Con el mamut, la arqueolog¨ªa lleg¨® a Tultepec
Ajeno a la econom¨ªa del turismo prehisp¨¢nico, el municipio mexiquense dedica un museo a la osamenta de un enorme paquidermo de 14.700 a?os de antig¨¹edad
Desde 1990, el arque¨®logo Luis C¨®rdoba ha participado en el rescate de ocho esqueletos de mamut, convirti¨¦ndose as¨ª en uno de los mayores expertos en la materia, el menos en M¨¦xico. "Es interesante", murmura, como si hablara de cer¨¢micas antiguas y no de los huesos y colmillos de enormes paquidermos peludos que vivieron hace miles de a?os. Pero as¨ª es ¨¦l, cauto, equilibrado.
C¨®rdoba anda estos d¨ªas atendiendo entrevistas en el museo del mamut de Tultepec, un municipio en los confines de la zona metropolitana de Ciudad de M¨¦xico, ajeno a la rutilancia de las pir¨¢mides de Palenque, Tulum o Teotihuacan, acostumbrado a que la arqueolog¨ªa sea una cosa que ocurre lejos, una reclamo para los turistas extranjeros y no parte de su propio pasado.
El destino quiso sin embargo que unos se?ores que instalaban una tuber¨ªa en el pueblo encontraran unos enormes colmillos bajo tierra. Que supieran que aquello no era arcilla, ni piedras, sino huesos, algunos muy grandes. Fue el 22 de diciembre de 2015, en una calle polvorienta a las afueras del municipio, una de las m¨¢s humildes. C¨®rdoba se enter¨® poco despu¨¦s. Por la fecha que era y el cambio inminente de admnistraci¨®n en el municipio decidieron esperar hasta enero, no decir nada. Y luego tratar de convencer al nuevo alcalde de que aquello, aquel mamut, el mamut de Tultepec, podr¨ªa convertirse en un reclamo tur¨ªstico.
El arque¨®logo, un hombre de estatura media, de cabello y barba entrecana, nervioso o t¨ªmido a juzgar por el movimiento de sus manos, cuenta que le convenci¨®. Y el resultado es este museo, una casa de color amarillo situada en la octava avenida Morelos del barrio San Rafael, enfrente de una escuela de bachilleres, a algo m¨¢s de un kil¨®metro del centro.
El museo es desde luego una victoria para de los vecinos, la revancha de los que no tienen demasiado. Acostumbrado a?salir en los noticieros por las explosiones en sus talleres pirot¨¦cnicos, Tultepec promociona su nuevo museo con carteles en cada esquina.
Pablo Z¨²?iga, de 73 a?os, m¨²sico y pintor, lleva una hora admirando el esqueleto, maravillado. "Antes hab¨ªa animales enormes, f¨ªjese. Ahora los que hay son t¨ªteres comparado a los de antes. Se han ido haciendo chicos. Pero este era enorme". Aficionado entusiasta de la saga Parque Jur¨¢sico, el se?or Z¨²?iga gusta de comparar al mamut con los dinosaurios. "Se parece a la del T-Rex la cabeza", dice, "con la mera cabeza rompe las losetas del piso".
La se?ora Griselda y su hija Maira Sofia curiosean entre las vitrinas, leyendo los textos de los expositores. "Me enter¨¦ por la escuela", explica la mam¨¢. Maira Sof¨ªa, de siete a?os, debe hacer un trabajo sobre el mamut. La ni?a dice que hab¨ªa visto mamuts en televisi¨®n, pero nunca uno as¨ª. En los huesos. De todos modos, dice que le gustan m¨¢s los de la tele.
La inauguraci¨®n, hace semana y media, fue todo un acontecimiento. Lleg¨® el alcalde, que cort¨® la tradicional cinta roja, acompa?ado de C¨®rdoba y la cronista local, Juana Antonieta Z¨²?iga. Juntos develaron una placa en la pared, en recuerdo de la propia inauguraci¨®n. Hab¨ªan instalado un escenario y el alcalde se dirigi¨® a los presentes, muchos escolares. "Es un descubrimiento de valor invaluable, m¨¢s all¨¢ de la inversi¨®n destinada para su rescate. Hoy es patrimonio cultural de todos los mexicanos".
La osamenta del mamut yace sobre una estructura de acero en uno de los costados de la sala de abajo. Consta de unos 150 huesos, el resto, hasta 220, son r¨¦plicas. Uno de los f¨¦mures aparece ligeramente curveado, producto de una fractura en la pelvis que el animal sufri¨® en vida. Era un mamut cojo.
El arque¨®logo C¨®rdoba especula sobre los ¨²ltimos d¨ªas de este portento. "Atendiendo al comportamiento de los elefantes no es raro que este y otro mamut macho se pelearan, con el resultado de la fractura en la pelvis", dice. Esa lesi¨®n le imped¨ªa caminar bien y cuando hace 14.700 a?os qued¨® atrapado en el fango de la orilla de uno de los lagos que ocupaban lo que hoy es Ciudad de M¨¦xico, el mamut ya no pudo salir. C¨®rdoba dice que cazadores recolectores de la ¨¦poca lo destazaron, le cortaron la cabeza y, probablemente, la lengua. Doce kilos de lengua, carne blandita, f¨¢cil de comer.
Quien sabe si C¨®rdoba participar¨¢ en nuevos rescates de osamentas de mamut. Es posible que s¨ª, confiando en que los pueblos que yacen en la orilla de los viejos lagos sigan cavando zanjas, s¨®tanos, instalen tuber¨ªas. Hasta hoy han encontrado en la zona 24 mamuts, dos, por cierto, en la base a¨¦rea de Santa Luc¨ªa, donde el nuevo Gobierno de M¨¦xico pretende construir el segundo aeropuerto de la capital. Entre los planes del presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, figura ampliar la base y construir nuevas pistas.
Del futuro de la base depende quiz¨¢ que la poblaci¨®n de mamuts del Valle de M¨¦xico siga aumentando.
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