El Ej¨¦rcito: comer de la mano del presidente
El excesivo papel que L¨®pez Obrador est¨¢ otorgando a los militares pone a las Fuerzas Armadas en la ruta del dinero
![Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, acompa?ado por el titular de la Sedena y la Marina.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/QFZ4IKHBSCANBIRH2W6TS7JZ4Y.jpg?auth=e623baf24f7f44cefb67d0cd9b5c4ee7e0b1857ad34eb2b44fd16ee3d2108700&width=414)
El presidente de M¨¦xico, Andr¨¦s Manuel L¨®pez? Obrador, prometi¨® en su campa?a electoral sacar al Ej¨¦rcito de las calles, tras 12 a?os en que los gobiernos de Felipe Calder¨®n y Enrique Pe?a Nieto decidieron afrontar la crisis de seguridad y el combate al crimen organizado echando mano de las Fuerzas Armadas. ¡°El Ej¨¦rcito no est¨¢ preparado para esta funci¨®n, es otro su encargo, es defender la soberan¨ªa nacional y no debe de seguirse exponiendo al Ej¨¦rcito, es una instituci¨®n que debemos de cuidar todos, no socavar... Tenemos que ir regresando al Ej¨¦rcito en la medida que se va profesionalizando la polic¨ªa. Ese es mi plan, creo que nos va a llevar seis meses ir regresando al Ej¨¦rcito para que sea la nueva Polic¨ªa Federal la que se haga cargo de garantizar la tranquilidad y la seguridad p¨²blica¡±. La promesa qued¨® en el olvido. Lo que el presidente plantea hoy es una Guardia Nacional militarizada, y exige al Congreso que le d¨¦ al Ej¨¦rcito facultades para actuar en labores de seguridad p¨²blica. Todo lo cual amenaza con graves consecuencias que resulta necesario analizar con detalle.
El presidente no solo no regres¨® el Ej¨¦rcito a los cuarteles, sino que los meti¨® al Palacio Nacional. Est¨¢ gobernando con ellos como no lo hab¨ªa hecho ning¨²n presidente mexicano, desde que el general Manuel ?vila Camacho, el ¨²ltimo de los militares revolucionarios en ocupar la silla presidencial, entregara en 1952 el gobierno a un civil: Miguel Alem¨¢n. El Ej¨¦rcito mexicano tuvo desde entonces un trato respetuoso, goz¨® de fueros y autonom¨ªa interna. Ahora, L¨®pez Obrador los ha acercado al dinero como no lo hab¨ªa hecho nunca ninguno de sus antecesores.
Las Fuerzas Armadas gozan de una gran confianza entre los mexicanos. De acuerdo con la casa encuestadora GEA/ISA, que mide trimestralmente el pulso pol¨ªtico del pa¨ªs, 41% de los ciudadanos conf¨ªa en el Ej¨¦rcito, solo superado por las universidades, con un 57%, pero muy por encima de las polic¨ªas, que tienen un 11%, los bancos, un 9% y al final los medios de comunicaci¨®n, con un 8%. Esto habla m¨¢s de la crisis de credibilidad de las instituciones que de las virtudes de las Fuerzas Armadas; su alta credibilidad no significa que sean impolutas, mucho menos que no haya en su historia casos de corrupci¨®n.
La vinculaci¨®n de elementos del Ej¨¦rcito mexicano con el tr¨¢fico de drogas es tema tan conocido como antiguo en la historia. Quiz¨¢ el m¨¢s famoso sea el del general Jos¨¦ de Jes¨²s Guti¨¦rrez Rebollo, quien siendo el zar antidrogas, jefe del entonces llamado Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD) durante el sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000), fue acusado por la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica de proteger y recibir sobornos de Amado Carrillo, el famoso se?or de los cielos, principal traficante de coca¨ªna en los a?os noventa.
El general Guti¨¦rrez Rebollo fue sentenciado a 40 a?os de prisi¨®n acusado de recibir sobornos y obstruir a la justicia y muri¨® en prisi¨®n en el a?o 2013. Otro caso fue el de los generales Tom¨¢s ?ngeles Dauahare, Roberto Dawe Gonz¨¢lez, Ricardo Escorcia Vargas, Rub¨¦n P¨¦rez Ram¨ªrez y el teniente coronel Isidro de Jes¨²s Hern¨¢ndez, quienes fueron acusados en 2012 de proteger a los hermanos Beltr¨¢n Leyva; salieron libres meses despu¨¦s por falta de pruebas porque la Procuradur¨ªa no present¨® las pruebas en su contra.
Un a?o antes ocho militares de rangos medios ¨Ctenientes y subtenientes¨C fueron acusados de proteger a los Zetas; la sentencia en 2017 fue de 26 a?os de prisi¨®n, que purgan en una c¨¢rcel de Veracruz. El semanario Zeta document¨® la compra de voluntades de autoridades militares en 2016 por parte del cartel de Sinaloa. Estos son solo algunos de los casos m¨¢s sonados, pero la lista es tan larga como la de cualquier otra instituci¨®n del pa¨ªs.
La compra de armamento ha sido tambi¨¦n una fuente de corrupci¨®n en el Ej¨¦rcito. Nada que sorprenda, sucede en muchos ej¨¦rcitos del mundo: en los ¨²ltimos a?os se han denunciado casos en Chile, Brasil, Polonia y Grecia, por citar solo algunos. En M¨¦xico, la compra de armas se hace sin transparencia alguna, es el propio Ej¨¦rcito quien luego las revende a las polic¨ªas estatales y municipales sin que se rinda cuenta de ello. Las cifras no cuadran y hay al menos 20.000 armas cuyo destino no est¨¢ claro, seg¨²n document¨® el sitio Animal Pol¨ªtico apenas en octubre.
La diferencia con otros gobiernos anteriores es que el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador no s¨®lo pretende darles un gran poder al entregarles la Guardia Nacional, a¨²n en proceso de aprobaci¨®n, sino tambi¨¦n grandes negocios. Les aument¨® el presupuesto un 14.8%, de 81.000? a 93.000 millones de pesos, lo cual se explicar¨ªa por la controvertida injerencia de las Fuerzas Armadas en la creaci¨®n de la guardia nacional. Solo para darnos una idea, el primer a?o de su gobierno, Felipe Calder¨®n increment¨® el presupuesto de Sedena un 6.2% y Pe?a Nieto, en su primer a?o, un 9% (el mayor incremento se da en el segundo a?o de Felipe Calder¨®n, cuando se aument¨® el salario base de los militares).
Pero el verdadero dinero est¨¢ en los negocios que les ha dado el presidente: el desarrollo inmobiliario de los terrenos de la armer¨ªa de Santa Fe, cuya utilidad, c¨¢lculos a grosso modo pues a¨²n no hay proyectos ejecutivos, ser¨ªa de miles de millones de pesos; la contrataci¨®n de choferes y la conducci¨®n de las pipas para traslado de combustible; la construcci¨®n y m¨¢s recientemente la operaci¨®n del aeropuerto internacional en lo que hoy es la base militar de aviaci¨®n de Santa Luc¨ªa (ubicada 48 kil¨®metros al noreste de la Ciudad de M¨¦xico) que, en sus c¨¢lculos optimistas, operar¨ªa m¨¢s vuelos que el actual aeropuerto de la Ciudad de M¨¦xico por lo que sus ingresos podr¨ªan rondar en los 15.000 millones de pesos anuales.
Todos los gobiernos quieren tener a las Fuerzas Armadas de su lado y el Ej¨¦rcito mexicano ha sabido ser institucional y tambi¨¦n hacer que se le reconozca por ello. Es cierto que pocos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina pueden? presumir de no haber tenido un golpe militar o al menos una intentona de golpe militar en los ¨²ltimos ochenta a?os. M¨¦xico, felizmente, ha estado exento de ello. La pregunta entonces es: ?qu¨¦ quiere L¨®pez Obrador del Ej¨¦rcito y qu¨¦ quiere el Ej¨¦rcito de L¨®pez Obrador?; ?por qu¨¦ quien m¨¢s los critic¨® a lo largo de tres campa?as presidenciales ha resultado finalmente ser el presidente m¨¢s cercano a las Fuerzas Armadas?
Hay dos hip¨®tesis que podemos vislumbrar respecto al cambio de comportamiento del presidente. La primera es que una parte del Ej¨¦rcito convenci¨® al presidente de que la ¨²nica manera de mantenerse firme en el poder es gobernando con ellos. Hay que recordar que en la selecci¨®n del secretario de la Defensa Nacional, el general Luis Sandoval, el presidente opt¨® por alguien relativamente joven y que no pertenec¨ªa, como sol¨ªa suceder en administraciones anteriores, al primer c¨ªrculo del secretario saliente.
La otra es que L¨®pez Obrador crea que la mejor manera de controlar a las Fuerzas Armadas es teni¨¦ndolas cerca y d¨¢ndoles negocios, con lo que les aumenta el costo de optar por cualquier otro camino. La lealtad al presidente ser¨¢ mayor si est¨¢ bien recompensada. Adem¨¢s, pero no separado de esto ¨²ltimo, el que el Ej¨¦rcito sea proveedor le evita al presidente esa terrible monserga que es licitar compras y hacer concursos para realizar de obras, algo que L¨®pez Obrador considera in¨²til para alguien que dice, textual, tener ¡°la conciencia tranquila¡±. Los us¨® para comprar de forma directa las pipas para el transporte de gasolina en Estados Unidos y los usar¨¢ para no tener que licitar las obras del aeropuerto en Santa Luc¨ªa.
Las consecuencias de este juego perverso pueden ser incalculables. La Guardia Nacional es el caso m¨¢s evidente y m¨¢s estudiado por los expertos, esos que el presidente desde?a por no ser pueblo: el costo en derechos humanos de una polic¨ªa militarizada ser¨¢ enorme y el supuesto proceso de transici¨®n hacia el mando civil, incierto.
Pero la gran corrupci¨®n que amenaza con venir de un Ej¨¦rcito metido en negocios inmobiliarios y de construcci¨®n ser¨¢ de otra escala. Nada tiene que ver con la mayor o menor calidad moral de las Fuerzas Armadas sino con la falta de vigilancia y la ausencia de transparencia en los procesos. Si la compra de armamento, veh¨ªculos y otros pertrechos militares ronda los 10.000 millones de pesos al a?o, los flujos por el manejo de la Guardia Nacional, la construcci¨®n y operaci¨®n del aeropuerto y los negocios inmobiliarios en Santa Fe cambiar¨¢n radicalmente el tama?o de los intereses en el Ej¨¦rcito.
Hay adem¨¢s un tema sumamente delicado y sobre el que habr¨¢ que llamar la atenci¨®n: los aeropuertos se han convertido en un importante punto de ingreso al pa¨ªs de drogas de alto valor (coca¨ªna, hero¨ªna, cristal). Los tres aeropuertos con mayor tr¨¢fico son los de Tijuana, Guadalajara y Ciudad de M¨¦xico. Tener un aeropuerto en manos de militares har¨¢ que ninguna otra fuerza se convierta en contrapeso o vigilante de lo que ah¨ª suceda. Hoy por hoy la tensi¨®n entre las autoridades de aduanas y la Polic¨ªa Federal permite un cierto contrapeso. Por supuesto que podemos presumir corrupci¨®n y colusi¨®n entre ambas instituciones para dejar pasar droga, pero no dejan de ser dos instituciones que se vigilan y responden a cabezas distintas. El problema no es que el Ej¨¦rcito sea m¨¢s o menos corrupto que otras fuerzas, sino que por sus caracter¨ªsticas es la instituci¨®n menos transparente y vigilada. Ser la autoridad que opera el aeropuerto y al mismo tiempo la Guardia Nacional elimina cualquier contrapeso.
La corrupci¨®n no es un problema de buenas conciencias sino de falta de contrapesos y esquemas de control. ?Qui¨¦n gana con un Ej¨¦rcito con mayores intereses econ¨®micos y por lo tanto mayores posibilidades de corrupci¨®n? Solo aquel que tenga la informaci¨®n y pueda usarla para hacerlos comer de su mano: el presidente.
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