La mano de Pek¨ªn lastra la expansi¨®n de sus empresas
Los lazos con el Partido Comunista son imprescindibles para las compa?¨ªas locales, pero frenan su proyecci¨®n global
Cualquier empresa que opere en China ¡ªp¨²blica, privada o extranjera¡ª es consciente de que su crecimiento y triunfo en el mayor mercado del mundo depende, en parte, del benepl¨¢cito del poderoso Partido Comunista Chino (PCCh). Los v¨ªnculos entre el mundo corporativo y el pol¨ªtico son evidentes en el pa¨ªs tanto a nivel local como nacional e incluso pueden resultar imprescindibles para sobrevivir. Esta afiliaci¨®n pol¨ªtica, sin embargo, se convierte en un enorme dolor de cabeza para aquellas grandes empresas chinas que, sin ser de propiedad estatal, operan en el extranjero o tratan de expandirse en el mundo. Los recelos se disparan si adem¨¢s la firma es tecnol¨®gica, como ha ocurrido recientemente con Huawei en algunos pa¨ªses como EE?UU, con quienes el gigante asi¨¢tico ha entrado en una batalla por el control de la tecnolog¨ªa 5G.
En su constituci¨®n, el PCCh establece que cualquier empresa en la que trabajen tres o m¨¢s de sus miembros debe constituir una c¨¦lula del partido dentro de ella. Teniendo en cuenta que la formaci¨®n pol¨ªtica tiene 89,5 millones de miembros, el 73% de todas las empresas privadas del pa¨ªs cuentan con al menos una de estas unidades. Su funci¨®n es ¡°guiar y supervisar las empresas para que cumplan estrictamente con las leyes, unir a los trabajadores, salvaguardar los derechos e intereses leg¨ªtimos de todas las partes de acuerdo con la ley y construir una cultura empresarial que promueva el desarrollo sano de las empresas¡±, estipula la norma.
¡°Quiero ser muy claro al respecto: Yo me siento en el Consejo de Administraci¨®n de Alibaba y all¨ª no hay nadie del Partido dici¨¦ndonos lo que debemos o no hacer¡±, aseguraba ante un grupo de periodistas el pasado noviembre Michael Evans, el presidente de este gigante del comercio electr¨®nico. D¨ªas despu¨¦s, en cambio, trascendi¨® que Jack Ma, el fundador del grupo, es miembro del Partido Comunista. La empresa, de hecho, tiene en sus filas a m¨¢s de 7.000 afiliados a la formaci¨®n, que se agrupan en m¨¢s de 200 c¨¦lulas. Son cifras habituales en las grandes compa?¨ªas privadas del pa¨ªs, que como el mismo partido, se nutren de empleados formados en los campus universitarios de ¨¦lite.
En general, estos grupos ¡ªal menos hasta ahora¡ª no han influido directamente en la toma de decisiones de las compa?¨ªas privadas y ejercen un papel simb¨®lico. Pero el actual presidente chino, Xi Jinping, ha optado por reforzar el control del Partido Comunista en todas las esferas de la sociedad china, incluido el sector privado.
Ante esta tesitura, algunos altos directivos han mostrado una renovada lealtad al partido, al tiempo que otros se quejan en privado de intentos de interferir en sus negocios. La presi¨®n es especialmente acuciante en el caso de las empresas tecnol¨®gicas, un sector que se ha desarrollado en China pr¨¢cticamente al margen de la influencia directa del Partido (aunque las autoridades han sido decisivas en, por ejemplo, bloquear la entrada de varias tecnol¨®gicas extranjeras). ¡°Nosotros no tenemos ning¨²n problema con la gente del partido ni sus actividades, pero no queremos que se entrometan en cuestiones operativas¡±, asegura un alto cargo de una firma dedicada a la intermediaci¨®n financiera.
La influencia del Partido en el sector privado trasciende de estos comit¨¦s y puede ser definitivo para el devenir de cualquier empresa. Unas buenas conexiones pueden asegurar subvenciones, deducciones fiscales o cr¨¦dito abundante, pues los bancos son estatales. Pero son tambi¨¦n un arma de doble filo: este a?o, por ejemplo, las autoridades consideraron que algunos de los mayores grupos privados del pa¨ªs representaban un riesgo sist¨¦mico para la econom¨ªa china y desmantelaron parte de sus negocios sin pesta?ear.
El conglomerado Wanda se vio obligado a deshacerse de varios de sus activos para repagar su deuda. La aseguradora Anbang fue directamente intervenida y su equipo directivo reemplazado por administradores p¨²blicos.
Leyes como la de seguridad nacional o la de ciberseguridad, que obligan a las empresas que operan en China a almacenar sus datos en servidores que se encuentren en territorio del gigante asi¨¢tico ¡ªmuchas veces controlados por empresas de capital p¨²blico¡ª, aumentan la desconfianza en estas grandes compa?¨ªas fuera de China. Y grupos como Huawei, ZTE o Lenovo han visto mermadas sus ambiciones en algunos mercados extranjeros, mientras otras empresas de sectores no tan delicados como el de la tecnolog¨ªa 5G avanzan con menos escrutinio.
Pero todas defienden su independencia y explican que se deben solamente a sus accionistas. La cuesti¨®n es c¨®mo proceder¨¢n cuando las prioridades e intereses de estos no coincidan con los del Partido Comunista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.