El misionero estadounidense plane¨® durante a?os convertir a la tribu que lo mat¨® en India
El diario de John Allen Chau y los que le conocieron describen a un hombre obsesionado con el aislado pueblo, con el que quer¨ªa integrarse para cristianizar ¡°el ¨²ltimo basti¨®n de sat¨¢n¡± en el mundo
Los pescadores que ayudaron a John Allen Chau a entrar en territorio restringido el pasado 17 de noviembre le dejaron cerca de la costa mientras este se zambull¨ªa por segunda y ¨²ltima vez en el agua para llegar a la orilla de Sentinel del Norte (en el?archipi¨¦lago de Andam¨¢n y Nicobar, en?el este de India). All¨ª le esperaba la tribu protegida que ya antes le hab¨ªa expulsado de su isla. Las declaraciones de los tres pescadores a la polic¨ªa describen c¨®mo Chau se quit¨® la ropa para quedarse en calzoncillos negros e intentar as¨ª ser aceptado por la tribu, seg¨²n informa el diario local Hindustan Times.
El misionero estadounidense de 26 a?os, quien?quebrant¨® una serie de leyes y puso en riesgo la salud de los ind¨ªgenas, hab¨ªa planeado durante a?os la peligrosa aventura con la que pretend¨ªa evangelizar a los sentineleses. ¡°Definitivamente, perdi¨® la cabeza¡±, ha declarado al Washington Post Remco Snoeij, quien conoce a Chau desde que este visit¨® su club de buceo en la isla Havelock, perteneciente como Sentinel del Norte al archipi¨¦lago de Andam¨¢n y Nicobar, hace dos a?os. A¨²n conmocionado por la desaparici¨®n de Chau, Snoeij explica que intent¨® persuadir al misionero de no viajar a la isla porque estaba fuera del alcance del turismo, aunque confiesa que aliment¨® su deseo con leyendas de otras visitas y tesoros escondidos en Sentinel del Norte. ¡°Pero preg¨²ntale a cualquier aventurero: uno tiene que perder la cabeza un poco. Si no, no lo haces¡±, le excusa Snoeij.
El car¨¢cter aventurero y la obcecaci¨®n por la tribu no son nuevas en el misionero nacido en el Estado de Washington ehijo de un m¨¦dico que huy¨® de China durante la Revoluci¨®n Cultural. Seg¨²n sus propias palabras a un medio digital de aventuras, Chau ha estado fascinado con los viajes desde que, siendo ni?o, rescat¨® una versi¨®n de Robinson Crusoe de uno de los estantes de su padre. Despu¨¦s se gradu¨® en Medicina Deportiva en 2014 en la universidad cristiana Oral Roberts y pas¨® varios veranos en una caba?a en un parque natural de California antes de ser voluntario en programas de f¨²tbol en Irak y Sud¨¢frica.
Para entonces, Chau ya ten¨ªa en mente entrar en contacto con las tribus de las islas de Andam¨¢n y Nicobar, a donde viaj¨® entre 2015 y 2016. Ese a?o se enrol¨® y recibi¨® adiestramiento de All Nations, un grupo de Kansas que env¨ªa a misioneros cristianos a 40 pa¨ªses del mundo. ¡°John Chau lo hizo lo mejor que pudo¡±, declar¨® a la cadena estadounidense CBS Mary Ho, la jefa ejecutiva de la organizaci¨®n, quien insisti¨® en que el procedimiento seguido ha sido legal. Ho afirma que sab¨ªa que Chau hab¨ªa viajado a India como turista y no con visado de misionero porque conoc¨ªa los problemas para gestionar tales permisos. Pero insiste en que el joven no ha violado ninguna ley y cita las noticias publicadas por medios locales en agosto, en las que se afirma que el Gobierno de India elimin¨® el requisito de obtener el permiso de ¨¢reas restringidas para visitar varias islas del archipi¨¦lago.
Agentes de la polic¨ªa local india al corriente del interrogatorio a los pescadores, arrestados por violar el paso restringido, cuentan que Chau prepar¨® una mochila con su pasaporte, ropa, un botiqu¨ªn, multivitaminas y otros elementos indispensables que ¨¦l mismo escondi¨® en alg¨²n lugar de la isla en la noche del 16 de noviembre, ya que su idea era quedarse a vivir con la tribu durante ¡°varios meses¡±, seg¨²n han declarado los detenidos. Desde entonces no se tienen noticias del estadounidense, a quien la polic¨ªa da por muerto. Las autoridades han suspendido las operaciones de b¨²squeda?a la espera de que la tribu se desplace a otra zona de la isla para intentar recuperar el cuerpo y sus pertenencias.
¡°Quiz¨¢ los sentineleses encontraron el petate y lo destruyeron. Es posible que siga all¨ª. Chau?tem¨ªa que le asaeteasen de nuevo; as¨ª que llev¨® un f¨®rceps, imperdibles y medicinas para cortar la hemorragia¡±, cuenta el agente al medio local. Esto coincide con las notas que se encontraron en el bote, seg¨²n las pesquisas, y que se refieren al incidente que tuvo lugar el d¨ªa antes. Miembros de la tribu?intentaron disuadirle ese d¨ªa de su intenci¨®n de poner pie en tierra. Seg¨²n los pescadores, Chau tuvo que nadar unos 400 metros de regreso al barco cuando los sentineleses destruyeron su kayak despu¨¦s de lanzarle flechas, una de las cuales alcanz¨® la Biblia con la que estaba decidido a cristianizar a la comunidad local.
La aventura evangelizadora de este predicador, que puso en peligro la integridad de toda una tribu que ha vivido apartada durante decenas de miles de a?os en una isla de 72 kil¨®metros cuadrados, protegida por una zona de exclusi¨®n de unos cuatro kil¨®metros impuesta por el Gobierno indio, no solo ha dado lugar a una investigaci¨®n policial. Su probable muerte a manos de una comunidad de cazadores y recolectores renuente al contacto con el exterior tambi¨¦n ha encendido el debate sobre la protecci¨®n de los ind¨ªgenas. Tambi¨¦n ha levantado la indignaci¨®n internacional contra un misionero cristiano del que no se sabe si era un enajenado con complejo mesi¨¢nico o un m¨¢rtir. ¡°Dios, ?es esta isla el ¨²ltimo basti¨®n de sat¨¢n donde nunca nadie ha escuchado tu nombre?¡±, se preguntaba el propio Chau, en el diario escrito de su pu?o y letra que?la familia ha cedido al peri¨®dico?The Washington Post.
La postura ha sido criticada por grupos cristianos estadounidenses, que explican que sus misiones deben cumplir los requerimientos legales, adem¨¢s de estar precedidas de una interacci¨®n y conocimiento previos de la cultura local para evitar cualquier da?o a la comunidad aut¨®ctona. Tambi¨¦n el c¨ªrculo m¨¢s cercano de Chau reconoce que su obsesi¨®n sin l¨ªmites le perdi¨®. ¡°Sab¨ªa bien lo que hac¨ªa y era consciente de que eso no era del todo legal¡±, ha declarado su amigo John Middleton Ramsey, de 22 a?os. Ramsey recuerda que Chau ya estaba obstinado con la tribu desde que la conoci¨® en 2016, hasta el punto de que su cerraz¨®n le llev¨® a evitar cualquier relaci¨®n personal que pudiese poner en peligro su misi¨®n: ¡°No quer¨ªa romper ning¨²n coraz¨®n si las cosas no sal¨ªan bien. Conoc¨ªa los peligros de ese lugar¡±.
El diario de Chau?describe su peligrosa aventura. Tras aterrizar en el archipi¨¦lago el 16 de octubre, pag¨® a unos pescadores locales para que le llevasen a Sentinel del Norte en la noche del 14 de noviembre. Al amanecer se acerc¨® a la isla, donde algunas mujeres de la tribu estaban ¡°ba?¨¢ndose y charlando¡±, escribe, cuando hombres armados con arcos y flechas le atacaron mientras ¨¦l se alej¨® grit¨¢ndoles: ¡°Mi nombre es John, os amo y Jes¨²s os ama¡±. El segundo d¨ªa se acerc¨® en kayak a la isla para ofrecer pescado, tijeras, una cuerda e imperdibles a sus habitantes. Un hombre le grit¨®, a lo que ¨¦l respondi¨® con ¡°himnos y cantos religiosos¡± hasta que finalmente un joven de la tribu le lanz¨® la flecha que perfor¨® su Biblia. A su regreso, escribi¨® una de sus ¨²ltimas notas: ¡°Dios, no quiero morir. ?QUI?N OCUPAR? MI LUGAR SI MUERO?¡±.
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