Miles de ¡®pa?uelos rojos¡¯ marchan en Par¨ªs en defensa de las instituciones
La movilizaci¨®n deja constancia de una Francia disconforme con la revuelta de los 'chalecos amarillos'
Los chalecos amarillos han encontrado una r¨¦plica. Son los pa?uelos rojos. La protesta contra la protesta. Nacieron por medio de varias iniciativas de ciudadanos franceses en Facebook para defender la instituciones ante la revuelta amarilla y oponerse a la violencia.
La primera manifestaci¨®n de este ensayo de movimiento a favor del orden republicano, celebrada el domingo en Par¨ªs, congreg¨® a miles de personas, 10.500 seg¨²n la Prefectura. Fueron m¨¢s que los chalecos amarillos en sus recientes convocatorias en la capital francesa, pero menos que el total de personas ¡ªunas 70.000 en todo Francia el s¨¢bado¡ª que, desde hace dos meses y medio, protestan cada s¨¢bado en las principales ciudades del pa¨ªs. En todo caso, ni los chalecos amarillos ni, mucho menos, los pa?uelos rojos, han galvanizado a las masas.
En el recorrido entre las plazas de la Naci¨®n y de la Bastilla, algunos manifestantes ¡ªpresencia amplia de clases medias urbanas y de mayores de 50 a?os¡ª llevaban camisetas que dec¨ªan: Amo a mi Rep¨²blica?y Stop a la violencia. Se escucharon c¨¢nticos que parec¨ªan una respuesta a los argumentos de los chalecos amarillos. ¡°Hemos votado¡±, dec¨ªan, por ejemplo, y as¨ª reivindicaban la legitimidad democr¨¢tica de Emmanuel Macron, que empieza a remontar en algunos sondeos, aunque expresamente evitaron esl¨®ganes a favor del presidente. Los congregados dec¨ªan: ¡°Nosotros tambi¨¦n somos el pueblo¡±, r¨¦plica a la tendencia de algunos a reclamarse como portavoces del pueblo franc¨¦s. Gracias, polic¨ªa o gracias, gendarmes, dec¨ªan como homenaje a las fuerzas de orden por su papel ante la deriva violenta de un sector de los chalecos amarillos.
La defensa de las fuerzas del orden coincide con las denuncias crecientes de violencia policial y las acusaciones por el uso de las llamadas balas de defensa para dispersar los disturbios. La ¨²ltima, el s¨¢bado, cuando el chaleco amarillo J¨¦r?me Rodrigues recibi¨® un impacto en el ojo mientras filmaba una manifestaci¨®n en Par¨ªs, supuestamente por un proyectil de la polic¨ªa. La polic¨ªa abrir¨¢ una investigaci¨®n interna.
La cifra de manifestantes el domingo queda muy lejos de los centenares de miles de personas que el 30 de mayo de 1968 salieron a los Campos El¨ªseos para defender al general De Gaulle. La movilizaci¨®n masiva del gaullismo contribuy¨® a poner fin a la revuelta estudiantil y obrera que coloc¨® al presidente bajo las cuerdas.
Esta vez, no se trataba de lo mismo. Los pa?uelos rojos no esperaban nada comparable. Ni tampoco el Palacio del El¨ªseo, que ha observado con una mezcla de inter¨¦s y escepticismo la formaci¨®n de este movimiento, y hab¨ªa insistido en mantenerse apartado de su organizaci¨®n. Una decena de diputados y senadores de La Rep¨²blica En Marcha, el partido de Macron, participaron a t¨ªtulo personal.
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