?Por qu¨¦ el Partido Laborista ha sido tan ambiguo sobre el Brexit?
La salida de la UE ha generado la misma tensi¨®n en la oposici¨®n que en el Gobierno
El Brexit ha conducido al Partido Laborista de Jeremy Corbyn al rinc¨®n que cualquier manual de pol¨ªtica aconsejar¨ªa evitar a toda costa. Cuando todo un pa¨ªs se enfrenta a un debate binario y maniqueo, y el debate en Reino Unido se reduce a "Europa s¨ª, Europa no", quien pretenda ofrecer una respuesta compleja y elaborada se sit¨²a irremediablemente, a ojos de la opini¨®n p¨²blica, en la tibieza y en la ambig¨¹edad.
Jeremy Corbyn es un viejo socialista, heredero de la tradici¨®n bennista?(as¨ª llamada por la influencia que tuvo en el partido el pol¨ªtico Tony Benn a finales de los setenta y principios de los ochenta) que deploraba el creciente neoliberalismo de las instituciones europeas y lleg¨® a hacer campa?a por la salida de Reino Unido de la Comunidad Econ¨®mica Europea. "He criticado en el pasado las pol¨ªticas de la UE en materia de competitividad, y su desplazamiento hacia el libre mercado. Y es obvio que no me gust¨® nada el modo en que trat¨® a Grecia durante la crisis financiera. Mi idea es la de una Europa social, con sociedades incluyentes que trabajen a favor de todos los ciudadanos y no de solo unos pocos", explicaba Corbyn hace pocas semanas en una entrevista al semanario alem¨¢n Der Spiegel.
Ser¨ªa injusto, sin embargo, afirmar que el Partido Laborista de Corbyn es antieuropeo. La formaci¨®n defendi¨® oficialmente la permanencia en la UE durante la campa?a del refer¨¦ndum de 2016, y muchos de sus diputados y de sus votantes son firmes partidarios de que Reino Unido siga siendo un socio comunitario. El problema de Corbyn es que le resulta dif¨ªcil encontrar un equilibrio entre los diferentes frentes de tensi¨®n que le bombardean en los ¨²ltimos dos a?os. Los restos de la ¨¦poca de Tony Blair y Gordon Brown tienen todav¨ªa un notable peso en el grupo parlamentario y su posici¨®n es claramente proeuropea. Los sindicatos, de gran influencia en el Partido Laborista, reclaman abiertamente que el partido defienda la opci¨®n de un segundo refer¨¦ndum. Muchos votantes, seg¨²n las encuestas, querr¨ªan que la situaci¨®n fuera revertida. Pero una convicci¨®n personal, aunque quiz¨¢ excesivamente r¨ªgida, de la importancia de las urnas en democracia, y el instinto de que la Inglaterra m¨¢s perjudicada por la austeridad sigue culpando a Bruselas de todos sus males, mantienen a Corbyn atrapado en su estrategia. "Creo que mucha gente est¨¢ completamente irritada por c¨®mo sus comunidades se han quedado atr¨¢s. Las ¨¢reas m¨¢s abandonadas del pa¨ªs votaron a favor del Brexit. En muchas zonas deprimidas las condiciones laborales se han deteriorado durante d¨¦cadas, y todo bajo una legislaci¨®n europea que deb¨ªa protegerles".
Pero el laborismo es consciente de que esa misma legislaci¨®n europea, en materia de derechos de los trabajadores, de protecci¨®n medioambiental o de defensa de los consumidores, es su escudo protector frente a un conservadurismo que mira de nuevo con af¨¢n emulador al otro lado del Atl¨¢ntico, hacia los Estados Unidos de Donald Trump.
Corbyn crey¨® encontrar el equilibrio necesario en el congreso anual del partido celebrado en Liverpool el pasado septiembre. A trav¨¦s de una doble v¨ªa. En primer lugar, estableci¨® las condiciones bajo las cuales el partido estar¨ªa dispuesto a respaldar el posible acuerdo que el Gobierno lograra alcanzar con la UE si se cumpl¨ªan seis condiciones precisas, los llamados "seis tests" del laborismo. Una relaci¨®n futura con la UE con lazos s¨®lidos y esp¨ªritu de colaboraci¨®n; un trato justo en materia de inmigraci¨®n; una protecci¨®n de la seguridad nacional que mantenga la cooperaci¨®n con el resto de pa¨ªses de la UE; retener "exactamente los mismos beneficios" que obtiene ahora Reino Unido con su pertenencia a la Uni¨®n Aduanera y al Mercado Interior; mantener los derechos laborales, medioambientales y de est¨¢ndares de la actualidad; y finalmente, que ninguna regi¨®n de Reino Unido salga perjudicada con el acuerdo.
Obviamente, esta "tabla de los seis mandamientos" era un modo de anticipar lo que finalmente ha ocurrido. El Partido Laborista hab¨ªa anunciado su intenci¨®n de votar en contra del acuerdo de May en caso de que este martes hubiera tenido lugar la votaci¨®n del Brexit. La primera ministra todav¨ªa no ha comenzado a negociar con la UE los detalles de una relaci¨®n futura, con lo que dif¨ªcilmente podr¨ªa asegurar que est¨¢ dispuesta a cumplir las exigencias del laborismo. Y la soluci¨®n acordada con Bruselas para salvar el escollo de Irlanda del Norte sit¨²a claramente a este territorio al margen de la soluci¨®n acordada para el resto del pa¨ªs, en contra de la sexta exigencia del laborismo.
?Y ahora qu¨¦?
El problema para Corbyn es que la presi¨®n a favor de un segundo refer¨¦ndum no ha dejado de crecer en los ¨²ltimos meses, algo a lo que el l¨ªder laborista se resiste. La soluci¨®n estrat¨¦gica a este desaf¨ªo, aprobada en el congreso de Liverpool despu¨¦s de una intensa discusi¨®n interna, fue la de aplicar una respuesta gradual. En primer lugar, rechazar el acuerdo de May. En segundo, esperar que a que sean los propios conservadores los que pongan fin al liderazgo de la primera ministra. Si eso no ocurre, presentar una moci¨®n de censura con la esperanza de que la batalla desemboque en un adelanto de elecciones generales. Y solo si todo esto fracasa, abrirse a la posibilidad de un nuevo refer¨¦ndum. "Si no podemos lograr que haya unas nuevas elecciones generales, el laborismo apoyar¨¢ todas las opciones que haya sobre la mesa, incluida una campa?a en demanda de una nueva votaci¨®n de la ciudadan¨ªa", dec¨ªa la moci¨®n aprobada en el c¨®nclave del partido.
Corbyn confiaba en aguantar la marea con esta soluci¨®n de compromiso, pero cada vez m¨¢s voces en su partido reclaman urgencia. Algunos miembros de su direcci¨®n se han dejado ver p¨²blicamente en las manifestaciones de Londres que reclaman un nuevo refer¨¦ndum, mientras otros han negociado en la sombra con diputados conservadores para buscar alguna soluci¨®n que evite una salida precipitada y sin acuerdo de la UE el pr¨®ximo 29 de marzo.
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