Los exiliados nicarag¨¹enses en Costa Rica marchan contra el r¨¦gimen de Ortega
Los expatriados organizan una caravana hacia un pueblo fronterizo con su pa¨ªs. Unos 40.000 nicarag¨¹enses se han refugiado en Costa Rica desde abril
¡°Vamos, vamooos, que Daniel y la Chayo nos est¨¢n esperando¡±, gritaba con humor uno de los coordinadores cuando la mayor¨ªa de manifestantes estaba ya en los autobuses listos para recorrer casi 270 kil¨®metros hacia el pueblo m¨¢s cercano a la frontera con Nicaragua.?Eran casi las 6 de la ma?ana de este domingo y a¨²n faltaban los ¨²ltimos preparativos para salir desde la Plaza de la Democracia, en esta capital costarricense, y comenzar el viaje que muchos quisieran poder hacer sin tener que devolverse hoy mismo para continuar su exilio.
En medio de banderas blanquiazules, pancartas contra el presidente Daniel Ortega, alguna canci¨®n de protesta y consignas azuzadas desde meg¨¢fonos, decenas de nicarag¨¹enses opositores al Gobierno se acomodaban en sus asientos. Respond¨ªan al llamado de un grupo de coordinaci¨®n pol¨ªtica que se propuso llevar 1.000 manifestantes al municipio La Cruz, a 20 kil¨®metros del puesto fronterizo Pe?as Blancas. Tan lejos para evitar problemas de seguridad y tan cerca para gritar hasta Managua en sus barbas que ellos siguen activos y pretenden volver ¡°pronto¡± a una Nicaragua diferente.
¡°Queremos que Daniel y su esposa recuerden que los seguimos odiando tanto como el primer d¨ªa que cruzamos la frontera para salvarnos de su salvajismo¡±, dec¨ªa Aura ataviada con un gorro azul y blanco. Oculta su apellido porque reconoce que por momentos la vence el miedo. Tiene en sus retinas la manifestaci¨®n del D¨ªa de las Madres (30 de mayo) en que murieron 15 personas y 200 quedaron heridas, parte de las v¨ªctimas atribuidas a la represi¨®n y las violaciones de derechos humanos acreditadas por organismos internacionales.
Entre esas v¨ªctimas, unos 40.000 nicarag¨¹enses que se han refugiado en Costa Rica desde que estall¨® el conflicto en abril, seg¨²n el grupo Articulaci¨®n de Movimiento Sociales organizador de esta caravana. Una parte de ellos ha acudido al llamado con el prop¨®sito de visibilizar a los nicarag¨¹enses en el exilio, de mostrarse activos y de solidarizarse con sus compatriotas que no pueden manifestarse en Nicaragua, pero sobre todo para dejar muy claro el compromiso de regresar pronto. ?Cu¨¢ndo? ¡°Pronto¡±, enfatiz¨® Francisca Ram¨ªrez, una de las organizadoras y connotada dirigente campesina que tambi¨¦n busc¨® protecci¨®n en Costa Rica ante amenazas a ella y su familia.
¡°Vamos los que vamos. Mucha gente tiene miedo porque est¨¢n aqu¨ª bien pero la Polic¨ªa o los paramilitares del Gobierno persiguen a los familiares all¨¢ en Nicaragua. Otros est¨¢n trabajando hoy domingo y nadie quiere perder la fuente de ingresos peque?ita que tiene en Costa Rica, pero aqu¨ª vamos en representaci¨®n de todos ellos¡±, explicaba Ram¨ªrez cuando el domingo apenas clareaba, sin parar de repartir bolsas con banderas, gorros y pancartas para cada autob¨²s. A su lado, un joven preguntaba desde un meg¨¢fono ¡°?que se rinda qui¨¦n?¡± y decenas respond¨ªan en coro uno de los lemas de las protestas: ¡°?que se rinda tu madre!¡±.
Algunos llevaban el rostro cubierto y otros portaban fotos de v¨ªctimas asesinadas, detenidas o desaparecidas. Un grupo vest¨ªa camisas con el r¨®tulo ¡°forjamos la ruta del regreso¡± y cuatro, a un lado, se distingu¨ªan por su ropa de tipo militar. ¡°Ac¨¢ estamos los que estamos esperando el momento para entrar con todo en una lucha c¨ªvica o si es necesaria, militar. Ortega se cree intocable por el apoyo de algunos gobiernos amigos, pero otros gobiernos est¨¢n dispuestos a ayudarnos. Estamos listos para lo que venga¡±, dijo un hombre cuarent¨®n que, asegur¨®, trabaja como alba?il en Costa Rica, pero solo se identific¨® con el mote de ¡°Leyenda¡±. La opci¨®n armada ha estado fuera de todo el discurso de los portavoces opositoras, pero ciertos seguidores creen que la manera de sacar a Ortega es la misma que ¨¦l y las fuerzas revolucionarias utilizaron para sacar al dictador Anastasio Somoza en 1979. Ahora ser¨ªan ¡°golpistas¡± o ¡°terroristas¡±, en palabras del Gobierno.
Pero por ahora la lucha es pac¨ªfica, advert¨ªa el hombre. Lo dec¨ªa tambi¨¦n Joselyn Urbina, una dirigente estudiantil que lider¨® la revuelta desde la Universidad Aut¨®noma de Nicaragua (UNAN) en abril. Se le conoce como ¡°La qu¨ªmica¡± y cuenta que estuvo presa en agosto pero que logr¨® quedar libro por un error de la Polic¨ªa; despu¨¦s no dud¨® en escapar hacia Costa Rica. ¡°Aqu¨ª estoy dedicada a la lucha organizada, pero traumatizada por lo que vi y por lo que s¨¦ que est¨¢n haciendo a mis compa?eros en Managua¡±, dec¨ªa en medio del sonido de los motores de los turismo rentados con dinero que donaron nicarag¨¹enses en Costa Rica y en otros pa¨ªses. El plan era llegar a La Cruz y marchar a pie unos kil¨®metros, pero sin llegar a tener contacto con las fuerzas de seguridad nicarag¨¹enses; la dirigente Francisca Ram¨ªrez ten¨ªa reportes sobre movimientos de polic¨ªas antidisturbios en territorio nicarag¨¹ense.
Tambi¨¦n hab¨ªa apoyo extra. Estaba Marcia Aguiluz, abogada y directora para Centroam¨¦rica y M¨¦xico del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL). Iba con sus dos hijos porque ve necesario el respaldo. ¡°Daniel Ortega ha ido cerrando todos los espacios de disidencia. En esta semanas se ha dirigido contra organizaciones de derechos humanos y contra m¨¢s medios de comunicaci¨®n cr¨ªticos. Es importante esta manifestaci¨®n por todos los que no pueden hacerlo en Nicaragua¡±, explicaba la activista costarricense.
Ya hab¨ªa luz plena y se hac¨ªa tarde. Ya quedaba vac¨ªa la Plaza de la Democracia en el centro josefino, el mismo sitio donde se inaugur¨® el 8 de mayo el gobierno de Carlos Alvarado (duro cr¨ªtico de su hom¨®logo Ortega) y donde se concentr¨® en agosto una marcha en contra de una escalada de xenofobia, ante la llegada de miles de nicarag¨¹enses solicitantes de refugio. Los autobuses cerraban puertas y cientos de nicarag¨¹enses, quiz¨¢s menos de los que esperaban, comenzaban la marcha en direcci¨®n a su casa, pero sin pretender llegar. Ser¨ªa un conato de retorno o un ¡°simulacro de triunfo¡±, como lo calific¨® otro joven con la voz ahogada por la pa?oleta que le cubr¨ªa la cara. ¡°Es como para que no olvidemos el camino, porque la pr¨®xima vez que vaya hacia la frontera ser¨¢ sin pa?oleta, para entrar a mi pa¨ªs libremente y ayudar a reconstruirlo¡±.
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