Un asesinato para entender el gran pulso en el pobre Cuerno de ?frica
La muerte en Somalia de un empleado de una compa?¨ªa emirat¨ª a manos de Al Shabab da una peque?a pista de la batalla de grandes potencias como China, EE UU y las monarqu¨ªas del Golfo por controlar los accesos al mar Rojo
El malt¨¦s Paul Anthony Formosa, de 52 a?os, se dirig¨ªa en la ma?ana del pasado 4 de febrero, como cada d¨ªa, a su puesto de trabajo en el puerto somal¨ª de Bosaso. Era gerente en una unidad de producci¨®n de la firma P&O Ports, responsable de una millonaria concesi¨®n portuaria en esta ciudad de Puntland, Estado semiaut¨®nomo en el noreste de Somalia. Dos individuos, haci¨¦ndose pasar por pescadores, se acercaron a ¨¦l a punta de pistola y le descerrajaron varios tiros. Formosa muri¨® de las heridas en el hospital. Abdiasis Abu Musab, portavoz del grupo yihadista somal¨ª Al Shabab, asumi¨® en nombre de la organizaci¨®n el asesinato en un comunicado: "Este ataque forma parte de un plan mayor que tiene como objetivo a las compa?¨ªas mercenarias que saquean los recursos de Somalia", dec¨ªa la nota. Uno de los terroristas fue abatido; el otro, detenido. Sea o no mayor el plan de Al Shabab, el ataque, inusual en relaci¨®n con su habitual modus operandi, deja una peque?a pista de la nueva gran batalla que se est¨¢ disputando en las costas del Cuerno de ?frica, frente al mar Rojo.
Formosa llevaba trabajando para P&O Ports en Bosaso desde agosto de 2017. Unos meses antes, en abril de ese a?o, esta compa?¨ªa emirat¨ª, subsidiaria del gigante DP World, con sede en Dub¨¢i, se hizo con un contrato por 30 a?os para la gesti¨®n y mejora del puerto, con una inversi¨®n estimada de 336 millones de d¨®lares. En marzo de 2018, el Parlamento somal¨ª prohibi¨® a DP World seguir operando en el pa¨ªs por supuesta "violaci¨®n de su independencia". No tanto debido a c¨®mo la empresa trabajaba en Puntland, sino por lo que estaba pasando m¨¢s al noroeste, en el puerto de Berbera, en Somalilandia. La regi¨®n, autoproclamada independiente y por tanto en disputa, hab¨ªa dado luz verde a un proyecto inversor de DP World en el que Etiop¨ªa participar¨ªa con un 19%.
Pero Mohamed Abdullahi Farmajo, presidente de un pa¨ªs arrasado por el yihadismo, la sequ¨ªa y la miseria desde hace casi tres d¨¦cadas, no estaba como para imponerse por la fuerza, y los emirat¨ªes han seguido a lo suyo en los dos puertos.
"Somalia se ha convertido en una especie de tablero de ajedrez", explica en un mail Elisabeth Dickinson, del centro de an¨¢lisis International Crisis Group, "en el que cada actor se posiciona geoestrat¨¦gicamente, con frecuencia siendo negligentes con las din¨¢micas locales". Este tablero, amplio, desde el mar Rojo al golfo de Ad¨¦n, es sin duda parad¨®jico: el 10% del comercio mundial pasa por all¨ª, hasta un 2,5% del transporte del crudo; los soberanos de las costas reinan a duras penas en una de las regiones m¨¢s pobres del mundo, lo que hace mayor la arremetida de las grandes potencias, entre ellas, China, Estados Unidos, Turqu¨ªa y las monarqu¨ªas del Golfo.
La antigua perla otomana de Suakin, en las costas de Sud¨¢n, sirve de ejemplo: una ciudad portuaria de unos 50.000 habitantes, olvidada, que ahora quieren reflotar Turqu¨ªa y Qatar con inversiones millonarias. O m¨¢s al sur, ya en Eritrea, en el puerto de Assab, desde donde de nuevo Emiratos ?rabes Unidos planea llevar un oleoducto hasta Adis Abeba, en la vecina Etiop¨ªa, aprovechando el nuevo acuerdo de paz entre los dos pa¨ªses. Y, en fin, Yibuti, paradigma estrat¨¦gico de la presencia extranjera en el Cuerno de ?frica, con presencia militar de chinos, norteamericanos, franceses, saud¨ªes...
"Hay incluso indicadores de la implicaci¨®n de Rusia", se?ala en un correo Omar Mahmood, del think tank africano Instituto para el Estudio de la Seguridad (ISS, en sus siglas en ingl¨¦s). "Los movimientos en el Cuerno son vistos como de suma cero, en los que cualquier cosa que hace un pa¨ªs, otro quiere contrarrestarla". Para Mahmood, es evidente, los m¨¢s r¨¢pidos en este tablero de ajedrez son por el momento Turqu¨ªa -con base militar, puerto e inversiones en programas sociales en Mogadiscio- y Emiratos.
Volvamos a Somalia. La historia del desencuentro entre Mogadiscio y Emiratos es el reflejo africano de la crisis abierta en el Golfo. El presidente somal¨ª Farmajo ha visitado dos veces Qatar desde que accedi¨® al poder, en febrero de 2017. Y Qatar ha comprometido fuertes inversiones en infraestructuras, educaci¨®n y la administraci¨®n del Estado. Todo esto en plena ruptura diplom¨¢tica de saud¨ªes y emirat¨ªes con catar¨ªes por su apoyo a los Hermanos Musulmanes. Esto es, Somalia tuvo que posicionarse. Al menos, el poder pol¨ªtico, en favor del aliado Qatar, mientras regiones esquivas como Puntland o Somalilandia lo hac¨ªan por sus enemigos diplom¨¢ticos. "La disputa local en Somalia ha alcanzado un nuevo nivel gracias a la crisis de Golfo", prosigue Mahmood.
El efecto colateral de todo este juego puede ser devastador. En abril de 2018, las autoridades somal¨ªes se incautaron de tres bolsas con 10 millones de d¨®lares, llegados en un avi¨®n oficial emirat¨ª. Ese dinero ten¨ªa como aparente destino el pago a soldados somal¨ªes entrenados por Emiratos. Resultado: el rico pa¨ªs ¨¢rabe cort¨® la cooperaci¨®n militar con el Gobierno somal¨ª, cerr¨® un hospital que administraba y abandon¨® un centro de entrenamiento en Mogadiscio, del que fueron robados y vendidos en el mercado negro cientos de fusiles autom¨¢ticos.?
Y en medio del tumulto econ¨®mico-diplom¨¢tico en el Cuerno, Al Shabab y la muerte del empleado de P&O Ports, el malt¨¦s Paul Anthony Formosa. "Es un ataque algo inusual", apunta el analista de ISS, "queda por saber si es el comienzo de una tendencia, aunque ellos siempre est¨¢n listos a atacar a extranjeros en Somalia si pueden". No pareci¨® improvisado. "Le hab¨ªamos avisado pero hizo o¨ªdos sordos", dijo el grupo terrorista en su comunicado, "[Paul Anthony Formosa] estaba en Somalia de forma ilegal".
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