, porque la cantidad de personas que lo comentan, juzgan y condenan sin ni siquiera leerlo se ha multiplicado m¨¢s que las cucarachas. Y, a veces, con el cerebro de una. Fernanda dijo:
¡°Llaman loca a la mujer que desaf¨ªa las reglas y no se conforma. Llaman loca a la mujer llena de erotismo, de vida y deseo. Llaman loca a la mujer que resiste y no desiste. Llaman loca a la mujer que dice s¨ª y a la mujer que dice no. No importa lo que hagamos, nos llaman locas. Ya que nos llevamos la fama, vamos a echarnos en la cama. Vamos a sabotear los engranajes de este sistema de opresi¨®n. Vamos a sabotear los engranajes de este sistema homof¨®bico, racista, patriarcal, machista y mis¨®gino. Vamos a echar a la hoguera las camisas de fuerza de la sumisi¨®n, la tiran¨ªa y la represi¨®n. Vamos a libertarnos a todas nosotras y a todos ustedes. Nuestra lucha est¨¢ solo empezando. Prep¨¢rense porque esta revoluci¨®n no tiene vuelta atr¨¢s. ?Vamos a sabotear todo esto?¡±
El programa hab¨ªa sido grabado en julio, como ella afirm¨® en las redes sociales, pero inmediatamente una horda de seguidores de Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), interpret¨® el discurso de la presentadora como un manifiesto contra la elecci¨®n de su ¡°mito¡±. ?C¨®mo es posible? Es bastante posible, e incluso previsible. Si la presentadora est¨¢ convocando a las mujeres a luchar contra la homofobia, el racismo, el patriarcado, el machismo y la misoginia (odio a las mujeres), y los electores de Bolsonaro se ofenden y responden a lo que consideran un ataque personal a su l¨ªder, es porque entienden que el presidente electo defiende y proclama la homofobia, el racismo, el patriarcado, el machismo y la misoginia. Lo entienden muy bien.
Si Fernanda Lima invoca al p¨²blico a combatir la sumisi¨®n, la tiran¨ªa y la represi¨®n, y los electores de Bolsonaro se ofenden, es porque entienden que Bolsonaro ¡ªy tambi¨¦n ellos¡ª defienden la sumisi¨®n (de las mujeres, de la comunidad LGBTQIA y de los negros), la tiran¨ªa y la represi¨®n. Ninguna novedad. Los que denuncian el proyecto autoritario de Bolsonaro ya lo sab¨ªan. A diferencia de parte del electorado del diputado profesional, quien se opuso a ¨¦l crey¨® en la violencia que Bolsonaro propag¨® p¨²blicamente durante casi 30 a?os. Crey¨® en lo que dijo. Exactamente por cre¨¦rselo, millones de personas lucharon contra su candidatura. Por cierto, esta es otra caracter¨ªstica de estas elecciones: una parte de los electores dec¨ªa que no cre¨ªa que su candidato har¨ªa lo que dec¨ªa que har¨ªa, y por eso le votaron. ?Es dif¨ªcil de entender? S¨ª.
Lo que tal vez todav¨ªa pudiera sorprender es que una horda de personas linchara verbalmente a alguien por defender valores fundamentales de la civilizaci¨®n, que ya parec¨ªan consolidados, como la lucha contra el racismo, el machismo, la homofobia y la tiran¨ªa. Pero hemos llegado a este nivel. Y seguramente seguiremos bajando mucho m¨¢s. Ni siquiera estamos cerca del fondo del pozo sin fondo.
1) Cuando los ¡°deslices¡± molestan
Uno de los m¨¢s rabiosos con la lucha de Fernanda Lima contra el machismo respondi¨® con la elegancia y el respeto que caracterizan a una parte de los seguidores de Bolsonaro, hechos a imagen y semejanza del ¡°mito¡±. As¨ª, el cantante Eduardo Costa se revel¨® al decir: ¡°?M¨¢s de 60 (sic) millones de brasile?os y brasile?as votaron a Bolsonaro y ahora esta imb¨¦cil viene con este discurso izquierdista! Puede estar segura de una cosa, el choriceo se va a acabar, la cuerda siempre peta por el lado m¨¢s d¨¦bil, y el lado m¨¢s d¨¦bil hoy es el suyo. ?Es que esta se?ora solo hace programas para fumetas, maleantes, izquierdistas derrotados y esos proyectos de artista como ella?¡±.
Que ser de izquierda signifique tambi¨¦n combatir la tiran¨ªa, el machismo, el racismo, la homofobia y la misoginia, de acuerdo. Es bastante honroso. Pero dudo que una parte de la derecha no comparta estos mismos valores humanitarios b¨¢sicos. Hay una derecha que sospecho que podr¨ªa ofenderse por haberla apartado de estos valores. ?Pero d¨®nde est¨¢? Muda como una monja que ha hecho voto de silencio.
Los que no hacen voto de silencio son los pastores de ciertas iglesias evang¨¦licas; aunque no todas, definitivamente no todas. Conocedor de sus fieles, el diputado Marco Feliciano se manifest¨® en la prensa g¨®spel con la seguridad de que su p¨²blico solo leer¨ªa lo que ¨¦l dijera, no lo que Fernanda efectivamente dijo. Y su p¨²blico nunca lo decepciona. Entonces minti¨®: ¡°En una de sus ¨²ltimas presentaciones, (Fernanda Lima) vocifer¨® cr¨ªticas feroces y mentirosas al presidente electo Jair Bolsonaro. Su discurso denotaba un odio evidente y una falta de respeto hacia la mayor¨ªa del pueblo brasile?o, entre los cuales hay muchos de sus espectadores, con un lenguaje de revolucionario clandestino, como si estuviera hablando desde alguna caverna de Afganist¨¢n¡±.
Lean de nuevo lo que dijo Fernanda Lima. ?C¨®mo puede haber ofendido a Jair Bolsonaro? ?C¨®mo pueden compararse las dependencias de la cadena Globo (!!!) con una caverna en Afganist¨¢n? Para que podamos dialogar, hay que mantener una afinidad m¨ªnima con los hechos. Aunque se sepa que Bolsonaro defiende el racismo, la homofobia, el machismo, la misoginia y la tiran¨ªa, tener ideas diferentes no es ofender, solo discrepar. En este caso, solo cumplir la ley, ya que el racismo, por ejemplo, es un crimen. Sin contar que a Bolsonaro jam¨¢s se le mencion¨® en el programa, grabado mucho antes de la primera vuelta de las elecciones.
Pero el discurso de Feliciano, un pastor que ya ha sido acusado de intento de violaci¨®n y que ha afirmado que los negros descienden de un ¡°ancestral maldito por No¨¦¡±, no sorprende a nadie. Lo que sorprende es que ¡°denuncie¡± que alguien est¨¢ en contra de la opresi¨®n de las mujeres y el racismo. ?Su doctrina evang¨¦lica est¨¢ a favor? Feliciano puede ser lo que es y responder por lo que dice y hace ante la justicia, pero no puede tratar su comportamiento como si fuera la manera correcta de actuar en una sociedad. Esta es la locura del momento: tratar comportamientos anti¨¦ticos e inmorales, algunos de ellos previstos en el C¨®digo Penal como crimen, como si fueran la forma correcta de actuar, o como si la elecci¨®n de Bolsonaro hubiera bastado para rasgar la Constituci¨®n y defecar en el C¨®digo Penal.
D¨ªas despu¨¦s del ataque a Fernanda Lima, dos manifestaciones de hombres blancos y viejos aclararon un poco m¨¢s el actual panorama brasile?o. (Para dejarlo expl¨ªcito desde este momento, quien me lee sabe que defiendo de manera contundente la vejez y critico expresiones como ¡°tercera edad¡±.) Los dos hombres blancos y viejos tienen voces que pueden reverberar lejos, uno de ellos tambi¨¦n tiene micr¨®fono y concesi¨®n de televisi¨®n. Pero ambos tienen trayectorias bastante diferentes. Sin embargo, en este momento de tantas viejas novedades, se aproximan en el pensamiento.
Silvio Santos no es ¡°gracioso¡± o ¡°pol¨¦mico¡±. Es un acosador, y tambi¨¦n racista
El primero es Silvio Santos. En directo, por televisi¨®n, el presentador y due?o de la cadena SBT, al recibir a la cantante Claudia Leitte, afirm¨® que no la abrazar¨ªa. ¡°Esto de dar abrazos me excita y no me gusta estar excitado¡±, dijo el presentador. Sorprendida por la falta de respeto, Claudia respondi¨®: ¡°En el buen sentido de la palabra, ?no? De alegr¨ªa, euforia, excitaci¨®n¡±. Silvio, obviamente, perdi¨® la oportunidad de redimirse en p¨²blico: ¡°No, no, no es euforia. Es excitaci¨®n de verdad¡±. Y la c¨¢mara enfoc¨® las piernas de la cantante, para dejar claro a los millones que ve¨ªan el programa lo que dejaba a su jefe tan excitado sexualmente.
Silvio Santos es conocido al menos por dos caracter¨ªsticas: hacerles la pelota a todos los gobiernos, dictatoriales o no, de manera vergonzosa, y creer que acosar y ofender a las mujeres es un derecho adquirido y lo ¡°pol¨ªticamente correcto¡± no se lo puede quitar. A prop¨®sito, esta expresi¨®n es la m¨¢s odiada por personas como ¨¦l, ya que creen que es injusto tener que frenar sus instintos en nombre de la convivencia y el respeto al pr¨®jimo. En julio, el due?o de SBT hizo el siguiente comentario con relaci¨®n a Fernanda Lima: ¡°Con esas piernas tan finas y esa cara de gripe, no tendr¨ªa ni amor ni sexo¡±.
En una entrevista en la cadena Bandeirantes, Fernanda respondi¨®: ¡°Silvio, ?por qu¨¦ no te callas?¡±. ?l dijo que no se callar¨ªa. Entonces, Fernanda utiliz¨® sus redes sociales: ¡°El cuerpo de la mujer no es un territorio p¨²blico donde se puede meter la mano, evaluar, invadir, utilizar, agredir. Sigamos firmes y juntas construyendo un gran abrigo de protecci¨®n para todas las mujeres contra cualquier violencia machista¡±. El choque entre la presentadora de Amor & Sexo y los machos alfa de la televisi¨®n no es nuevo, como puede verse. Que una mujer hable de sexo y amor a millones de telespectadores parece que afecta a las masculinidades inseguras.
En el programa Teleton, en 2017, tras la actuaci¨®n de un grupo de bailarinas XXL, Silvio llam¨® a una de las chicas para entrevistarla. Sali¨® con esto: ¡°Eres muy graciosa. Aunque seas la ¨²nica negra entre las blancas, eres bonita. ?Bonita de verdad!¡±. Es probable que crea que reconocer la belleza de una negra, incluso con tantas blancas a su alrededor, sea un elogio, lo que ya es bastante impresionante. Pero ¨¦l es especialista en empeorar las cosas todav¨ªa m¨¢s: ¡°Quien se case contigo tendr¨¢ dos placeres: uno a la hora de darle alegr¨ªa al nene y el otro cuando sales de encima¡±.
Silvio Santos ya deber¨ªa haber respondido por todas las veces que ha violado la ley en directo, ante millones de espectadores, en horario de m¨¢xima audiencia, desde hace mucho. Pero crece el n¨²mero de personas que solo lo encuentran ¡°gracioso¡±. Y de las que creen que todo esto solo es ¡°normal¡±. Esta gente que normaliza lo que jam¨¢s podr¨ªa considerarse normal no se da cuenta de que estos ejemplos ¡ªy su impunidad¡ª repercuten en los actos cotidianos y se arraigan en las relaciones sociales, estimulando cr¨ªmenes tambi¨¦n contra el cuerpo. O s¨ª que se dan cuenta. Y por eso lo apoyan.
Carlos Vereza se ofende con el cuerpo expuesto de ¡°mujeres feas¡±
La manifestaci¨®n m¨¢s sorprendente vino del actor Carlos Vereza. Durante la dictadura civil y militar (1964-1985), era visto como uno de los artistas m¨¢s activos y comprometidos contra la opresi¨®n. Tambi¨¦n se le considera uno de los m¨¢s brillantes actores de su generaci¨®n. Elector de Bolsonaro, hizo la siguiente afirmaci¨®n, en una entrevista al peri¨®dico Folha de S. Paulo: ¡°Una cosa que no entiendo es por qu¨¦, en cualquier protesta, tienen que desnudarse. Son cuerpos muy feos. (...) Son mujeres feas, con pelos bajo el brazo, con barriga. Las protestas tienen que hacerse con vaqueros y una camiseta Lacoste. Y no desnudos¡±.
Claro que Vereza es mucho m¨¢s sofisticado al diseminar sus agresiones. Pero la declaraci¨®n es bastante violenta. Para ¨¦l, solo mujeres con determinado est¨¢ndar de belleza tienen derecho a mostrar su cuerpo en p¨²blico. A la vez, reverbera una mentira ampliamente difundida por WhatsApp. La ¨²ltima gran manifestaci¨®n organizada por mujeres fue el movimiento #EleN?o (?l No), el pasado 29 de septiembre, contra el autoritarismo que representaba la candidatura de Bolsonaro. Nadie se desnud¨® en aquella protesta. Pero, en WhatsApp, partidarios de Bolsonaro difundieron im¨¢genes de otras protestas, algunas ni siquiera realizadas en Brasil. Como las televisiones desistieron de hacer periodismo en aquella ocasi¨®n, con una cobertura m¨ªnima de las manifestaciones, se convirtieron en ¡°verdad¡±. Hab¨ªa incluso im¨¢genes de mujeres rompiendo s¨ªmbolos religiosos, lo cual no sucedi¨® en el movimiento #EleN?o.
Carlos Vereza no se refiere nominalmente al #EleN?o, pero podemos sospechar que, como elector de Bolsonaro, pueda referirse a la mayor protesta contra su candidato en las elecciones de 2018. Aunque no se refiera a esa protesta, y aunque algunas mujeres se hubieran desnudado, ?por qu¨¦ el cuerpo femenino utilizado como expresi¨®n pol¨ªtica ser¨ªa tan ofensivo? ?Quiz¨¢s porque, para Vereza, el desnudo femenino solo es leg¨ªtimo si sirve para el goce del hombre, como ha sido durante tantos siglos (y todav¨ªa lo es en muchos espacios)? ?Quiz¨¢s porque habr¨ªa que pasar por una selecci¨®n coordinada por Vereza para que nos diga si nuestro cuerpo es lo bastante bueno para exponerlo sin ofender su sensibilidad? ?Por qu¨¦ existe esta necesidad de atacar a las mujeres descalificando su cuerpo?
Y, entonces, llega la frase m¨¢s elitista: ¡°las protestas tienen que hacerse con vaqueros y una camiseta Lacoste¡±. Para quien no la conoce, Lacoste es una marca francesa, cara, y su producto m¨¢s famoso son los polos. Es aquella del cocodrilo, que tanto piratean los vendedores ambulantes. Lo que Vereza est¨¢ diciendo es que las protestas son para los hombres, que suelen ponerse m¨¢s polos que las mujeres, para gente vestida con ropa de marca, brasile?os que pueden pagarla. Las protestas, por lo tanto, no ser¨ªan para los pobres, seg¨²n el actor que fue un s¨ªmbolo de resistencia contra el autoritarismo.
2) La polarizaci¨®n marcada por el g¨¦nero y la raza
No me parece que esta coincidencia de voces sea solo otro de los ataques que las mujeres sufren desde hace tanto tiempo. La elecci¨®n de Bolsonaro, cuyas frases que desacreditan a las mujeres ya son muy conocidas, ha destapado el odio ¡ªy tambi¨¦n el miedo¡ª de cierto tipo de hombres, que sufren por perder sus privilegios. Incluso el privilegio de poder acosar a una mujer sin que lo repriman. Y no se ha destapado solo entre sus electores. Se ha destapado de manera general.
?La dificultad de perder privilegios de g¨¦nero marca tanto a la derecha como a la izquierda, parte de ella tambi¨¦n machista, mis¨®gina y homof¨®bica. Atraviesa varias clases sociales, y tambi¨¦n las razas. A veces, el ¨²nico ¡°privilegio¡± de un hombre pobre es el de sentirse superior a la mujer y poder acosar a todas las que quiera libremente. Solo que, si eso se entiende como un privilegio, hay que empezar a entender que no es un privilegio. Es desigualdad y es violencia. Es inaceptable.
Los nuevos feminismos tienen la fuerte marca del creciente protagonismo de las mujeres negras
Este aprendizaje se ha conquistado con la lucha hist¨®rica de las feministas y, m¨¢s recientemente, movimientos como #primeiroass¨¦dio (primer acoso), en Brasil, y #MeToo, en los Estados Unidos, al igual que Ni Una Menos, que se extendi¨® por toda Am¨¦rica Latina. Los avances recientes de las mujeres, con la emergencia de j¨®venes feministas y el nacimiento de nuevos feminismos, con la fuerte marca del creciente protagonismo de las mujeres negras, se?alan este momento. Ning¨²n otro movimiento se ha mostrado tan fuerte y ha realizado tantas conquistas en los ¨²ltimos a?os como el de las mujeres.
Bolsonaro tambi¨¦n reacciona a eso. Jam¨¢s lo admitir¨¢, pero ¨¦l y sus seguidores temen a los ¡°deslices¡±, expresi¨®n que utiliz¨® para explicar c¨®mo tuvo una hija mujer despu¨¦s de cuatro hombres. Bolsonaro es un macho destapado, que disfraza su ignorancia de ¡°sinceridad¡± y ¡°autenticidad¡±, que se enorgullece de poder decir cualquier barbaridad simplemente porque es hombre y es blanco. Es un macho que defiende con ferocidad su lugar en lo alto de la cadena alimentaria. El presidente electo mayoritariamente por hombres, pero tambi¨¦n por muchas mujeres, representa a bastante gente, hasta a quien no confiesa que, en este punto, se siente secretamente vengado por ¨¦l.
La ofensiva contra las mujeres no es algo colateral o secundario en las elecciones de 2018, como puede parecer. Es central. En mi opini¨®n, la gran marca de estas elecciones es el g¨¦nero, la raza y la clase social. Como mostr¨® la investigaci¨®n de EL PA?S, en la primera vuelta Bolsonaro gan¨® en las diez ciudades m¨¢s ricas del pa¨ªs y Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), gan¨® en las diez ciudades m¨¢s pobres. Como se sabe, en Brasil la mayor¨ªa de los m¨¢s pobres son negros y la mayor¨ªa de los m¨¢s ricos son blancos. En el sondeo de Ibope en la segunda vuelta, encargado por la cadena de televisi¨®n Globo y por el peri¨®dico O Estado de S. Paulo, Bolsonaro ganaba de mucho entre los hombres (54% a 37%) y perd¨ªa por poco entre las mujeres (41% a 44% que consegu¨ªa Haddad). El sondeo se realiz¨® los d¨ªas 26 y 27 de octubre, la v¨ªspera de las elecciones, con un margen de error de 2 puntos y un nivel de confianza del 95%.
El candidato de extrema derecha tambi¨¦n ganaba de mucho entre los m¨¢s escolarizados (el 53% frente al 35% de Haddad) y perd¨ªa de mucho entre los menos escolarizados (el 36% frente al 54%). El populista tambi¨¦n perd¨ªa de mucho entre los que viven con hasta un salario m¨ªnimo (el 32% frente al 56% de Haddad) y ganaba de mucho entre los que cobran m¨¢s de cinco salarios m¨ªnimos (el 63% frente al 29%). El candidato autoritario tambi¨¦n ganaba de mucho entre los blancos (el 58% frente al 31% de Haddad) y perd¨ªa por poco entre los negros (el 41% frente al 47%).
Esta es la polarizaci¨®n que revela bastante sobre el actual momento del pa¨ªs y sobre el peso de las luchas identitarias en estas elecciones. No es la ¨²nica variable determinante, pero, sin duda, es una de ellas. La religi¨®n, como ya hab¨ªa quedado claro, tambi¨¦n es una variable fundamental. Seg¨²n el mismo sondeo de Ibope, si entre los cat¨®licos hubo empate t¨¦cnico de los candidatos, entre los evang¨¦licos Bolsonaro gan¨® con diferencia.
Las mujeres no son un gen¨¦rico: Bolsonaro perdi¨® m¨¢s entre las negras y las nordestinas
3) Las mujeres son la principal oposici¨®n a Bolsonaro
La gran oposici¨®n a Bolsonaro ¡ªy tambi¨¦n la m¨¢s visible¡ª est¨¢ representada por las mujeres. Pero hay que recordar que las mujeres no son un gen¨¦rico. Bolsonaro perdi¨® m¨¢s entre las negras que entre las blancas, y m¨¢s entre las nordestinas que entre las del Sur y Sudeste. La divisi¨®n regional, que ya hab¨ªa quedado clara en las elecciones de 2014, es otro indicador importante de la partici¨®n hist¨®rica de Brasil.
La mayor manifestaci¨®n organizada por mujeres de la historia de Brasil fue #EleN?o, que puso a centenas de miles de personas en las calles el 29 de septiembre. #EleN?o tambi¨¦n fue la mayor manifestaci¨®n de las elecciones de 2018. La protesta fue contra Bolsonaro. Y empez¨® en una p¨¢gina de Facebook ¡ªMujeres Unidas Contra Bolsonaro¡ª, creada por Ludmilla Teixeira, una mujer nordestina de Bah¨ªa, de origen perif¨¦rica y negra.
Negar la centralidad de este movimiento de mujeres en la oposici¨®n a Bolsonaro y al autoritarismo que representa, en las elecciones m¨¢s complejas de la democracia brasile?a, obedece a la misma l¨®gica sexista, machista y patriarcal que el presidente electo representa. Una parte de la izquierda ¡°culp¨®¡± r¨¢pidamente al movimiento #EleN?o por el aumento de las intenciones de voto a Bolsonaro. Intelectuales inteligentes quisieron olvidar otras variables y tambi¨¦n que la pol¨ªtica no es un instante, sino un proceso.
Excluido el #EleN?o, los brasile?os que rechazaron a Bolsonaro tendr¨ªan poco que contarle al mundo, as¨ª como tampoco podr¨ªan afirmar que hicieron una oposici¨®n consistente al proyecto autoritario de poder. El #EleN?o fue el principal movimiento de resistencia a Bolsonaro y, en un momento tan polarizado, consigui¨® unir a personas que hasta entonces ni siquiera se hablaban, mucho m¨¢s all¨¢ de los partidos pol¨ªticos. Prob¨® algo transgresor en un contexto tan precario: que es posible convivir con las diferencias y luchar por lo que es com¨²n.
?C¨®mo entra Fernanda Lima en esta historia? Ella, tan sudista, tan blanca, tan rubia, un modelo de belleza tan est¨¢ndar que quiz¨¢ lo aprobar¨ªan incluso los rigurosos criterios de selecci¨®n de Carlos Vereza, el que no quiere ver ¡°cuerpos feos¡± en las calles. Cuando empez¨® Amor & Sexo, en 2009, posiblemente muchos esperaban solo la excitaci¨®n (en el sentido de Silvio Santos) de una mujer joven y guapa que hablaba de sexo con poca ropa. Fernanda demostr¨® que se puede discutir sobre sexo con inteligencia y franqueza sin convertirse en clich¨¦ de revista ¡°femenina¡± ni en una Barbie para el consumo masculino. Con una buena direcci¨®n y un buen equipo de redactores, Amor & Sexo es un programa que se fue volviendo cada vez m¨¢s interesante.
Especialmente en las dos ¨²ltimas temporadas, el programa ha sabido interpretar el momento pol¨ªtico de las luchas identitarias y ha llevado el debate al plat¨®. Pero no solo por boca de Fernanda. La presentadora blanca y heterosexual ha sabido entender su ¡°lugar de habla¡±. Fernanda ha compartido el micr¨®fono y el programa se ha convertido en un espacio para reverberar varias identidades de g¨¦nero y de raza. Y lo ha hecho en un momento en que otras voces, en especial la de pastores evang¨¦licos neopentecostales y su bancada en el Congreso, negociaban poder y recursos p¨²blicos a partir de ideas como la de que solo existe un tipo de familia, la de un hombre con una mujer, o que la homosexualidad puede ¡°curarse¡±, como si fuera una enfermedad.
Fernanda Lima despierta el odio de los bolsomachos porque no se ha dejado convertir en un objeto
De ser el objeto de deseo de los hombres del pa¨ªs, la Fernanda que no se dej¨® cosificar pas¨® a ser odiada por una parte de los machos nacionales, y nacionalistas. No solo hablaba de sexo sin ser para el goce de los hombres, sino que tambi¨¦n repudiaba p¨²blicamente el acoso sexual. Al compartir el micr¨®fono con otras identidades de g¨¦nero y raciales, la presentadora, en cierto modo, se convirti¨® en una traidora de su g¨¦nero y raza, en un pa¨ªs marcado por el racismo y la homofobia, que ahora tambi¨¦n tiene un presidente declaradamente racista y homof¨®bico.
Fernanda Lima podr¨ªa ser solo la madre de la familia que algunos consideran ¡°perfecta¡±. Tiene un marido igualmente blanco, rubio y guapo, y unos gemelos igualmente blancos, rubios y guapos. Est¨¢n listos para posar para las revistas del coraz¨®n, cosa que tambi¨¦n hacen. Pero Fernanda se neg¨® a desempe?ar el que para muchos era su mejor papel, o el ¨²nico, y utiliz¨® el espacio que hab¨ªa conquistado para debatir otras posibilidades de existir en este mundo. Los electores de Bolsonaro la llaman ¡°imb¨¦cil¡± precisamente por no ser la ¡°imb¨¦cil¡± que esperaban que fuera. Si fuera ¡°imb¨¦cil¡±, el clich¨¦ de la ¡°rubia tonta¡±, el bolsomacho se estar¨ªa rascando la barriga de satisfacci¨®n, porque creer¨ªa que todo hab¨ªa vuelto a su sitio.
4) De Dilma a Am¨¦lia, de Marcela a Fernanda
Fernanda es exactamente la que no se ha vuelto ¡°bella, recatada y del hogar¡±, como fue descrita la mujer del presidente Michel Temer, del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (MDB), en un perfil de la revista Veja. El alboroto que provoc¨® la joven y rubia esposa de Michel Temer todav¨ªa tiene que estudiarse mejor. La vendieron como un personaje de propaganda de nevera de los a?os 60, pero muchos de sus admiradores, al hablar de ella, sonaban como personajes de una novela folletinesca patriarcal y picante. Qui¨¦n es en realidad, el p¨²blico no lo sabe.
El marido de Marcela traicion¨® a su compa?era de lista, Dilma Rousseff (PT), la primera mujer presidenta de la historia de Brasil, que fue investida al lado de su hija y no de un marido. Temer, el vicepresidente conspirador, se estren¨® como presidente por un impeachment, con un ministerio totalmente blanco y masculino, como si Brasil todav¨ªa estuviera en la Rep¨²blica Vieja (1889-1930).
El desplazamiento del lugar de la mujer, de la primera presidenta, el papel de m¨¢ximo protagonismo de un pa¨ªs, al de una primera dama cl¨¢sica, la sombra tras el ¡°gran hombre¡±, no es un dato cualquiera. El guion del impeachment tiene muchas caras, una de ellas es la de la expulsi¨®n de la primera mujer que asumi¨® el poder en Brasil por la traici¨®n ¨¦tica de un hombre que ocupaba un lugar subalterno y por la inmoralidad corrupta de un Congreso compuesto mayoritariamente de hombres. La tragedia culmin¨® con la declaraci¨®n del entonces diputado Jair Bolsonaro al votar a favor el impeachment: ¡°A la memoria de Carlos Alberto Brilhante Ustra, el pavor de Dilma Rousseff...¡±.
En aquel momento, nadie afirmar¨ªa que, solo dos a?os despu¨¦s, Bolsonaro ser¨ªa elegido presidente. Quiz¨¢ su camino rumbo a la victoria haya empezado ah¨ª, con la intersecci¨®n de la tortura que durante la dictadura sufri¨® una mujer, la presidenta que con su voto ayudaba a expulsar del puesto para el que hab¨ªa sido elegida, y la apolog¨ªa a un torturador. Cuando no sucedi¨® nada tras el discurso criminal y s¨¢dico de Bolsonaro, cuando el impeachment sin justificaci¨®n consistente fue consumado, la sociedad brasile?a cruz¨® un l¨ªmite para el que ya no sabemos si hay vuelta atr¨¢s. En aquel momento, el impeachment dej¨® de ser un instrumento previsto en la Constituci¨®n. Bolsonaro lo convirti¨® en un nuevo episodio de tortura para Dilma Rousseff. Las instituciones contemporizaron con el crimen, y/o se inhibieron, demostrando que no estaban a la altura de la democracia.
Durante el proceso electoral, otra v¨ªctima de tortura fue atacada por los seguidores de Bolsonaro. De nuevo, una mujer. Y, de nuevo, no creo que el sexo y el g¨¦nero sean coincidencias. A Am¨¦lia Teles, el h¨¦roe de Bolsonaro primero mand¨® que le arrancaran la ropa. Despu¨¦s, le infligieron electrochoques en los pechos, la vagina, el ano, el ombligo, los o¨ªdos y dentro de la boca. En otra sala estaba su marido, tambi¨¦n lo estaban torturando. Entrar¨ªa en coma por los golpes. Cuando Amelinha ya se hab¨ªa orinado y vomitado, el militar mand¨® que trajeran a sus hijos: una ni?a de cinco a?os y un ni?o de cuatro. El ni?o no reconoci¨® a su madre, por c¨®mo la hab¨ªa desfigurado la tortura. ¡°Solo te reconoc¨ª por la voz¡±, recordar¨ªa mucho m¨¢s tarde. La ni?a pregunt¨®: ¡°Mam¨¢, ?por qu¨¦ est¨¢s azul?¡±. Solo entonces Amelinha se dio cuenta de que los hematomas hab¨ªan dejado todo su cuerpo azul.
En la segunda vuelta de la campa?a electoral, a petici¨®n del equipo de Fernando Haddad (PT), Am¨¦lia y su hija grabaron unas declaraciones para el programa pol¨ªtico en televisi¨®n, para explicar lo que vivieron. Al punto, los seguidores de Bolsonaro promovieron un linchamiento en las redes sociales: se inventaron que hab¨ªa descuartizado a dos militares cuando formaba parte de la resistencia a la dictadura. Crearon una ficci¨®n en que la v¨ªctima ser¨ªa la torturadora y asesina. Invirtieron y subvirtieron la realidad. Y la amenazaron de muerte. A los 74, era como si Am¨¦lia fuera torturada una vez m¨¢s. El poder judicial, que no hizo nada con relaci¨®n a la apolog¨ªa al torturador, cometida por Bolsonaro, esta vez censur¨® la voz de Amelinha, prohibiendo el programa. La medida cautelar que la call¨® la dict¨® el magistrado Luis Felipe Salom?o, del Tribunal Superior Electoral, con la justificaci¨®n de que el programa promov¨ªa una ¡°distopia simulada¡±.
Los torturadores reservaban ¡°t¨¦cnicas¡± especiales para las mujeres
Las declaraciones de las torturadas en la dictadura revelan que hab¨ªa un sadismo particular en el acto de infligir sufrimiento a las mujeres. Primero, muchas de ellas fueron violadas. O sea. La violencia sexual se utilizaba como tortura. Otra ¡°t¨¦cnica¡± habitual era meterles cucarachas y ratas en la vagina. Al relatar la tortura que sufri¨® durante el r¨¦gimen de opresi¨®n, la periodista Miriam Leit?o revel¨® que los torturadores pusieron una boa constrictor viva en su celda, apagaron la luz y la dejaron ah¨ª. El presidente electo, Jair Bolsonaro, coment¨® en la ocasi¨®n: ¡°?Pobre serpiente!¡±.
Los electrochoques en los pechos, el ano y la vagina eran habituales. A muchas mujeres, como Crimeia Schmidt, las torturaron incluso estando embarazadas. Hermana de Amelinha, a Crimeia le dio una paliza el propio Ustra. Estaba embarazada de siete meses. Ustra la sac¨® de la celda por el pelo y empez¨® a darle bofetadas en la cara. La fue arrastrando por el corredor, sin dejar de pegarle. Se desmay¨® y, cuando recuper¨® la consciencia, ya estaba en la sala de tortura, toda orinada. Ese fue solo el primer d¨ªa. En los siguientes, a Crimeia la tortur¨® el equipo del coronel. Ustra solo entraba en la sala de tortura para darle algunas bofetadas y se iba. Este es el hombre que inspira a Bolsonaro y cuyo rostro estampaba las camisetas que sus hijos y seguidores llevaban durante la campa?a electoral, sin que el poder judicial creyese que fuera un problema.
El odio a las mujeres que se atreven a salir del lugar que se les destina ha emergido con toda su fuerza en este momento, tras ser reprimido en los ¨²ltimos a?os por lo ¡°pol¨ªticamente correcto¡±, que Bolsonaro y sus seguidores tanto abominan. Fernanda Lima es solo el blanco m¨¢s reciente. Habr¨¢ muchas otras. Tras el episodio, una web anunci¨® que Globo hab¨ªa decidido cancelar el programa Amor & Sexo cuando terminara la temporada. La raz¨®n ser¨ªa la ¡°baja audiencia¡±. Los seguidores de Bolsonaro rugieron de goce. Es lo que les pasa a las mujeres que se enfrentan al ¡°mito¡±, vociferaban. No se ha confirmado oficialmente.
5) El silenciamiento de Marielle Franco
?Cu¨¢ndo empieza un estado de opresi¨®n? ?Cu¨¢ndo se instala la excepci¨®n? En El cuento de la criada, la excelente serie de televisi¨®n basada en un libro de Margareth Atwood, aparece un di¨¢logo sobre esta cuesti¨®n. ¡°Pero ?cu¨¢ndo empez¨® todo esto?¡±, pregunta el personaje. Y la respuesta: ¡°Sucedi¨® poco a poco y no nos dimos cuenta¡±.
Para quien no la ha visto, El cuento de la criada es la obra que m¨¢s refleja el momento de Brasil, y de parte del mundo. Si solo han visto la primera temporada, no dejen de ver la segunda. Sumisi¨®n (Alfaguara), el tan comentado libro del franc¨¦s Michel Houellebecq, es otra obra que hoy tiene mucho m¨¢s sentido que ayer. Tanto en la serie como en el libro, la opresi¨®n de las mujeres es la base del r¨¦gimen comandado por hombres. El poder se ejerce a partir del control de los cuerpos femeninos, del sexo y de la reproducci¨®n. La buena ficci¨®n solo mejora con el tiempo, porque es capaz de reverberar lo que solo se balbuceaba en los rincones de la realidad.
En Brasil, el abismo lo excavaron varios silenciamientos
Hay muchos comienzos para la eclosi¨®n del autoritarismo representado por la elecci¨®n de Bolsonaro. Uno de ellos es la decisi¨®n de la sociedad brasile?a y de las instituciones que la componen de silenciar los cr¨ªmenes de la dictadura, dejando de castigar a los asesinos, torturadores y secuestradores del r¨¦gimen que oprimi¨® el pa¨ªs durante 21 a?os y abdicando de producir marca y memoria. En aquel momento, la democracia se corrompi¨® y empez¨® a girar en falso. Otro comienzo, este decisivo para la victoria de Bolsonaro, fue el silenciamiento ante la apolog¨ªa a la tortura en pleno parlamento, vinculando a un torturador, Ustra, con la tortura sufrida por Dilma Rousseff, en el pasado y en el presente.
El tercer comienzo, esta vez definitivo, fue el asesinato de la concejala Marielle Franco, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), el 14 de marzo de este a?o. Negra, lesbiana y criada en la favela de Mar¨¦, en R¨ªo de Janeiro, Marielle reverberaba una multiplicidad de voces hasta entonces silenciadas. En el legislativo, representaba a varias periferias que avanzaban sobre el centro. Entonces la callaron con cuatro tiros en la cabeza.
La aterradora impunidad del crimen, sin soluci¨®n desde hace ocho meses, con una investigaci¨®n poblada de extra?ezas y censuras, es otro silenciamiento. En el sentido simb¨®lico de las fuerzas opresoras que se movieron en estas elecciones, la ejecuci¨®n de Marielle puede considerarse el acto inaugural de la campa?a de 2018. M¨¢s tarde, algunos seguidores de Bolsonaro arrancar¨ªan la placa de la calle de R¨ªo que la homenajeaba. D¨ªas despu¨¦s, los opositores distribuyeron mil placas con el nombre de Marielle.
El abismo vivido en Brasil lo excavaron varios silenciamientos. En particular, el silenciamiento de las voces de mujeres; en el caso de Marielle Franco fue literal. La mejor manera de enfrentar la opresi¨®n que se infiltra desde la cotidianidad, en los peque?os actos y en los peque?os desistimientos, d¨ªa tras d¨ªa un poco m¨¢s, es hablar. Junt@s. Mujeres y hombres que aman a las mujeres: ¡°nadie suelta la mano de nadie¡±. No sabemos cu¨¢ndo terminar¨¢. Pero el fin de lo que solo ha empezado ¡ªo continuado¡ª depende del tama?o de la resistencia. Y de la capacidad de volver a dar significado a las palabras por medio del debate y la confrontaci¨®n de ideas. Brasil no puede tolerar m¨¢s silenciamientos. ?C¨®mo enfrentar la opresi¨®n? Neg¨¢ndose a silenciar.
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes ¨C o Avesso da Lenda, A Vida Que Ningu¨¦m v¨º, O Olho da Rua, A Menina Quebrada, Meus Desacontecimentos, y de la novela Uma Duas. Sitio web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum/ Facebook: @brumelianebrum
Traducci¨®n: Meritxell Almarza
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