Las fallas de origen de las democracias liberales
Colombia se prepara para unas elecciones de alcaldes y gobernadores en las que el flujo de dinero circulante para la compra de votos ha disminuido
Como lo he escrito anteriormente, las democracias contempor¨¢neas tienen dos fallas de origen. Inicialmente no eran un problema, pero con el tiempo, estas fallas est¨¢n demoliendo las democracias liberales. Se las est¨¢n comiendo desde adentro.
La primera falla de origen es el costo de la democracia. A medida que se fue profesionalizando la pol¨ªtica y surgieron las democracias de masas, el costo de las campa?as se fue incrementando. Luego, con la necesidad de llegar a todos los rincones de una regi¨®n, los costos se incrementaron aun m¨¢s por la pauta publicitaria. Al final, una campa?a presidencial en M¨¦xico, Colombia o Argentina tiene un costo de decenas de millones de d¨®lares. Este incremento tuvo tres grandes consecuencias. Por un lado, para el caso de Am¨¦rica Latina, y en Colombia hay decenas de ejemplos, se produjo la filtraci¨®n de recursos del narcotr¨¢fico. En Colombia, casi 80 excongresistas han sido condenados por relaciones con el crimen organizado. En segundo lugar, provoc¨® una corporativizaci¨®n del ejercicio del poder, una privatizaci¨®n de la democracia. Los candidatos deben empe?ar su administraci¨®n a agentes privados con tal de lograr financiaci¨®n. Por ¨²ltimo, y tal vez la principal consecuencia, el andamiaje institucional de las democracias occidentales deb¨ªa crear mecanismos que permitieran saquear el erario. Es decir, la corrupci¨®n es hija directa de la falla de origen. Por ello, Odebrecht afecta gobiernos de izquierda y derecha a lo largo del continente. La corrupci¨®n no tiene ideolog¨ªa.
La segunda falla de origen fue detectada desde el nacimiento del capitalismo y desde los inicios de la primera revoluci¨®n industrial. Sin embargo, hasta a?os reciente es que esa falla se ha vuelto peligrosa. Hoy d¨ªa, 26 personas tienen la misma riqueza que los 3.800 millones m¨¢s pobres. Los ricos siempre acusaban de esta desigualdad a los problemas de crecimiento econ¨®mico, crisis econ¨®micas y pago de impuestos. Pero en los ¨²ltimos a?os, la econom¨ªa crece a buen ritmo y la inequidad aumenta. En otras palabras, las democracias modernas se han vuelto maquinas que crear pobreza.
Las dos fallas de origen provocan el nacimiento de gobiernos populistas, la destrucci¨®n de la confianza ciudadana en las instituciones liberales y, claro, el cuestionamiento al mismo funcionamiento de las reglas de juego democr¨¢ticas. Hoy en Colombia hay una situaci¨®n parad¨®jica. En cerca de ocho meses habr¨¢ elecciones de alcaldes y gobernadores, generalmente analistas, pol¨ªticos y acad¨¦micos las califican como las elecciones m¨¢s corruptas del pa¨ªs. Una gobernaci¨®n de un departamento puede costar cerca de seis millones de d¨®lares. Los candidatos deb¨ªan, literalmente, negociar contrataci¨®n p¨²blica y puestos de trabajo con agentes privados para lograr la financiaci¨®n.
Al norte del pa¨ªs, hay departamentos como C¨®rdoba, Atl¨¢ntico o Sucre donde el voto de un ciudadano lleg¨® a costar 100.000 pesos, algo as¨ª como 40 d¨®lares. Siempre ganaban los m¨¢s corruptos. Los candidatos progresistas y alternativos eran minor¨ªa, no lograban m¨¢s de unos cuantos votos. El sistema de corrupci¨®n electoral lleg¨® a ser tan preciso y t¨¦cnico, que dos o tres meses antes de elecciones algunos l¨ªderes pol¨ªticos locales confiscaban la c¨¦dula de ciudadan¨ªa de decenas de habitantes de un barrio, a cambio entregaban la mitad del valor del voto. El d¨ªa de elecciones garantizaban el voto, pagaban el dinero restante, y claro, regresaban la c¨¦dula.
Sin embargo, para las elecciones de octubre de 2019 el flujo de dinero circulante para la compra de votos ha disminuido fuertemente. El caso Odebrecht ha llevado a que muchos empresarios sean m¨¢s cautelosos en la entrega de dinero. Hay mucho miedo por temas de delitos electorales. Los grandes barones pol¨ªticos ya no pueden pagar el voto a 100.000 pesos, su valor ha ca¨ªdo a cerca de 45.000 pesos, algo as¨ª como 18 d¨®lares. As¨ª, en muchas regiones del pa¨ªs se pueden dar tres escenarios.
El primero es el saqueo de los recursos p¨²blicos, es decir, reemplazar el dinero de los privados saqueando aun m¨¢s el presupuesto p¨²blico. El segundo escenario es que, como en los a?os noventa del siglo XX, los pol¨ªticos ante el desespero de perder el poder local acudan a los narcotraficantes para buscar financiaci¨®n. El tercer escenario es que, si los anteriores dos no se dan o se dan limitadamente, podr¨ªa existir una renovaci¨®n pol¨ªtica impresionante. Pues por primera vez en a?os los candidatos alternativos tienen fuerza. En muchas de estas regiones la poblaci¨®n se cans¨® de la corrupci¨®n.
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