G20, otro partido que se juega en Buenos Aires
El objetivo de Macri es bien modesto: que la cumbre no fracase tras lo sucedido en la final de la Copa Libertadores
La final de la Copa Libertadores entre Boca y River no pudo jugarse porque las autoridades argentinas no lograron garantizar la seguridad de quienes asist¨ªan al partido. Ni siquiera de los jugadores. La verg¨¹enza se cruza con la alarma. El pr¨®ximo fin de semana se celebrar¨¢ en Buenos Aires una nueva cumbre del Grupo de los 20. La n¨²mero 13. Mauricio Macri cruza los dedos. Y las redes sociales desbordan de humor negro por la incapacidad de su Gobierno para mantener el orden.
El G20 es relevante por ser el ¨²nico club en el que los principales l¨ªderes mundiales se ven las caras. Tuvo un papel estrat¨¦gico durante la tormenta financiera de 2008-2009, estableciendo reglas que evitaron una guerra de monedas, que podr¨ªa haber derivado en que la crisis fuera m¨¢s larga y m¨¢s profunda. A partir de entonces, su misi¨®n qued¨® desdibujada. Pero su existencia sigue siendo importante porque, ante cualquier emergencia, ofrece un mecanismo ¨¢gil de discusi¨®n de jefes de Estado decisivos.
M¨¢s que por su temario espec¨ªfico, la reuni¨®n de Buenos Aires, que se extender¨¢ entre el viernes y el s¨¢bado, interesar¨¢ por su agenda paralela. Si bien el G20 fue dise?ado por Estados Unidos, ahora es Donald Trump el que, enemigo de cualquier din¨¢mica multilateral, pretende disecarlo. ?l utilizar¨¢ el viaje a la Argentina para llamar la atenci¨®n sobre algunas de sus iniciativas comerciales.
Se da casi por seguro que Trump, el canadiense Justin Trudeau, y Enrique Pe?a Nieto, quien dedicar¨¢ a la cumbre sus ¨²ltimas horas en el poder, firmar¨ªan el viernes la versi¨®n renegociada del Nafta. El presidente norteamericano se entrevistar¨¢ tambi¨¦n con Vlad¨ªmir Putin. En cambio, sobre el cotejo m¨¢s esperado no hay confirmaci¨®n alguna.
Es la conversaci¨®n entre Trump y el chino Xi Jinping. El mundo entero, y sobre todo los agentes econ¨®micos, esperan una se?al que indique si la guerra de tarifas entre los Estados Unidos y China encontrar¨¢ una tregua o si, en cambio, se acelerar¨¢. Cualquier indicio es decisivo. Sobre todo desde que el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, llam¨® a una cruzada contra los chinos. Una nueva Guerra Fr¨ªa.
La tensi¨®n entre Estados Unidos y China pes¨® sobre las reuniones preparatorias de la cumbre, en particular sobre las de ministros de Finanzas y presidentes de Banco Centrales. La secuencia registr¨®, en los ¨²ltimos meses, un suave giro de los pa¨ªses europeos. De acercarse al Gobierno de Xi, pasaron a ocupar una equilibrada posici¨®n intermedia. A pesar de su estilo, Trump consigui¨® que en Europa se vaya extendiendo un consenso respecto de que la china, por el volumen de los subsidios que destina a las empresas paraestatales, no es una econom¨ªa de mercado. Esa coincidencia transatl¨¢ntica se debe tambi¨¦n a la pirater¨ªa intelectual y a la falta de transparencia de los cr¨¦ditos chinos para planes de infraestructura en ?frica y Am¨¦rica Latina. La probabilidad de un cese del fuego entre Trump y Xi es baja. Ni siquiera existe confianza en que la entrevista se realice.
A la sombra de la cumbre podr¨ªa realizarse otro encuentro significativo. El del presidente turco Recep Tayyip Erdogan con el pr¨ªncipe Mohamed Salman, de Arabia. La tenebrosa relaci¨®n entre ellos dos viciar¨¢ el aire de la reuni¨®n. Los medios de comunicaci¨®n ligados al Gobierno turco han sido cada vez m¨¢s expl¨ªcitos en culpar a la monarqu¨ªa saud¨ª por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, en el consulado ¨¢rabe de Estambul. La casa real debi¨® admitir la responsabilidad del gobierno en el crimen. Pero aclarando siempre que Salman no estaba en conocimiento de los hechos. La escena ser¨¢ inc¨®moda tambi¨¦n para Trump, acusado por sus opositores dem¨®cratas de ser demasiado contemplativo con el gobierno de Arabia. En rigor, no hay ocasi¨®n alguna en que Trump pueda relajarse. Tambi¨¦n se ver¨¢ con Emmanuel Macron, con quien viene cruz¨¢ndose en una ¨¢cida batalla ret¨®rica. Entre sus muchos desacuerdos, hay uno sobresaliente: la posici¨®n frente al cambio clim¨¢tico, que volver¨¢ a discutirse en la conferencia anual de las Naciones Unidas, convocada en la ciudad polaca de Katowice para el mes que viene.
De los latinoamericanos que integran el G20 s¨®lo se destacar¨¢ Mauricio Macri. Pe?a Nieto participar¨¢ s¨®lo un d¨ªa, porque el s¨¢bado estar¨¢ entregando el Gobierno de M¨¦xico a Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. El brasile?o Michel Temer tambi¨¦n est¨¢ de salida. Su pol¨¦mico sucesor, Jair Bolsonaro, que hab¨ªa pensado asistir, debi¨® quedarse en R¨ªo de Janeiro para una intervenci¨®n quir¨²rgica que le har¨¢n en pocos d¨ªas.
El objetivo de Macri es bien modesto. Que la cumbre no fracase. Y, de ser posible, que se emita un documento. Tres carillas. A la luz de lo ocurrido con la Copa Libertadores, la sola realizaci¨®n del partido es una haza?a.
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