Resistir en tiempos oscuros
Un an¨¢lisis de la actualidad internacional a trav¨¦s de art¨ªculos publicados en medios globales seleccionados y comentados por la revista 'CTXT'
Frente a la deriva del orden liberal occidental, del que cada d¨ªa y a golpe de elecciones o protestas se descuelgan m¨¢s ciudadanos dispuestos a rendirse ante los cantos de sirena de los m¨¢s radicales, uno de los medios m¨¢s representativos de su establishment, el Financial Times (FT), ha elegido a George Soros personaje del a?o. Blanco de los ataques de todo enemigo de las sociedades abiertas y tolerantes, Soros representa para el FT, seg¨²n cuenta Roula Khalaf, la resistencia en estos d¨ªas oscuros. El multimillonario jud¨ªo, de 88 a?os y origen h¨²ngaro, que sobrevivi¨® al nazismo y padeci¨® el comunismo en su peor versi¨®n y que hizo su fortuna ejerciendo de financiero sin escr¨²pulos, emplea gran parte de su dinero en defender los derechos de los gitanos y los rohingyas, en abrir universidades, conceder becas, luchar contra la corrupci¨®n o apoyar a la libertad de prensa ah¨ª donde crea necesario. Ha visto as¨ª reconocido su activismo en la defensa de su visi¨®n abierta y liberal del mundo, atacada hoy por todos los flancos. Es, como dice el citado diario, el ¨²nico ciudadano del mundo que a t¨ªtulo individual tiene su propia pol¨ªtica exterior. Su Fundaci¨®n Open Society, a la que ha legado 18.000 millones de d¨®lares, gasta 940 millones de d¨®lares al a?o en 100 pa¨ªses.
Detestado por la extrema derecha estadounidense por sus cr¨ªticas a Donald Trump y su apoyo a Hillary Clinton en las ¨²ltimas elecciones presidenciales, Soros recibi¨® en octubre pasado un paquete bomba en su casa de las afueras de Nueva York. Ha sido acusado por el presidente estadounidense?de financiar la caravana de migrantes centroamericanos, como relatan en el New York Times Kenneth P. Vogel, Scott Shane y Patrick Kingsley. Se?alamiento que despu¨¦s se ha relacionado con el ¨²ltimo ataque a una sinagoga en Pittsburgh dirigido contra toda la comunidad jud¨ªa. Tampoco es querido en el Reino Unido, donde estudi¨® y es due?o de numerosas propiedades. All¨ª no le perdonan el ataque que protagoniz¨® contra la libra esterlina que supuso su expulsi¨®n del embri¨®n de lo que luego se convirti¨® en la uni¨®n monetaria. Pese a que los partidarios del Brexit se lo tendr¨ªan hoy que agradecer, le detestan por financiar a una de las organizaciones que defienden la convocatoria de un segundo refer¨¦ndum para que el Reino Unido no salga de la Uni¨®n Europea.
Con el presidente ruso Vladimir Putin el desencuentro viene de m¨¢s lejos. Soros public¨® en noviembre de 2014 en The New York Review of Books un art¨ªculo?en el que alertaba a Europa sobre Putin.?En ¨¦l, advert¨ªa de que el descontento popular en la Uni¨®n Europea ocasionado por la Gran Recesi¨®n lo estaban canalizando partidos anti-europeos que ocupaban ya el 30% del Parlamento com¨²n. Y que Rusia estaba detr¨¢s de esa alternativa. El tiempo y algunas revelaciones inquietantes, como el apoyo ruso a la campa?a de Marine Le Pen en Francia, le han dado la raz¨®n. Putin expuls¨® a Open Society de Rusia en 2015 argumentando que era un peligro para la seguridad nacional y desde entonces la campa?a rusa para desprestigiarle s¨®lo se ha intensificado.
El financiero es tambi¨¦n objeto de ataques en su Hungr¨ªa natal. El presidente Viktor Orb¨¢n, otro mandatario nacionalista, xen¨®fobo y autoritario, se benefici¨®, iron¨ªas de la vida, de una beca de estudios de la organizaci¨®n que preside Soros en los felices d¨ªas que siguieron a la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. Hoy Orb¨¢n acusa a Soros, a quien llama ¡°jud¨ªo rid¨ªculo¡±, de planificar la entrada masiva de inmigrantes en Europa y ha conseguido cerrar pr¨¢cticamente la Universidad Centroeuropea de Budapest que cre¨® el financiero. La instituci¨®n, fundada en 1991, se ha visto forzada a trasladar casi toda su actividad a Viena. Una decisi¨®n que para la universidad representa ¡°un d¨ªa oscuro para Europa y un d¨ªa oscuro para Hungr¨ªa¡±. En palabras de Soros: ¡°La historia estaba de nuestra parte en los primeros a?os, cuando la idea de una sociedad abierta ten¨ªa ¨¦xito e iba ganando terreno. Pero el curso de la historia ha cambiado. Esa es la cuesti¨®n que estoy tratando de entender. ?Qu¨¦ es lo que est¨¢ pasando para que las sociedades cerradas est¨¦n ganando la batalla?¡±.
Francia: Nacionalismo, tradici¨®n y religi¨®n
Para aproximarse al fen¨®meno de la imparable ascensi¨®n de la extrema derecha en Europa, puede ayudar la opini¨®n de Mark Lilla en The New York Review of Books. En el ¨²ltimo n¨²mero de esta publicaci¨®n, el autor de El regreso liberal: M¨¢s all¨¢ de la pol¨ªtica de la identidad, relata sus impresiones tras asistir a la convenci¨®n anual de la Conferencia para la Acci¨®n Pol¨ªtica Conservadora celebrada este a?o en Washington. ?l lo define como una suerte de Davos de derechas (en referencia a la reuni¨®n anual del World Economic Forum en esta localidad suiza que atrae a los m¨¢s poderosos del planeta). En su opini¨®n, el discurso de la derecha m¨¢s radical europea va m¨¢s all¨¢ de los exabruptos xen¨®fobos y est¨¢ mejor organizada de lo que parece. Y destaca c¨®mo Steve Bannon, que desembarc¨® en Europa con su propuesta The Movement (El Movimiento) a principios de a?o, est¨¢ logrando poner de acuerdo a las derechas de Francia, Polonia, Hungr¨ªa, Austria, Alemania e Italia para que compartan una sola agenda y movilicen a sus ciudadanos en contra de la pol¨ªtica de inmigraci¨®n, la deslocalizaci¨®n econ¨®mica, la Uni¨®n Europea y la ampliaci¨®n de los derechos sociales (matrimonio homosexual, derechos LGTB, etc).
Lilla cree que la religi¨®n cristiana puede ser un veh¨ªculo ¨²til para unir a este movimiento paneuropeo. Y cita el ejemplo de Francia, donde a pesar del laicismo del Estado los cat¨®licos conservadores mantienen una alta capacidad de influencia y movilizaci¨®n. El ejemplo m¨¢s reciente: la Manif pour tous, la protesta masiva y prolongada durante meses en las calles de Par¨ªs contra la legalizaci¨®n del matrimonio gay propuesto por el anterior presidente Fran?ois Hollande. Lilla se remonta tambi¨¦n a 1984, cuando Fran?ois Mitterrand se vio obligado a retirar una ley para reformar la escuela cat¨®lica tras la marcha de m¨¢s de un mill¨®n de cat¨®licos en Par¨ªs. El autor sostiene que la l¨ªnea divisoria entre los partidos tradicionales de derechas y los nuevos partidos ultras, dispuestos a salir de la UE, derribar toda instituci¨®n liberal y expulsar a los inmigrantes, es m¨¢s fina de lo que parece. Y que hay lugar para el triunfo de una tercera v¨ªa, a caballo entre ambas.
En su opini¨®n, el discurso de la joven Marion M¨¦richel-Le Pen en el citado foro representa esa v¨ªa intermedia. Contenida, alejada del estilo incendiario de su abuelo o su t¨ªa, se atrevi¨® a atacar el individualismo ante una audiencia fan¨¢ticamente convencida del valor de la propiedad privada y el uso de armas en defensa propia. Arremeti¨® contra la globalizaci¨®n y el ego¨ªsmo reinante que convierte a los trabajadores extranjeros en esclavos y a los nacionales en parados. Lament¨® el sometimiento de Francia a la UE que, como pa¨ªs miembro de la misma, no puede tener su propia pol¨ªtica exterior o econ¨®mica ni defender sus fronteras contra la inmigraci¨®n ilegal o frenar la entrada de una ¡®contra-sociedad¡¯ isl¨¢mica en su territorio. Y defendi¨® las tradiciones como valor supremo: ¡°Las tradiciones no son el culto a las cenizas, sino la transmisi¨®n del fuego¡±. Nacionalismo, tradici¨®n y religi¨®n son, seg¨²n Lilla, el m¨¦lange perfecto para la expansi¨®n de esta nueva derecha que tan impecablemente representa M¨¦richel-Le Pen.
Alemania: Dique verde
Una derecha cuyo ascenso en Alemania y en su versi¨®n ultra ha conseguido frenar el Partido de los Verdes. Algo se mueve en otra direcci¨®n, como analiza Zia Weise en el diario digital POLITICO. En las recientes elecciones del Estado de Baviera, los socialdem¨®cratas del SPD sufrieron una colosal derrota (menos del 10% del voto). Pero las circunscripciones donde siempre eran mayor¨ªa no han ca¨ªdo en manos de la extrema derecha, representada por la euroesc¨¦ptica y xen¨®foba Alternativa para Alemania (AfD), si no de los Verdes que se han convertido en el segundo partido m¨¢s votado tras hacerse con el 18% de los votos. Un resultado que supone cambiar la din¨¢mica del voto de castigo a los partidos tradicionales que hasta ahora ha capitalizado el partido de ultraderecha y que le permiti¨® convertirse en la tercera fuerza m¨¢s votada en las ¨²ltimas elecciones federales de 2017. Y lo interesante es que este vuelco en el voto ha ocurrido en uno de los estados m¨¢s ricos de Alemania. ?Supone esto un cambio de tendencia? Puede que s¨ª.
Una encuesta sit¨²a ya al Partido de los Verdes como la segunda fuerza nacional, por delante del SPD, con un 24% de intenci¨®n de voto, y tres puntos por debajo de los Cristianos Dem¨®cratas de Angela Merkel. En la mente del votante alem¨¢n, los Verdes han conseguido situarse en el extremo opuesto a lo que representa Alternativa para Alemania y atraer el voto de los socialdem¨®cratas desencantados. Se convierten as¨ª en el partido representante de la alternativa de izquierdas y de la resistencia europea frente al ascenso de la extrema derecha en el resto del continente. ?Perdedores o ganadores de los cambios globales? ?C¨®mo encarar la inmigraci¨®n? ?Es necesario dejar entrar a quienes buscan protecci¨®n o trabajo? ?Aspiramos a tener una sociedad heterog¨¦nea o preferimos una homog¨¦nea y cerrada? Esas son las cuestiones que seg¨²n recoge Weise, se plantean no s¨®lo en Alemania, sino en toda Europa.
Tr¨¢fico de datos
Y hablando del liderazgo de Alemania, aunque tiene que ver con otra batalla, en este caso relacionada con la exposici¨®n de la intimidad de cualquier ciudadano sin su autorizaci¨®n, el Gobierno de Berl¨ªn ha sido el primero de Europa en reaccionar a las nuevas revelaciones del New York Times sobre el uso ilegal de datos por parte de Facebook.
El mi¨¦rcoles, el diario public¨® que la plataforma de Mark Zuckerberg cedi¨® durante a?os datos privados de millones de cuentas a m¨¢s de 150 empresas, entre ellas otras grandes tecnol¨®gicas como Microsoft, Amazon y Spotify, en una pr¨¢ctica que se asemeja a las de cualquier monopolio. Aunque aqu¨ª no se pactan precios sino que se intercambia de forma oscura el principal activo que comparten, que es la informaci¨®n confidencial del usuario sin requerir su consentimiento.
El tr¨¢fico irregular de datos por parte de Facebook continu¨® durante 2018, a pesar de que Zuckerberg asegurara lo contrario en abril, durante su comparecencia ante el Congreso de Estados Unidos para defenderse de las acusaciones sobre Cambridge Analytics. La ministra de Justicia alemana, Katarina Barley, ha exigido a Facebook que responda a las noticias del NYT. Mientras, el diario tuiteaba en su cuenta una gu¨ªa breve explicando a sus lectores c¨®mo darse de baja de Facebook, en lo que parec¨ªa una declaraci¨®n de guerra en toda regla. Una de las primeras respuestas al tweet fue: ¡°Den ejemplo entonces y borren ustedes su p¨¢gina de Facebook¡±. Un dif¨ªcil desaf¨ªo de aceptar. El NYT tiene 16.299.524 seguidores en Facebook y la p¨¢gina, por supuesto, sigue abierta. La cifra pone en evidencia la dificultad de que los medios prescindan de la red social m¨¢s influyente del mundo, que se calcula tiene en este momento 2.200 millones de cuentas personales. Una contradicci¨®n que simboliza, de nuevo, estos tiempos oscuros.
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