Una l¨ªder para un pa¨ªs que perdi¨® la inocencia
La reacci¨®n a los atentados de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, agranda su ya elevada popularidad
Cuando se convirti¨® en primera ministra de Nueva Zelanda en octubre de 2017, Jacinda Ardern prometi¨® que ser¨ªa a la vez una l¨ªder fuerte y emp¨¢tica. Los atentados de Christchurch el pasado viernes, en los que murieron 50 personas, han permitido a la jefa de Gobierno m¨¢s joven del mundo (38 a?os) afianzar esta imagen p¨²blica dentro y fuera del pa¨ªs.
La fotograf¨ªa en la que aparece con los ojos llorosos y ataviada con un hiyab (pa?uelo isl¨¢mico) abrazando a las familias afectadas por la masacre se ha convertido en el mejor s¨ªmbolo de su apuesta por la empat¨ªa. La firmeza la ha demostrado en las ruedas de prensa. Al principio, al subrayar con la voz entrecortada que el pa¨ªs acababa de sufrir el mayor atentado de su historia por representar ¡°la diversidad, la bondad y la compasi¨®n¡± y por ser ¡°hogar para aquellos que comparten¡± esos valores y ¡°refugio para quienes los necesitan¡±. Luego al prometer un endurecimiento de las leyes de posesi¨®n de armas que permitieron al supremacista australiano Brenton Tarrant comprar un arsenal.
Nueva Zelanda no s¨®lo llora la muerte de 50 personas. Tambi¨¦n est¨¢ de luto por la p¨¦rdida de su inocencia, por la constataci¨®n de que el aislamiento f¨ªsico no significa que las islas est¨¦n a salvo de atentados terroristas o el ascenso de la ultraderecha. Es en este sentimiento de vulnerabilidad en el que ha crecido el respeto hacia una primera ministra capaz de responder a Donald Trump la frase ¡°simpat¨ªa y amor por todas las comunidades musulmanas¡± cuando este le pregunt¨® qu¨¦ ayuda pod¨ªa ofrecer EE UU.
Su manejo de la situaci¨®n est¨¢ reforzando la jacindaman¨ªa. Es como los medios de comunicaci¨®n de Nueva Zelanda se refieren a la popularidad creciente de esta hija de polic¨ªa y empleada de comedor escolar criada en la fe mormona, que abandon¨® en 2005 por entrar en conflicto con sus puntos de vista pol¨ªticos.
La prensa internacional la conoce sobre todo porque dio a luz a su primera hija durante el cargo, se tom¨® seis semanas de baja maternal, y se llev¨® a su beb¨¦ de tres meses (y a su marido) a la Asamblea General de Naciones Unidas. Tambi¨¦n por c¨®mo calific¨® ¡ª¡°totalmente inaceptable¡±¡ª la pregunta de si planeaba tener hijos que le hicieron horas despu¨¦s de convertirse en mandataria.
Ardern tambi¨¦n ha causado sorpresa. Primero, cuando el Partido Laborista la escogi¨® inesperadamente como l¨ªder, apenas tres meses antes de las elecciones generales de 2017. En menos de una semana, m¨¢s de 3.500 voluntarios se ofrecieron a hacer campa?a por ella y la formaci¨®n recaud¨® cerca de 500.000 d¨®lares neozelandeses (300.000 euros). Despu¨¦s, al convertirse en primera ministra tras pactar con los Verdes y el partido de centroderecha Nueva Zelanda Primero. Ardern se enter¨® en casa por televisi¨®n, cuando el l¨ªder del segundo, Winston Peters, apareci¨® en pantalla para anunciar que apoyar¨ªa la arriesgada coalici¨®n. ¡°Cocinamos unos noodles instant¨¢neos, cenamos y, dadas las obligaciones oficiales que ella empezar¨ªa a ejercer al d¨ªa siguiente, nos fuimos directos a la cama¡±, record¨® su pareja, el presentador televisivo Clarke Gayford. La elecci¨®n fue enmarcada en la ola de renovaci¨®n generacional de l¨ªderes como Emmanuel Macron, en Francia, y Justin Trudeau, en Canad¨¢.
Vuelco en sondeos
Nacida en Hamilton en 1980 y laborista desde los 17 a?os, Ardern viaj¨® por todo el mundo como presidenta de la Uni¨®n Internacional de las Juventudes Socialistas. Tras licenciarse en comunicaci¨®n y relaciones p¨²blicas trabaj¨® durante dos a?os en el Gabinete de Tony Blair, en el Reino Unido. En 2008 fue elegida diputada. Era la persona m¨¢s joven en llegar al Parlamento neozeland¨¦s.
En una encuesta electoral del pasado febrero, Ardern consegu¨ªa que los laboristas desbancaran al principal partido de la oposici¨®n, el Nacional, del primer puesto que mantuvo 12 a?os. Desde que asumi¨® el cargo, ha puesto en marcha algunas de sus promesas, como aumentar el salario m¨ªnimo, alargar el permiso paternal remunerado o incrementar la cuota anual de refugiados.
La oposici¨®n le reprocha que sus proyectos bandera se han quedado en papel mojado, empezando por el Kiwibuild, el ambicioso plan para acabar con la crisis de la vivienda edificando 100.000 casas a precio asequible en 10 a?os. De momento se han construido 33. Profesores de primaria, enfermeros y conductores de autob¨²s han hecho adem¨¢s huelgas con gran seguimiento para pedir incrementos salariales, en unos conflictos laborales a¨²n por resolver. Ella promete que este ser¨¢ el delivery year, el a?o de los resultados.
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