El riesgo de un Brexit salvaje causa tensi¨®n en el Partido Laborista

Hay que leer entre l¨ªneas los movimientos suicidas de Theresa May. Su decisi¨®n de apostar por una pr¨®rroga corta del Brexit¡ªhasta el 30 de junio¡ª y condicionarla a que el Parlamento apruebe finalmente su plan, mantiene la amenaza de una salida salvaje de la UE, sin acuerdo. Pero el objetivo ¨²ltimo de esa pr¨¦si¨®n no son los euroesc¨¦pticos conservadores. Al acotar el tiempo, May ha disipado cualquier posibilidad de un segundo refer¨¦ndum o de que los diputados puedan fraguar alguna soluci¨®n de compromiso. El ala dura de su partido, que no suma m¨¢s de 20 irredentos, no tiene ya ning¨²n incentivo para c respaldar a su primera ministra.

May deber¨¢ buscar las alianzas en un doble frente. En primer lugar, en sus socios parlamentarios del DUP. Los nacionalistas norirlandeses estar¨ªan encantados de perseverar en su empe?o en derribar el plan del Gobierno, que contiene esa bestia negra llamada backstop, la salvaguarda irlandesa impuesta por Bruselas. Pero no son ajenos a la presi¨®n de comunidad empresarial de Irlanda del Norte, que anticipa un verdadero desastre econ¨®mico para la regi¨®n si se produce finalmente un Brexit sin acuerdo. En los ¨²ltimos d¨ªas hab¨ªan reanudado las conversaciones con el Gobierno, y su l¨ªder, Arlene Foster, hab¨ªa sugerido que podr¨ªan cambiar su voto en un tercer intento.

Y en segundo lugar, y mucho m¨¢s relevante, May debe intentar poner contra las cuerdas a aquellos diputados laboristas ¡ªnadie ha hecho un c¨¢lculo exacto, pero tambi¨¦n se tratar¨ªa al menos de un par de decenas¡ªque pertenecen a circunscripciones electorales que votaron ampliamente a favor del Brexit en el refer¨¦ndum de 2016. Muchos de ellos se esforzaban estos d¨ªas en impulsar un acuerdo bipartidista para lograr una salida suave de la UE, lo que han llamado un ¡°Brexit estilo Noruega¡±, que mantuviera al Reino Unido en la uni¨®n aduanera y acatara las normas del Mercado Interior. Desaparecida esa esperanza, esos diputados pueden plantearse si, para su futuro pol¨ªtico, no es m¨¢s conveniente respaldar el plan de May y decir a sus electores que ya est¨¢n fuera de la UE.

Los dirigentes del Partido Laborista, con Jeremy Corbyn a la cabeza, no ofrecen muchas pistas claras de su verdadera estrategia. A rega?adientes, se comprometieron a respaldar la opci¨®n de un segundo refer¨¦ndum si fracasaba el plan de May. Mientras ese plan siga vivo, mantendr¨¢n ellos vivas tambi¨¦n una serie de opciones voluntaristas. Corbyn se ha reunido en las ¨²ltimas semanas con conservadores moderados para discutir su alternativa favorita, un Brexit suave. Y ha indicado que estar¨ªa dispuesto a respaldar la en¨¦sima moci¨®n presentada ante la C¨¢mara, por la que, si el plan de May resultara aprobado, deber¨ªa ser sometido a un nuevo voto de la ciudadan¨ªa. Pero en una muestra evidente de que Corbyn nada y guarda la ropa, ha advertido a la vez de que el laborismo mantendr¨¢ su voto en contra del acuerdo de la primera ministra. La oposici¨®n huele ya una debacle del Partido Conservador y la posible dimisi¨®n de May, as¨ª que pondr¨¢ presi¨®n sobre los suyos para que nadie rompa la disciplina. La diputada exconservadora Anne Soubry, recientemente incorporada al nuevo grupo centrista, The Independent Group, se escandalizaba ayer de que en el debate del Brexit se hubieran antepuesto siempre los intereses partidistas a los del pa¨ªs. Lo dijo en un Parlamento semivac¨ªo, durante un ¡°debate de urgencia¡± solicitado por los laboristas al que pocos diputados se molestaron en asistir.