El gran l¨ªo de los protocolos
El presidente Iv¨¢n Duque se ha metido en una pelea sin sentido por unos protocolos que al final terminar¨¢ reconociendo o aceptando
Se ha armado un tremendo l¨ªo internacional. Tal vez sin propon¨¦rselo, el Gobierno del presidente colombiano Iv¨¢n Duque se ha metido en un callej¨®n complejo, cuyas salidas traer¨¢n costos complicados para las relaciones internacionales del pa¨ªs e incluso en la din¨¢mica de la pol¨ªtica dom¨¦stica. La historia es la siguiente: El Estado Colombiano, bajo el mandato de Juan Manuel Santos (2010-2014 y 2014-2018), estableci¨® la pol¨ªtica de una salida negociada al conflicto armado colombiano. El objetivo principal era negociar con las FARC, la principal guerrilla del pa¨ªs, mientras que con la guerrilla del ELN se tom¨® la decisi¨®n de esperar. La idea del Gobierno, para ese momento, era que la guerrilla m¨¢s peque?a, m¨¢s d¨¦bil, al final ser¨ªa arrastrada a la paz con la firma de un acuerdo con las FARC.
Efectivamente, las negociaciones entre Estado colombiano y las FARC arrancaron. Con el paso del tiempo, el Gobierno se fue dando cuenta de que su l¨®gica del tren de la paz que arrastra no era viable. Entonces, arranc¨® una negociaci¨®n con el ELN. All¨ª, se establecieron unos pa¨ªses garantes: Cuba, Ecuador, Brasil, Chile, Venezuela y Noruega. Adem¨¢s, se establecieron reglas de juego, se les llam¨® Protocolos. En lo fundamental estos protocolos describ¨ªan lo m¨¢s claro posible los pasos de la negociaci¨®n y que deber¨ªa hacer cada parte. Entre todos los protocolos, hab¨ªa uno que describ¨ªa qu¨¦ deb¨ªa pasar en caso de un rompimiento de las negociaciones.
Los protocolos dec¨ªan que habr¨ªa un plazo de 15 d¨ªas, contados desde la fecha del anuncio, para que las partes y los pa¨ªses garantes planearan el retorno de los negociadores del ELN a Colombia. Adem¨¢s, se plasm¨® que, en caso de ser necesario hacer inserciones de los negociadores del ELN a territorio colombiano, habr¨ªa un cese de actividades militares por parte de las Fuerzas Militares en estas ¨¢reas por un t¨¦rmino de 72 horas.
Hace poco m¨¢s de una semana, el ELN le dio la estocada final a la mesa de negociaci¨®n, una mesa que estaba pr¨¢cticamente muerta desde hac¨ªa varios meses. Fue definitivamente cancelada por el Gobierno luego de un brutal atentado terrorista del grupo guerrillero en una academia de polic¨ªa en la capital colombiana. En ese momento, el Gobierno tom¨® dos decisiones. Por un lado, anunci¨® la reactivaci¨®n de ¨®rdenes de captura para los exnegociadores del ELN. Por otro lado, anunci¨® que no reconocer¨ªa los protocolos y que le ped¨ªa a Cuba que entregara a los miembros del ELN al Estado colombiano.
El anuncio tra¨ªa dos consecuencias inmediatas. Por un lado, pon¨ªa a Cuba en un riesgo inmenso de ser incluido nuevamente en la lista de pa¨ªses que ayuda al terrorismo, pues la no entrega de los miembros de la guerrilla significaba que los proteg¨ªa. Por otro lado, pon¨ªa en aprietos a los pa¨ªses garantes y particularmente a Noruega, que en la vida real prestaba el apoyo log¨ªstico m¨¢s importante. El argumento del Estado colombiano es una verdadera verg¨¹enza. Dicen que los protocolos no los firm¨® el Estado colombiano, sino el Gobierno de Juan Manuel Santos, por tal raz¨®n, el Gobierno de Iv¨¢n Duque ten¨ªa la autonom¨ªa para desconocerlos.
A nivel internacional no importa el Gobierno, el que firma es el Estado. Eso es de conocimiento b¨¢sico de cualquier estudiante de Relaciones Internacionales en la primera semana de clases. El argumento del Gobierno es tan rid¨ªculo que llevar¨ªa a pensar que las decenas de tratados que ha firmado Colombia, en materia de DDHH, Tratados de Libre Comercio, o el de Roma que crea la CPI, deber¨ªan ser ratificados cada cuatro a?os.
Por otro lado, la situaci¨®n en la que queda Cuba o Noruega es muy complicada. Si reconocen los protocolos podr¨ªan existir consecuencias internacionales, y si no lo hacen su papel como mediadores a nivel internacional quedar¨¢ cuestionado por muchos a?os. Igualmente Colombia asume costos altos, pues el ELN no volver¨¢ a confiar en la palabra del Estado colombiano en caso de que en algunos a?os se habr¨¢ nuevamente la puerta de la negociaci¨®n, pero sobre todo, la imagen que proyecta internacionalmente es que no se cumple lo que se firma.
El presidente Duque se ha metido en una pelea sin sentido. Tuvo la oportunidad de unir al pa¨ªs entorno a la lucha contra el terrorismo y con ello habr¨ªa encontrado por fin un rumbo para su Gobierno. En vez de eso, se meti¨® a pelear por unos protocolos que al final terminar¨¢ reconociendo o acept¨¢ndolos y puso a expertos, acad¨¦micos, incluso de derecha, a escribir y manifestar el tremendo papel¨®n que estaban haciendo a nivel internacional.
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