Bolsonaro quiere entregar la Amazonia
La principal misi¨®n del presidente elegido es transformar las tierras protegidas de la selva en mercanc¨ªa
El vaiv¨¦n de si se iban a fusionar o no el Ministerio del Medio Ambiente y el de Agricultura era puro teatro. Bolsonaro puede fingir que es un dem¨®crata y ha escuchado a la poblaci¨®n, a especialistas y a la supuesta agroindustria moderna, puede fingir que se ha echado atr¨¢s porque escucha, pero de hecho ya est¨¢ todo decidido. No hace falta fusionar los ministerios para hacer el trabajo sucio de dejar que la Amazonia se explote todav¨ªa m¨¢s. Tanto es as¨ª, que Bolsonaro ya ha escogido como ministra de Agricultura a la diputada Tereza Cristina, conocida tambi¨¦n como la ¡°musa del veneno¡± por defender la relajaci¨®n del control de pesticidas. Basta ahora escoger a un ministro del Medio Ambiente identificado con el proyecto de comercializar la selva. Es lo que quiere decir el populista de extrema derecha, que, en la pr¨¢ctica, ya gobierna Brasil desde el 29 de octubre, cuando dice que pondr¨¢ a alguien ¡°sin el car¨¢cter chiita¡± al frente de la gesti¨®n ambiental. Bolsonaro puede pregonar que no se ha comprometido con ning¨²n partido, pero es solo una fanfarronada m¨¢s. Los hechos muestran que gran parte del ¨¦xito de su candidatura se lo debe a dos grandes ¡°partidos¡± no formales y poderosos, que act¨²an fuera y dentro del Congreso: los ruralistas y los evang¨¦licos. Tendr¨¢ que pagarles la cuenta. Y, por su perfil, la pagar¨¢ con gusto. La cuenta de los ruralistas es la Amazonia.
?Alguien se cree que un hombre con la biograf¨ªa del megaproductor de soja Blairo Maggi, ganador del trofeo ¡°motosierra de oro¡±, cuando se opone a la fusi¨®n de los ministerios lo hace por amor al medio ambiente? Solo sabe que es importante mantener m¨ªnimamente las apariencias de cara al mundo mientras siguen haciendo sus chanchullos en Brasil. Y tambi¨¦n sabe que no hace falta fundir para dominar. Incluso antes de ser ministro, ya demostr¨® que ten¨ªa una amplia experiencia en el asunto. La parte de la agroindustria que entiende que para la agricultura, la ganader¨ªa y el comercio internacional es importante combatir el calentamiento global es mucho menos influyente en Brasil que la agrodelincuencia que est¨¢ en el poder.
El problema ¡ªque es enorme¡ª es que todos lo pagaremos muy caro por la operaci¨®n en la Amazonia que Bolsonaro y sus articuladores ya anuncian de varias maneras. Muchos lo pagar¨¢n con la vida. Y no solo la vida de los que mueren a tiros, sino la vida de los que morir¨¢n por los efectos del cambio clim¨¢tico. Hay algunas cosas que quien todav¨ªa no las ha entendido tiene que entenderlas ahora, ya, si no quiere que le sigan tomando el pelo.
Bolsonaro quiere transformar lo que es tierra p¨²blica protegida en tierra privada comerciable
Las tierras de los ind¨ªgenas son tierras p¨²blicas, del dominio de la Federaci¨®n. Son m¨ªas, son tuyas, son del pa¨ªs. Los ind¨ªgenas, seg¨²n la Constituci¨®n de 1988, que es la constituci¨®n de la democracia, tienen solo el usufructo exclusivo de sus tierras ancestrales. Pueden vivir en ellas y de ellas, sin destruirlas, pero no pueden negociar con ellas. Estas tierras no son, por lo tanto, una mercanc¨ªa. Esta es la cuesti¨®n.
Son muchos los fuegos artificiales que lanza Bolsonaro, pero los ojos de los avaladores de su candidatura est¨¢n clavados en la Amazonia
Todo indica que la principal meta del gobierno de Bolsonaro, o la principal raz¨®n de que haya un Bolsonaro al frente de Brasil, es transformar la selva amaz¨®nica en una mercanc¨ªa. Es el trabajo prioritario de Bolsonaro para una parte poderosa de los articuladores de su candidatura. Por una raz¨®n bastante objetiva: en la Amazonia se encuentra el excedente de tierras que supuestamente todav¨ªa est¨¢n disponibles en Brasil, para el crecimiento de la ganader¨ªa y la producci¨®n de soja, y tambi¨¦n en la selva se encuentran los grandes yacimientos minerales.
Basta seguir los n¨²meros del sector agropecuario, especialmente a partir de los a?os 90, para constatar c¨®mo ha crecido en importancia la regi¨®n amaz¨®nica para el ganado y la soja. Solo de bueyes ya son 85 millones, tres bueyes para cada humano que vive en la zona. Tambi¨¦n basta comprobar el congestionamiento de pedidos de licencias de extracci¨®n en la selva. La Amazonia es la regi¨®n de Brasil donde el capitalismo todav¨ªa ve espacio para explorar de forma predatoria en un pa¨ªs que est¨¢ siendo dilapidado desde que era una colonia de Portugal. Mientras Bolsonaro y sus estrategas hacen teatro y sueltan fuegos artificiales en otras ¨¢reas, los ojos de los avaladores de su candidatura est¨¢n clavados en la selva.
Los ind¨ªgenas han sido tratados como ¡°obst¨¢culos para el progreso¡± ¡ªo para el desarrollo¡ª desde hace varios gobiernos, incluso los del Partido de los Trabajadores (PT). Porque, de hecho, los ind¨ªgenas son ¡°obst¨¢culos¡±. Pero obst¨¢culos para la destrucci¨®n de la Amazonia. De nuevo, basta mirar los mapas y los n¨²meros. En las tierras ind¨ªgenas, seguidas de las unidades de conservaci¨®n, es donde la selva est¨¢ m¨¢s preservada. Como el derecho de usufructo de las tierras ancestrales est¨¢ garantizado por la Constituci¨®n, los ind¨ªgenas son los principales obst¨¢culos para convertir la selva en una mercanc¨ªa.
Recientemente, se ha producido un cambio en la estrategia de descalificaci¨®n de los ind¨ªgenas. En a?os anteriores, la campa?a que buscaba quitarle legitimidad a su derecho a las tierras ancestrales se concentraba en convencer a la poblaci¨®n de que: 1) los ind¨ªgenas tendr¨ªan demasiadas tierras; 2) una parte de los ind¨ªgenas estar¨ªa compuesta por ¡°falsos¡± ind¨ªgenas. El hecho de ser ind¨ªgena y utilizar el tel¨¦fono m¨®vil o llevar una camiseta de la selecci¨®n brasile?a lo publicitaban como incompatible aquellos que quieren poner las manos en sus tierras. Los ind¨ªgenas eran tratados como una especie de extranjeros nativos, una contradicci¨®n en s¨ª, pero vista como normal por una parte de los brasile?os.
Se ha producido un cambio t¨¢ctico para poner las manos en las tierras de los ind¨ªgenas: de los ¡°ind¨ªgenas falsos¡± a los ¡°seres humanos como nosotros¡±
Bolsonaro tiene una expresi¨®n est¨²pida, claramente no es un lector asiduo, sus ojos siguen recorridos err¨¢ticos cuando habla, pero no es burro. Nadie se pasa 28 a?os en el Congreso y consigue venderse como un ¡°no pol¨ªtico¡± y ¡°antisistema¡± y que lo elijan presidente, sin alguna inteligencia. Quiz¨¢s los de su c¨ªrculo que piensan que podr¨¢n manipularlo f¨¢cilmente se lleven alguna sorpresa. M¨¢s inteligentes todav¨ªa son los que lo rodean, dentro y fuera del pa¨ªs, sustentando su proyecto autoritario.
Esta inteligencia es la marca del cambio t¨¢ctico de Bolsonaro con relaci¨®n a los ind¨ªgenas durante la campa?a y tambi¨¦n tras su elecci¨®n. El discurso pasa a ser el de que ¡°los ind¨ªgenas son seres humanos como nosotros¡±. Lo que es obvio es que jam¨¢s habr¨ªa necesidad de decirlo si no hubiera una intenci¨®n oculta. Seg¨²n Bolsonaro, los ind¨ªgenas quieren ¡°ser emprendedores¡±, quieren ¡°evolucionar¡±. ?Qu¨¦ significa eso? Significa, como Bolsonaro ya ha explicado, que los ind¨ªgenas deber¨ªan tener el derecho de vender y arrendar la tierra, algo que est¨¢ en curso en el Gobierno y en el Congreso hace bastante tiempo.
A los ind¨ªgenas supuestamente les gustar¨ªa ser como los blancos. ?Pero ser como los blancos en qu¨¦ sentido? En el sentido de poder convertir la tierra en una mercanc¨ªa, una caracter¨ªstica intr¨ªnseca de ¡°los blancos¡±. Y entonces la tierra podr¨ªa venderse y abrirse para la explotaci¨®n. ¡°Evolucionar¡± y ¡°ser emprendedor¡±, como lo entiende Bolsonaro, es dar a la selva el mismo estatus que a un coche, una mesa, un m¨®vil o una piruleta. Pero, atenci¨®n. El presidente elegido tambi¨¦n dice: ¡°Los ind¨ªgenas no quieren ser latifundistas¡±.
No es dif¨ªcil adivinar qui¨¦n comprar¨¢ las tierras o explotar¨¢ sus riquezas. Es bastante astuto el discurso de ¡°seres humanos como nosotros¡±, que convierte lo que es un secuestro de las tierras de los ind¨ªgenas en un ¡°derecho¡± de los ind¨ªgenas a poder hacer lo que quieran con ellas, incluso y principalmente venderlas, arrendarlas o abrirlas a la explotaci¨®n. As¨ª, lo que hoy es tierra p¨²blica ¡ªm¨ªa, tuya, del pa¨ªs¡ª pasar¨ªa a pocas manos privadas.
Este proyecto de usurpaci¨®n de las tierras de la Federaci¨®n ha avanzado de varias maneras a lo largo de los ¨²ltimos a?os, incluso con el apoyo de sectores del PT. El gobierno de la expresidenta Dilma Rousseff ya hab¨ªa intensificado la aproximaci¨®n con los ruralistas iniciada en el gobierno de Lula. Figuras como K¨¢tia Abreu (ministra de Agricultura de Rousseff) y Gleisi Hoffmann (ministra del Gabinete de la Presidencia) fueron decisivas para desmantelar la Fundaci¨®n Nacional del Ind¨ªgena. No se puede olvidar que, hasta 2016, cuando sufri¨® un impeachment sin fundamento, Rousseff fue la presidenta que menos tierras ind¨ªgenas hab¨ªa demarcado.
Con los quilombolas (descendientes de esclavos rebeldes), pueblos mucho m¨¢s fr¨¢giles que los ind¨ªgenas, la estrategia usada para avanzar sobre sus tierras es la antigua todav¨ªa. ?Por qu¨¦ Bolsonaro hablar¨ªa tanto de quilombolas durante la campa?a? Porque uno de sus servicios en el poder es apoderarse de las tierras a las que los descendientes de esclavos rebeldes tienen el derecho constitucional.
Bolsonaro se vende como alguien que no se muerde la lengua, pero es un hombre que calcula y sabe por qu¨¦ lanza frases racistas para el consumo medi¨¢tico
Como las tierras de los ind¨ªgenas, las de los quilombolas ya deber¨ªan estar demarcadas, pero una gran parte no lo est¨¢. Como Brasil es un pa¨ªs estructuralmente racista y, en los ¨²ltimos a?os, el protagonismo negro alcanzado con medidas como las cuotas raciales en las universidades ha molestado a muchos de los electores de Bolsonaro, descalificar a los quilombolas se ha revelado un camino m¨¢s f¨¢cil. Sin contar con que los quilombolas tienen mucha menos expresi¨®n internacional y ecos en el imaginario que los ind¨ªgenas.
Cuando Bolsonaro escoge contar c¨®mo fue una visita a unos quilombolas en una charla en el Club Hebraica, en R¨ªo de Janeiro, no es algo que se le ocurre de repente, como parece a simple vista. Lo tiene todo calculado. Cuando dice que ¡°el afrodescendiente m¨¢s ligero pesaba m¨¢s de cien kilos¡±, seguido de ¡°ya no sirven ni para procrear¡±, no est¨¢ siendo el racista habitual. Lo tiene todo calculado. Y da en el blanco, prepar¨¢ndose para ¡°legitimar¡± para la opini¨®n p¨²blica la futura eliminaci¨®n de derechos de los quilombolas con relaci¨®n a sus tierras.
Tras ser denunciado por racismo, Bolsonaro cambi¨® de t¨¢ctica y uniformiz¨® su discurso: ¡°Ellos (los quilombolas) quieren que los liberten. (...) Creo que si quiere vender el ¨¢rea quilombola, que la venda, es mi opini¨®n. Si quiere explotarla, extraer minerales, tener m¨¢quinas agr¨ªcolas, como su hermano hacendado de al lado...¡±. Es fundamental prestar atenci¨®n a su operaci¨®n de lenguaje para poner la mano en las tierras ancestrales: los ind¨ªgenas ¡°son seres humanos como nosotros¡±, el quilombola quiere que lo ¡°liberten¡±. Para convertirse en seres humanos como nosotros y para que los liberten tienen que tener el ¡°derecho¡± a vender las tierras que hoy est¨¢n protegidas. El complaciente Supremo Tribunal Federal absolvi¨® a Bolsonaro de la denuncia de racismo poco antes de las elecciones.
El discurso de la ¡°indolencia¡± y de la ¡°piller¨ªa¡±, asociado a los ind¨ªgenas y a los negros, que tambi¨¦n solt¨® su vicepresidente, el general retirado Hamilton Mour?o, es el cap¨ªtulo anterior al cap¨ªtulo del ¡°son seres humanos como nosotros¡±. Ambos est¨¢n en el manual sobre c¨®mo transformar tierras p¨²blicas protegidas en tierras privadas explotadas por pocos. El cap¨ªtulo introductorio, como todos saben, es el exterminio directo de los pueblos de la selva, seguido por el de los negros. Las tres estrategias todav¨ªa conviven simult¨¢neamente en Brasil, como las cifras de asesinados muestran. Pero, en el mundo globalizado, siempre es mejor evitar la sangre y eliminar los cuerpos de una manera m¨¢s ¡°limpia¡±.
Y esta manera se intentar¨¢ primero dentro de la ley, tambi¨¦n en el gobierno populista de extrema derecha de Bolsonaro. Es una caracter¨ªstica de los gobiernos autoritarios que se producen dentro de la democracia. Basta fijarse en otros casos que existen en el mundo. Bolsonaro intensificar¨¢ y acelerar¨¢ lo que ya sucede en los ¨²ltimos a?os. El ¡°nuevo¡± C¨®digo Forestal, un tremendo retroceso en la protecci¨®n del medio ambiente, es un ejemplo. Pero quiz¨¢s el ejemplo m¨¢s cristalino sea el de la denominada ¡°Ley de Grilagem¡±.
Grilagem es el robo de grandes extensiones de tierras p¨²blicas. En la selva amaz¨®nica, hubo casos de robo de tierras mayores que algunos pa¨ªses de Europa. Durante mucho tiempo, el robo se hac¨ªa por medio de sicarios. Todav¨ªa se hace. Pero tambi¨¦n se hace cumpliendo con la ley. En julio de 2017, el presidente Michel Temer sancion¨® una ley que ¡°regularizaba¡± las tierras p¨²blicas que estaban ocupadas hasta 2011 y de como mucho 2.500 hect¨¢reas, un tama?o equivalente a 57 Vaticanos. Solo hac¨ªa falta multiplicar los testaferros e ir legalizando de 2.500 en 2.500 hect¨¢reas para transformar en legal un robo de enormes porciones de selva.
Mientras sea posible, la barbarie se consumar¨¢ dentro de la ley; despu¨¦s, puede valer la alternativa del ¡°autogolpe¡±
Esa fue la ¡°Ley de Grilagem n¨²mero 2¡±. La ¡°Ley de Grilagem n¨²mero 1¡± es de 2009, todav¨ªa en el gobierno de Lula (PT), cuando se ¡°regularizaron¡± tierras p¨²blicas ocupadas hasta 2004 y de como mucho 1.500 hect¨¢reas. O sea: la ¡°ley¡± fue mejorando para los ladrones de tierras p¨²blicas. A continuaci¨®n, pasaron a llamarse ¡°hacendados¡±, ¡°exploradores¡± o representantes de la ¡°agroindustria¡±. Hay dos operaciones: una, en el ¨¢mbito de la ley, y otra, en el ¨¢mbito del lenguaje. ¡°Regularizar¡±, en lugar de ¡°legalizar¡±, arranca por medio del lenguaje el car¨¢cter criminal de la operaci¨®n de grilagem, responsable del mayor n¨²mero de muertes en el campo y en la selva.
Por este camino tambi¨¦n se est¨¢ destruyendo la Amazonia. De la misma forma que no fue el PT el que invent¨® la corrupci¨®n en Brasil, tampoco ser¨¢ Bolsonaro el que inventar¨¢ la legalizaci¨®n del crimen de grilagem. Esta operaci¨®n ya sucede hace tiempo, se aceler¨® enormemente durante el gobierno de Temer y puede adquirir proporciones in¨¦ditas en el gobierno de Bolsonaro. Todo dentro de la ley. En principio. Y mientras sea posible. El poder judicial ya ha ofrecido pruebas contundentes de que no es capaz de ¡ªy en muchos casos no desea¡ª impedir esta operaci¨®n para legalizar el crimen.
Sin embargo, poner las manos en las tierras ancestrales de los ind¨ªgenas es m¨¢s complicado. La agrodelincuencia ataca por varios flancos. Uno de ellos es lo que denominan ¡°hito temporal¡±. Siempre ponen nombres raros, que dicen poco a la mayor¨ªa, para confundir a la poblaci¨®n. Por medio de este instrumento, solo tendr¨ªan derecho a sus tierras los pueblos ind¨ªgenas que estaban en ellas en 1988, cuando se promulg¨® la Constituci¨®n.
Para que sea m¨¢s f¨¢cil de entender, la cosa va m¨¢s o menos as¨ª: te expulsan de casa unos sicarios o unos proyectos del Estado. Por lo tanto, las opciones son huir o morir. Pero luego pierdes el derecho a volver a tu casa porque no estabas all¨ª en aquella fecha. No solo es disparatado. Es perverso. Pero es una manera ¡°legal¡± de consumar algo criminal. Y, as¨ª, impedir la demarcaci¨®n de las tierras ind¨ªgenas que todav¨ªa no est¨¢n demarcadas.
Bolsonaro ya ha declarado que no va a ¡°demarcar ni un cent¨ªmetro m¨¢s de tierras ind¨ªgenas¡±. La aprobaci¨®n de la tesis del ¡°hito temporal¡± es solo una de las maneras y depende del Supremo Tribunal Federal, el mismo sobre el que el hijo del presidente elegido dijo que ¡°solo hacen falta un cabo y un soldado para cerrarlo¡±. Quiz¨¢ ni siquiera eso, ya que el presidente del Supremo, el magistrado Dias Toffoli, ya se somete al autoritarismo por gusto, como cuando falsific¨® la historia al decir que el per¨ªodo de 21 a?os de r¨¦gimen de excepci¨®n en Brasil no fue una dictadura, sino un ¡°movimiento¡±.
El ¡°hito temporal¡± es una de las estrategias legales para robar los derechos de los ind¨ªgenas determinados por la Constituci¨®n de 1988
El pasado lunes, en una entrevista para la televisi¨®n Bandeirantes, Bolsonaro reafirm¨® sus intenciones y dej¨® claro con qu¨¦ parte de la poblaci¨®n est¨¢ comprometido: ¡°A fin de cuentas, tenemos un ¨¢rea demarcada como tierra ind¨ªgena mayor que la regi¨®n Sudeste. ?Y qu¨¦ seguridad hay en el campo? Un hacendado no puede despertarse hoy y, de repente, enterarse, por medio de un decreto, que va a perder su hacienda porque se convertir¨¢ en tierra ind¨ªgena¡±. El presidente elegido intenta vender la falsa idea de que las tierras ind¨ªgenas son ¡°nuevas¡± y que el hacendado, que ya las ha ocupado sabiendo lo que son, ¡°se sorprende¡± con la noticia. Sin contar que el proceso de demarcaci¨®n es largo y riguroso, por lo tanto, es imposible que represente una sorpresa para quienes han invadido tierras ind¨ªgenas o fueron puestos ah¨ª por proyectos de gobiernos pasados.
La aprobaci¨®n del hito temporal ayudar¨ªa a evitar nuevas demarcaciones de tierras, pero no resolver¨ªa el problema de las tierras que ya est¨¢n demarcadas. Para abrir la Amazonia a la explotaci¨®n de la agroindustria y de la extracci¨®n, adem¨¢s de a la construcci¨®n de carreteras, v¨ªas f¨¦rreas, puentes e hidroel¨¦ctricas, Bolsonaro tendr¨¢ que cambiar la Constituci¨®n de una forma m¨¢s radical. Por eso, el general Mour?o, que siempre habla cuando no debe, ya anticip¨® en septiembre una ¡°nueva Constituci¨®n¡±, elaborada por una ¡°comisi¨®n de notables¡±. Una Constituci¨®n sin pueblo, por lo tanto.
Como la declaraci¨®n produjo malestar, Bolsonaro, notable por su delicadeza de lenguaje y de gestos, afirm¨® que a su general ¡°le falt¨® un poco de tacto¡±. ?Qu¨¦ significa eso? Que no era el momento de mencionar sus intenciones. Ni era la forma de sugerirlas. Si no puede cambiar la Constituci¨®n o hacer una nueva Constituci¨®n, siempre habr¨¢ lo que el propio Mour?o ya anticip¨®: la posibilidad de un ¡°autogolpe¡±, con el apoyo de las Fuerzas Armadas.
Estos son algunos indicadores de lo que est¨¢ en curso. En un estudio reciente, la antrop¨®loga Ana Carolina Barbosa de Lima y los bi¨®logos Adriana Paese y Ricardo Bonfim Machado mostraron que los municipios amaz¨®nicos que m¨¢s deforestaron desde el 2000 habr¨ªan elegido a Bolsonaro ya en la primera vuelta. En los municipios bolsonaristas, la media de deforestaci¨®n fue dos veces y media m¨¢s grande que en los municipios que prefirieron a Fernando Haddad (PT). Seg¨²n el Observatorio del Clima, los datos del Deter B, un sistema del Instituto Nacional de Estudios Espaciales que controla la Amazonia en tiempo casi real, muestran que la tasa de deforestaci¨®n ha subido un 36% entre junio y septiembre, per¨ªodo de la precampa?a y campa?a electoral.
En el gobierno de Temer, la agrodelincuencia est¨¢ en el poder. En el gobierno de Bolsonaro, ella ser¨¢ el poder.
En la Amazonia, los hacendados y los grileiros (ladrones de tierras p¨²blicas) ya apoyaban a Bolsonaro cuando la mayor parte de los brasile?os todav¨ªa dudaba de que fuera capaz de ganar las elecciones. Tambi¨¦n ser¨¢ interesante observar c¨®mo Bolsonaro, que incluso antes de asumir el cargo ya est¨¢ flirteando con Donald Trump, lidiar¨¢ con los intereses de China, cada vez m¨¢s presente en la selva y una de las principales importadoras de soja del pa¨ªs.
En la Amazonia es donde se producir¨¢ la disputa del gobierno de Bolsonaro. Brasil ya es el pa¨ªs m¨¢s letal para los defensores del medio ambiente, seg¨²n la organizaci¨®n Global Witness, y el estado amaz¨®nico de Par¨¢ es el lugar m¨¢s letal del planeta. La ¡°agroindustria¡± ya supera a la extracci¨®n como causante de las muertes. Todas las variables apuntan a que esta violencia se multiplicar¨¢ con Bolsonaro. Hasta el gobierno de Temer, la agrodelincuencia estaba en el poder. Ahora, ella ser¨¢ el poder. Y con la autorizaci¨®n para matar otorgada por el propio presidente, en sus varias manifestaciones durante la campa?a.
La Amazonia puede parecer un lugar lejano para la mayor¨ªa de los brasile?os. Pero nada afectar¨¢ m¨¢s al futuro pr¨®ximo de todos que el destino de la selva. En Brasil, el sector agropecuario y la deforestaci¨®n, que est¨¢n relacionados, son las principales fuentes de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global. En octubre, los autores del informe del Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre Cambios Clim¨¢ticos ya alertaron que la humanidad tiene solo 12 a?os para limitar el calentamiento global de la Tierra en 1,5 grados cent¨ªgrados. Medio grado m¨¢s multiplicar¨ªa el riesgo de sequ¨ªa, inundaciones, calor extremo y pobreza para centenares de millones de personas. Sin la selva tropical m¨¢s grande del mundo en pie no ser¨¢ posible alcanzar esta meta. Es por eso que Bolsonaro se ha convertido tambi¨¦n en una amenaza para el planeta. Para enfrentar la crisis clim¨¢tica y recuperar la selva se necesitar¨ªa un presidente con ideas opuestas a las de Bolsonaro.
Solo en la cuenca del r¨ªo Xing¨², seg¨²n el control del Instituto Socioambiental, se han derribado 150 millones de ¨¢rboles en 2018, y el a?o todav¨ªa no ha terminado. La selva amaz¨®nica llega a nuestros d¨ªas ya con el 20% deforestado. Un estudio publicado a principios de este a?o en la revista Science Advances, firmado por cient¨ªficos de renombre internacional, como el americano Thomas Lovejoy y el brasile?o Carlos Nobre, mostr¨® que la selva alcanzar¨¢ un ¡°punto de inflexi¨®n¡± si la deforestaci¨®n llega a ser de entre el 20% y el 25%. A partir de ah¨ª, la Amazonia sufrir¨ªa cambios irreversibles, convirti¨¦ndose en una regi¨®n de vegetaci¨®n rala y baja biodiversidad.
Si las elecciones de 2018 han sido brutales, por el resultado y por la decepci¨®n con los pol¨ªticos de centroizquierda, gracias a la sociedad civil democr¨¢tica tambi¨¦n ha sido una de las m¨¢s bellas campa?as de la historia
Estamos muy cerca de este punto sin retorno. Y Bolsonaro todav¨ªa no ha asumido el cargo oficialmente. Queramos o no, nos guste o no, lo creamos o no, estamos todos implicados en este futuro muy pr¨®ximo. Las se?ales est¨¢n todas ah¨ª para quien sea capaz de verlas. Pero, si prefiere no verlas, tampoco va a servir de nada. Suceder¨¢ r¨¢pido. Suceder¨¢ durante su vida y la de sus hijos. Y aunque finjamos que no existe, la crisis clim¨¢tica no dejar¨¢ de existir.
Elegir a Bolsonaro ha sido la peor acci¨®n para Brasil y para el planeta. Pero ya est¨¢ hecho. La pregunta ahora es: ?qu¨¦ haremos para resistir a lo que viene por delante y proteger la selva y con ella nuestra vida? Las elecciones de 2018 han revelado algo duro, pero importante: los candidatos no estaban a la altura de la poblaci¨®n. Primero, Lula y el PT se revelaron incapaces de articular una candidatura de centroizquierda que pudiera vencer al proyecto autoritario. Despu¨¦s, Ciro Gomes y Marina Silva demostraron que eran incapaces de subir al estrado de la segunda vuelta para defender la democracia.
Pero las personas se movilizaron. A pesar de la brutalidad de, aun as¨ª, haber salido elegido un defensor de la dictadura y la tortura, ha sido una de las campa?as m¨¢s bonitas de la historia reciente. Pocas escenas son tan memorables como la de personas an¨®nimas, solas, que, en el intento de convencer a votar a un proyecto democr¨¢tico, levantaron un cartel en el centro de las ciudades que dec¨ªa: ¡°?hablamos?¡±.
Esta fuerza es la que necesitamos ahora para, junto a los ind¨ªgenas, los quilombolas y los ribere?os, luchar por la Amazonia y por la vida de todos. Aunque los electores de Bolsonaro sean incapaces de darse cuenta de ello, resistir al proyecto que destruir¨¢ la selva, ya anunciado por el presidente de extrema derecha, tambi¨¦n es luchar por su vida y por la de sus hijos.
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes ¨C o Avesso da Lenda, A Vida Que Ningu¨¦m v¨º, O Olho da Rua, A Menina Quebrada, Meus Desacontecimentos, y de la novela Uma Duas. Sitio web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum/ Facebook: @brumelianebrum
Traducci¨®n: Meritxell Almarza
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