2.400 millones para atajar la pobreza y el terrorismo en el Sahel
Donantes internacionales se comprometen a invertir en 40 proyectos de desarrollo en tres a?os para la regi¨®n donde m¨¢s aumenta el hambre en el mundo
La pobreza, el cambio clim¨¢tico y la penetraci¨®n del yihadismo radical han convertido al Sahel, esa vasta franja de tierra al sur del desierto del Sahara, en un polvor¨ªn de conflictos como los de Mal¨ª o Boko Haram. Para tratar de frenar el avance del terrorismo, el G5 (Mauritania, Burkina,Chad, N¨ªger y Mal¨ª) del Sahel, una organizaci¨®n regional nacida en 2014 con un enfoque militar, ha decidido dar un mayor peso a la lucha contra el paro, la pobreza y las desigualdades. Este jueves, la conferencia de donantes de Nuakchot se cerr¨® con un compromiso de unos 2.400 millones de euros en los pr¨®ximos tres a?os para 40 proyectos de desarrollo, bajo la premisa de que la mejor manera de combatir la radicalizaci¨®n de los j¨®venes es ofrecerles un futuro.
En los pasillos del viejo Palacio de Congresos de la capital mauritana se respiraba este jueves un ambiente de satisfacci¨®n. El objetivo inicial de 1.900 millones de euros para poner en marcha el Plan de Inversiones Prioritario (PIP) en el Sahel se super¨® con creces, alcanz¨¢ndose la cifra de 2.400 millones en una iniciativa que tiene 4 ejes, gobernanza, resiliencia de la poblaci¨®n ante el cambio clim¨¢tico, construcci¨®n de infraestructuras y seguridad. ¡°Tenemos que asegurar a la poblaci¨®n una vida decente y con dignidad para evitar que caigan en manos de los radicales¡±, dijo el presidente mauritano Mohamed Ould Abdelaziz, mientras que su hom¨®logo nigerino, Mahamadou Issoufou, insisti¨® en que ¡°la seguridad y el desarrollo son indisociables¡±.
Entre los principales donantes destaca Francia, cuyo ministro de Exteriores Jean Yves Le Drian comprometi¨® 500 millones, y la Uni¨®n Europea, que aportar¨¢ otros 800, seguidos de Estados Unidos, Alemania, pa¨ªses de Oriente Medio como Arabia Saud¨ª y Emiratos ?rabes Unidos, y organismos financieros internacionales. Espa?a, por su parte, anunci¨® una donaci¨®n de 85 millones, seg¨²n anunci¨® en la conferencia celebrada en Nuakchot la directora de Cooperaci¨®n con ?frica y Asia de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional al Desarrollo (AECID), Cristina D¨ªaz. La Alianza por el Sahel, creada a instancias de Par¨ªs y Berl¨ªn y en la que tambi¨¦n participa Madrid, canaliza los fondos como uno de los grandes avales internacionales del G5.
El PIP pone el foco en las regiones m¨¢s afectadas por la violencia y sus consecuencias, como Tillaberi y Diffa en N¨ªger, Mopti, Gao, Tombuct¨² y Menaka en Mal¨ª, El Hodh en Mauritania, Kanem y Lake en Chad o el norte de Burkina. Entre los 40 proyectos aprobados, el secretario permanente del G5 del Sahel, el nigerino Maman Sambou Sidikou, destac¨® la promoci¨®n de la agricultura adaptada al cambio clim¨¢tico, el refuerzo de la educaci¨®n para todos, la prevenci¨®n de conflictos intercomunitarios, la construcci¨®n de carreteras que saquen del aislamiento a vastas regiones del Sahel, la electrificaci¨®n de zonas rurales o la extracci¨®n de agua mediante energ¨ªas renovables. ¡°Esta es la primera etapa de una gran ambici¨®n, una acci¨®n r¨¢pida para la transformaci¨®n radical de nuestra regi¨®n¡±, dijo.
Y es que el panorama es desalentador. En Gao, en el norte de Mal¨ª, no hay d¨ªa en que un veh¨ªculo no pise una mina o alguien fallezca en un atentado. En el centro del pa¨ªs, poblaci¨®n peul y dogon se enfrenta entre s¨ª en matanzas intercomunitarias estimuladas por radicales y el Ej¨¦rcito. N¨ªger, golpeada por la violencia de Boko Haram en el este, acaba de decretar el estado de excepci¨®n en el otro extremo de su territorio por los constantes secuestros y ataques de radicales procedentes tanto de Mal¨ª como de Burkina Faso. En el norte de este pa¨ªs reina la inseguridad por la presencia de grupos armados fuera de control. En el Lago Chad el incremento de la actividad de Boko Haram ha provocado una nueva ola de refugiados.
El acento puesto en la seguridad no ha funcionado. Por un lado, el G5 del Sahel no ha logrado movilizar los recursos necesarios para el pleno funcionamiento de su fuerza militar conjunta, que cuenta con unos 5.000 efectivos de los cinco pa¨ªses y que apenas ha participado en una decena de operaciones de escaso ¨¦xito. Por otro lado, nunca hubo tanta presencia militar en la regi¨®n, desde el propio G5 y los ej¨¦rcitos nacionales hasta la fuerza de la ONU en Mal¨ª, con m¨¢s de 10.000 soldados, pasando por los 5.000 de la Operaci¨®n francesa Barkhane, la misi¨®n de formaci¨®n de la Uni¨®n Europea en Koulikoro o la discreta pero s¨®lida presencia estadounidense en N¨ªger.
El Sahel est¨¢ erizado de militares, pero el radicalismo se extiende a lomos de la pobreza. Como alertan Oxfam, Acci¨®n contra el Hambre y Save the Children, es la regi¨®n del mundo que ha experimentado un mayor aumento del hambre en la ¨²ltima d¨¦cada, 13,1 millones de personas malnutridas en 11 a?os seg¨²n la ONU. El presente a?o 2018 ha sido especialmente duro, con 2 millones de ni?os en situaci¨®n de malnutrici¨®n aguda severa y tasas superiores al 15% en zonas de Mauritania, N¨ªger y Chad. Ya no se puede hablar de hambrunas peri¨®dicas en el Sahel, sino de una ¡°crisis alimentaria estructural y omnipresente¡± en las que el avance del desierto o la alta natalidad son factores decisivos y poco tenidos en cuenta. Las migraciones, sobre todo del campo a la ciudad, son una consecuencia m¨¢s de todo ello.
Desde su creaci¨®n en diciembre de 2014, y su puesta de largo en 2017 con la aprobaci¨®n de una resoluci¨®n de apoyo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a instancias de Francia, el G5 del Sahel, un club de pa¨ªses entre los que se encuentran los m¨¢s pobres del mundo, se ha ido consolidando como un actor cada vez m¨¢s relevante y din¨¢mico en la regi¨®n. Para Europa, preocupada por las migraciones que atraviesan el Sahel y desembocan en el Mediterr¨¢neo y por la expansi¨®n de un yihadismo que amenaza con desestabilizar a toda la regi¨®n, se ha convertido en un socio necesario. La Alianza por el Sahel, que prev¨¦ invertir hasta 8.000 millones en los pr¨®ximos a?os, es una buena muestra de esta preocupaci¨®n.
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