Brasil: cambio de ¡®software¡¯
Jair Bolsonaro inaugura su presidencia exhibiendo su inclinaci¨®n reaccionaria
Las acciones de Jair Bolsonaro desde que se instal¨® en el palacio de Planalto indican que sus primeras ofrendas a quienes lo respaldan ser¨¢n ideol¨®gicas. En el terreno econ¨®mico impera una llamativa improvisaci¨®n. Solo el paso de los meses dejar¨¢ saber si es verdad lo que apuntan algunos analistas: que durante este ciclo hist¨®rico muchas sociedades sacrificar¨¢n expectativas materiales en el altar de los impulsos emocionales y las consignas doctrinarias.
Bolsonaro inaugur¨® su presidencia exhibiendo su inclinaci¨®n reaccionaria. Excluy¨® a lesbianas, gays, bisexuales y transexuales de los programas del Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos. Transfiri¨® a ese ministerio las reparaciones a las v¨ªctimas de la ¨²ltima dictadura, que estaban a cargo de Justicia. Encomend¨® a la Secretar¨ªa de Gobierno controlar las actividades de las ONG. Y decidi¨® expurgar de los planes de estudio cualquier influencia del c¨¦lebre pedagogo Paulo Freire. Una medida de misteriosa implementaci¨®n.
Educaci¨®n y pol¨ªtica exterior son los dos campos del Gobierno de Bolsonaro en los que m¨¢s visible es la influencia de Olavo de Carvalho. Se trata de un ide¨®logo ultraconservador, radicado desde hace a?os en los Estados Unidos, desde donde dicta un seminario on line, en el que promueve las ideas del ingl¨¦s Roger Scrutton o del norteamericano Roger Kimball. Siempre se lo consider¨® un pensador marginal, hasta que, en las manifestaciones contra Dilma Rousseff del a?o 2013, aparecieron carteles con la leyenda Olavo ten¨ªa raz¨®n. Ahora se descubre que sus disc¨ªpulos eran m¨¢s de los que se le atribu¨ªan. Entre ellos, el hijo mayor de Bolsonaro, Eduardo. Por indicaci¨®n de De Carvalho, un cat¨®lico preconciliar, llegaron al Gabinete los ministros de Relaciones Exteriores, Ernesto Araujo, y de Educaci¨®n, el colombiano Ricardo V¨¦lez. El profesor V¨¦lez proviene de academias militares. Araujo es un profesional de Itamaraty, la canciller¨ªa brasile?a, que supo ocultar toda su vida el fervor nacionalista que manifest¨® en los ¨²ltimos meses. Su principal mentor hab¨ªa sido, hasta ahora, su suegro: Luiz Felipe de Seixas Correa, un embajador tan destacado como convencional.
De Carvalho inspira un concepto central en Araujo: la existencia de una ¨¦lite repudiable que, radicada en organismos internacionales, impone sus preferencias ideol¨®gicas en detrimento de la soberan¨ªa de los Estados Nacionales. Para explicar el fen¨®meno, los seguidores del nuevo presidente citan dos ejemplos. La cr¨ªtica de dos funcionarios de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos a la prisi¨®n de Lula da Silva y la amonestaci¨®n a la pol¨ªtica de Seguridad de Bolsonaro por parte de ejecutivos de la OEA. Esta globalofobia hermana al Gobierno de Bolsonaro con el de Donald Trump.
No es el ¨²nico lazo familiar. El presidente brasile?o insisti¨® la semana pasada en trasladar la embajada de su pa¨ªs ante Israel desde Tel Aviv a Jerusal¨¦n. Tambi¨¦n admiti¨® que, en un futuro indefinido, su alianza pol¨ªtica con los Estados Unidos podr¨ªa pasar al plano b¨¦lico. Cuando le preguntaron si ofrecer¨ªa bases militares fuerzas norteamericanas, como Venezuela hizo con Rusia, respondi¨® que no hab¨ªa que descartarlo. El secretario de Estado Mike Pompeo agradeci¨® la oferta, con la misma imprecisi¨®n con que fue formulada. Los observadores regionales de estas manifestaciones no se inquietan demasiado. Las toman como se?ales de un coqueteo simb¨®lico. Se preocupan m¨¢s por una afirmaci¨®n que Bolsonaro lanz¨® casi al pasar: "No queremos constituir un s¨²per poder, pero s¨ª aspiramos a la supremac¨ªa militar en la regi¨®n".
Algunas de las afinidades del nuevo Gobierno brasile?o con el de los Estados Unidos comienzan a tener efectos en la pol¨ªtica internacional. Cuando Bolsonaro dijo que revisar¨ªa los compromisos asumidos por su pa¨ªs en el acuerdo clim¨¢tico de Par¨ªs, regal¨® a Emmanuel Macron una oportunidad para objetar el Tratado de Libre Comercio que negocia el Mercosur con la Uni¨®n Europea. El liberal Macron objeta ese acuerdo para proteger al sector agropecuario. Ahora puede excusarse en m¨¢s simp¨¢ticas razones ambientales.
Bolsonaro alimentar¨¢ estos debates, con los que Brasil abandona una diplomacia independiente de m¨¢s de medio siglo, mientras se demoren las soluciones econ¨®micas. El mercado financiero sigue entusiasmado con ¨¦l, a la espera del gran ajuste fiscal que prometi¨®, basado en una reforma dr¨¢stica al r¨¦gimen de pensiones. Pero el presidente comenz¨® a mostrarse moderado en ese campo. Esa cautela provoc¨® los primeros roces con su ministro de Hacienda, el ultraliberal Paulo Guedes.
Bolsonaro tambi¨¦n aventur¨®, sin hablar antes con su equipo, un aumento de impuestos. Desat¨® desautorizaciones inesperadas. El responsable del Tesoro, Marcos Cintra, dijo que "el presidente puede haberse equivocado". Y el jefe de la Casa Civil, Onix Lorenzoni, dijo que "el presidente se equivoc¨®".
Es un enigma cu¨¢nto durar¨¢ este sistema ensayo-error. Es un costo inevitable del experimento que decidi¨® hacer el electorado brasile?o. En palabras del sagaz economista Fabio Giambiagi: "Est¨¢ pasando lo que ocurrir¨ªa con un banco al que se le cambia el software un viernes. El lunes, al abrir las sucursales, se sabe si funciona o no. La pol¨ªtica brasile?a decidi¨® un cambio de software".
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