?Puede la era Trumputin convertir a la UE en una potencia militar?
Europa impulsa iniciativas de integraci¨®n en Defensa. Pero para lograr avances significativos debe superar visiones divergentes, gastar m¨¢s y propiciar un amplio debate p¨²blico
Theodore Roosevelt sosten¨ªa que, en la vida geopol¨ªtica, conviene ¡°hablar suave y llevar un gran garrote¡±. En su esp¨ªritu fundacional, la Uni¨®n Europea abraz¨® el primer concepto y renunci¨® al segundo, dej¨¢ndolo en manos de la OTAN. En el marco de la Alianza, por lo general los pa¨ªses europeos se han acomodado debajo del gran paraguas estadounidense, con inversiones en Defensa limitadas que hacen que su peso militar sea inferior a su peso econ¨®mico. Ahora, la marea parece estar cambiando.
Dos razones lo propician. Por un lado, la s¨²bita frialdad con los Estados Unidos de Trump. La sensaci¨®n de que Europa ya no puede contar con la protecci¨®n de Washington como ha sucedido en los ¨²ltimos 70 a?os. Por el otro, la creciente asertividad rusa y, como derivada, un panorama de desmorone de los acuerdos de control de armas que puede cambiar radicalmente la situaci¨®n estrat¨¦gica de Europa.
Si bien la OTAN sigue siendo el pilar central, el nuevo escenario impulsa a Europa a buscar, de forma paralela y complementaria a la Alianza, una mayor integraci¨®n en Defensa. Macron habla abiertamente de un Ej¨¦rcito europeo y, en noviembre, Merkel acept¨® que es un objetivo para el futuro. El camino hasta ah¨ª ser¨¢ largo y arduo. Pero incluso para alcanzar metas intermedias hay que superar enormes retos. Entre ellos, se pueden destacar tres: las duraderas diferencias estrat¨¦gicas y de actitud entre los socios; la disponibilidad real de elevar el gasto militar tanto como para desarrollar las capacidades propias; la inclusi¨®n de la opini¨®n p¨²blica en un debate importante, que afecta la esencia de lo que Europa quiere ser, y que sin embargo se toca muy poco en las campa?as pol¨ªticas.
POTENCIA MILITAR Y ECON?MICA
Cifras en miles de millones de d¨®lares
Prueba de la voluntad de avanzar en esta materia es la pl¨¦yade de iniciativas emprendidas por los europeos desde que Trump asumi¨® la presidencia. Por un lado, la Comisi¨®n Europea ha lanzado un Fondo de Defensa con una dotaci¨®n de 13.000 millones para el pr¨®ximo septenio presupuestario con la intenci¨®n de fomentar la cooperaci¨®n industrial europea en el sector. Por otro, la UE ha lanzado un Cooperaci¨®n Estructurada Permanente (PESCO), una iniciativa en la que participan 25 pa¨ªses miembros que pretende mejorar la coordinaci¨®n, integraci¨®n y las capacidades de defensa de los socios. De momento se han aprobado 34 proyectos colectivos para avanzar hacia los objetivos. En tercer lugar, fuera del marco de la OTAN y de la UE, diez pa¨ªses se han asociado a la Iniciativa Europea de Intervenci¨®n (EI2), un proyecto con ambiciones m¨¢s operativas y en el que est¨¢n incluidos los principales pa¨ªses europeos salvo Italia (Alemania, Francia, Reino Unido y Espa?a).
La br¨²jula europea
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Estos dos ¨²ltimos proyectos evidencian la cuesti¨®n de las diferencias estrat¨¦gicas. PESCO es una iniciativa con la que est¨¢ muy c¨®modo Berl¨ªn, porque implica un avance de integraci¨®n, pero en el marco de la UE y sin una faceta operacional destacada. Todo lo contrario de EI2, que es un proyecto franc¨¦s, que est¨¢ fuera de la UE y s¨ª pretende tener capacidad operativa. Alemania y Francia han reafirmado su voluntad de mayor cooperaci¨®n militar bilateral en el reciente tratado de Aquisgr¨¢n, pero su perspectiva geopol¨ªtica es diferente. Alemania sigue manteniendo su reluctancia ante el protagonismo militar; Francia en cambio es un actor desacomplejado en ese sentido. El Brexit, por su parte, complica todo, al sacar de la UE a la ¨²nica potencia europea ¡ªcon Francia¡ª que cuenta con una apreciable capacidad y voluntad operativa.
En t¨¦rminos de gasto, Europa ha dado algunos pasos adelante en los ¨²ltimos a?os. Seg¨²n datos del Instituto Internacional de Estudios Estrat¨¦gicos publicados la semana pasada, el de los 27 pa¨ªses europeos de la OTAN creci¨® en 2018 un 4,2%. Sin embargo, solo cuatro cumplen con el objetivo fijado por la OTAN de un gasto militar equivalente al 2% del PIB (Reino Unido, Grecia, Lituania y Estonia, con otros cuatro muy cerca, a menos de una d¨¦cima, Francia, Polonia, Letonia, Rumania). Alemania est¨¢ incrementando su gasto, pero sigue lejos, alrededor del 1,2%. En conjunto, ha habido un paso adelante, pero muy peque?o, insuficiente para marcar un cambio sustancial. Tras una fase de ciclo econ¨®mico expansivo en la que era m¨¢s f¨¢cil avanzar, la ralentizaci¨®n que afronta ahora Europa complica el panorama.
Y el panorama, como se?al¨® el exsecretario de Defensa de EE UU Robert Gates, es que en la OTAN hay pa¨ªses con una capacidad real de combate, y otros que no la tienen en t¨¦rminos significativos. Incluso los dos europeos m¨¢s avanzados ¡ªFrancia y Reino Unido¡ª dieron muestras de sus l¨ªmites en la operaci¨®n en Libia en 2011. Aunque ellos llevaron la delantera, EE UU tuvo que intervenir sustancialmente para suplir deficiencias clave en equipamiento esencial, como aparatos de reabastecimiento de combustible a¨¦reo, sistemas de recolecci¨®n a¨¦rea de inteligencia y selecci¨®n de objetivos.
Para avanzar en ambas sendas ¡ªcohesi¨®n estrat¨¦gica y mayores medios¡ª parece importante potenciar el debate p¨²blico en la materia. En la mayor parte de los pa¨ªses de la UE, ocupa un lugar muy marginal en el foro pol¨ªtico. Es comprensible que los ciudadanos est¨¦n m¨¢s interesados en el mercado de trabajo, los servicios de seguridad social, la educaci¨®n y las pensiones. Pero esta materia afecta de manera muy sustancial a lo que los europeos queremos ser en el futuro, lo que queremos que sea la casa com¨²n en un mundo cada vez m¨¢s turbulento. Convendr¨ªa pensarlo bien entre todos.
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