Indignaci¨®n y silencio en los argelinos de la orilla alicantina
El des¨¢nimo y la desinformaci¨®n cunden entre los ciudadanos norteafricanos de Alicante, que concentra a 16.000 de los 60.000 establecidos en Espa?a
Una epidemia de silencio se ha extendido entre los argelinos de Alicante como la enfermedad en La peste de Camus. Nadie quiere hablar, nadie sabe nada de lo que est¨¢ ocurriendo en su pa¨ªs. Algunos, hasta cambian de nacionalidad cuando les pregunta EL PA?S. ¡°Yo soy marroqu¨ª, pregunta all¨ª enfrente¡±, responde el due?o argelino de una carnicer¨ªa halal, se?alando una pasteler¨ªa ¨¢rabe. La situaci¨®n pol¨ªtica por la que est¨¢ pasando el pa¨ªs norteafricano es tab¨² entre los ciudadanos que viven en la provincia que concentra mayor n¨²mero de argelinos en Espa?a. Uno de cada cuatro. ¡°S¨¦ lo mismo que cualquier espa?ol, me estoy enterando de las noticias por Internet¡±, comenta el propietario de un restaurante que, como casi todos los consultados, prefiere no dar su nombre.
Sin embargo, en la principal agrupaci¨®n argelina de Alicante se est¨¢ preparando una consulta con el fin de ¡°convocar una manifestaci¨®n el pr¨®ximo viernes¡±, avanza Belkacem Mellal, presidente de la asociaci¨®n Es Salem, un arquitecto que lleva 25 a?os afincado en Espa?a. Pretende que coincida con la que est¨¢ prevista en las principales ciudades de su pa¨ªs, ¡°en las que saldr¨¢ mucha m¨¢s gente todav¨ªa¡± que en las precedentes, augura. El anuncio de que el presidente Abdelaziz Buteflika convocar¨¢ unas elecciones anticipadas en un a?o y no se presentar¨¢ a la reelecci¨®n ha causado una gran decepci¨®n para la comunidad que vive en Espa?a. ¡°No es ning¨²n cambio, lo tomamos como un enga?o m¨¢s¡±, declara Mellal.
A su juicio, lo que est¨¢ sucediendo es ¡°una humillaci¨®n¡±. Primero, la intenci¨®n de Buteflika de volver a concurrir a las elecciones era ¡°como votar a un cuadro¡±. ¡°Desde 2012 no da ning¨²n discurso¡±, se?ala Mellal de su presidente, ¡°y entonces dijo que iba a dar paso a la juventud¡±. Esta ausencia de actos p¨²blicos levanta las sospechas de los ciudadanos. ¡°No sabemos qui¨¦n manda, en realidad¡±, dice Mellal. Y, despu¨¦s, el anuncio presidencial de la renuncia al quinto mandato no supone otra cosa, a su juicio, que ¡°seguir en el poder un a?o m¨¢s¡± para controlar el futuro pol¨ªtico argelino. ¡°Lo que necesitamos es una Transici¨®n como la espa?ola¡±, subraya el arquitecto argelino, ¡°y una figura como la de [Adolfo] Su¨¢rez que ocupe el poder de manera provisional hasta la celebraci¨®n de unas elecciones democr¨¢ticas y libres¡±. El presidente de Es Salem apela al nombre oficial de su pa¨ªs: ¡°Te¨®ricamente, somos de la Rep¨²blica Argelina Democr¨¢tica y Popular, queremos que este t¨ªtulo se aplique a todos los efectos¡±.
El resto de los argelinos que viven y trabajan en Alicante prefiere callar. No es dif¨ªcil encontrarlos. De los 60.942 registrados por el INE en 2018 en Espa?a, 15.811 se han establecido en la provincia alicantina. Casi el 26% del total, una cifra que, adem¨¢s, ha ido creciendo paulatinamente en los ¨²ltimos cinco a?os y a la que cabe sumar los 6.429 de Valencia y los 2.195 de Castell¨®n, en el conjunto de la Comunidad Valenciana. Forman parte de la segunda gran oleada que lleg¨® hasta Espa?a despu¨¦s de la que, en los a?os sesenta, estableci¨® una enorme e influyente comunidad pied noir en el entorno de la playa de La Albufereta. Entonces, se trataba de ciudadanos que escapaban de la revoluci¨®n que logr¨® en 1962 la independencia de Argelia, hasta entonces en manos del colonialismo franc¨¦s. Ahora buscan trabajo, servicios y estabilidad en el centro urbano alicantino. Muchos de ellos son profesionales liberales, seg¨²n public¨® este peri¨®dico en 2014, a partir de datos de la Universidad de Alicante. Muchos otros regentan establecimientos de alimentaci¨®n, locutorios o de tiendas de compraventa de objetos usados, seg¨²n apuntan por la calle en las dos zonas m¨¢s concurridas, la pr¨®xima al Consulado de Argelia, cerca de la Plaza de Toros, y la de las calles adyacentes a la Plaza de Correos, en el primer ensanche hist¨®rico de la ciudad.
La elecci¨®n de Alicante responde a la cercan¨ªa de la costa y a la estrecha relaci¨®n que la capital de la provincia mantiene con Or¨¢n, una de las principales ciudades del pa¨ªs magreb¨ª y puerto de acogida de emigrantes espa?oles durante la posguerra. En Or¨¢n llegaron a celebrarse las fiestas alicantinas por excelencia, las Hogueras de San Juan, entre los a?os treinta y sesenta del pasado siglo. Hay un transbordador que enlaza ambas urbes, muy frecuentado en verano por argelinos que vienen en coche desde otros pa¨ªses de Europa. ¡°Para encontrar argelinos¡±, sugiere un anciano, ¡°hay que ir los viernes al puerto, cuando llega el ferry¡±. Seg¨²n los datos de la Autoridad Portuaria de Alicante, entre el transbordador y los cruceros, 227.000 pasajeros cruzaron el Mediterr¨¢neo entre Alicante y Argelia en 2018.
¡°Llevo m¨¢s de veinte a?os aqu¨ª¡±, indica el cocinero de un kebab pr¨®ximo al consulado argelino. Tampoco quiere identificarse. ¡°No s¨¦ nada de lo que pasa en mi pa¨ªs, salvo lo que dicen en la televisi¨®n o en los peri¨®dicos¡±, asegura. En la terraza del establecimiento, un grupo de argelinos ayuda con los tr¨¢mites burocr¨¢ticos a otros que acaban de salir del consulado. Se escudan en que no hablan espa?ol para no responder al periodista. Un joven que ha venido desde Valencia a solucionar un papeleo admite que ¡°hay un conflicto¡±. Pero a?ade que lleg¨® cuando era ni?o a Espa?a y no visita su pa¨ªs desde hace seis a?os. ¡°No s¨¦ m¨¢s¡±, sentencia.
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