La excepci¨®n japonesa al terremoto pol¨ªtico de las democracias avanzadas
Frente al desgaste de los partidos anta?o hegem¨®nicos en Occidente, la debilidad de la oposici¨®n facilita un prolongado periodo de gobierno del l¨ªder conservador Shinzo Abe


Las cuatro paredes de la principal sala de reuniones de los dirigentes del Partido Liberal Democr¨¢tico de Jap¨®n (PLD) en su sede de Tokio lucen adornadas con retratos fotogr¨¢ficos de todos sus l¨ªderes. El partido ha ostentado el poder en el pa¨ªs de forma casi ininterrumpida desde el a?o 1955, y con liderazgos generalmente muy breves, as¨ª que las paredes est¨¢n ya casi llenas de im¨¢genes. Sin embargo hace ya m¨¢s de seis a?os que no hace falta colgar una. Shinzo Abe, actual primer ministro, ha logrado estabilizar la situaci¨®n y se encamina a convertirse en el mandatario japon¨¦s con el periodo de gobierno m¨¢s prolongado. Un hito llamativo en una ¨¦poca en la que casi todas las democracias liberales avanzadas viven una grave erosi¨®n de los partidos hist¨®ricamente dominantes.
La crisis de 2008, las expectativas incumplidas, la sensaci¨®n de que el futuro puede ser peor que el pasado han pasado factura a partidos gobernantes en muchos lares. Jap¨®n, que lleva sumergido desde los a?os noventa en una situaci¨®n marcada por un largo periodo de deflaci¨®n y crecimiento an¨¦mico, ten¨ªa algunos de los elementos para que se activara un terremoto pol¨ªtico. Pero varias circunstancias han hecho que, al menos de momento, no hay ni se espera sacudida en el tablero.
La personalidad del propio Abe, de 64 a?os, es parte de la explicaci¨®n. El pol¨ªtico ¡ªque en la estanter¨ªa de su despacho en la sede del partido asigna un espacio muy privilegiado a obras de Winston Churchill¡ª ha sin duda demostrado una actitud de mando fuera de lo ordinario. ¡°Recuerdo que sol¨ªan decir de Bill Clinton que era de tefl¨®n. Pues Abe tambi¨¦n es de tefl¨®n¡±, resume, en su despacho, Mikitaka Masuyama, vicepresidente del Instituto Nacional para los Estudios Pol¨ªticos. ¡°Aprendi¨® mucho de su primera experiencia gubernamental en 2007. Sin duda tiene cualidades de liderazgo, aunque su manera de ejercerlo tambi¨¦n genera rechazo. Muchos ciudadanos lo perciben como demasiado autoritario¡±, agrega.
Pero quiz¨¢ el factor m¨¢s importante de esta prolongada etapa de estabilidad sea la incapacidad de la oposici¨®n de perfilarse como una alternativa cre¨ªble. Su experiencia de gobierno tras la hist¨®rica victoria de 2009 del Partido Democr¨¢tico de Jap¨®n no fue brillante ¡ªmartirizada adem¨¢s por el desastre de Fukushima en 2011¡ª y a finales de 2012 los electores devolvieron el poder al PLD. Desde entonces el PDJ se ha disgregado, y ning¨²n partido opositor tiene un tama?o considerable.
La implosi¨®n de la oposici¨®n
Hace casi diez a?os, en agosto de 2009, Jap¨®n vivi¨® un terremoto pol¨ªtico inusitado. El opositor Partido Democr¨¢tico de Jap¨®n (PDJ) gan¨® las elecciones generales de forma avasalladora, asegur¨¢ndose 308 de los 480 esca?os de la C¨¢mara Baja. Era la segunda vez que el Partido Liberal Dem¨®crata (PLD) perd¨ªa desde el a?o 1955, pero la primera con una derrota de semejante magnitud. El deseo de cambio en la sociedad japonesa era evidente.
La experiencia de gobierno del PDJ fue, sin embargo, muy accidentada. Ejerci¨® el poder ejecutivo solo hasta diciembre de 2012. En ese lapso, se sucedieron en el poder tres primeros ministros (Yukio Hatoyama, Naoto Kan y Yoshihiko Noda). La experiencia de gobierno fue marcada por el triple desastre de 2011 (terremoto, tsunami y accidente nuclear), cuya gesti¨®n fue considerada negativa por los japoneses y todav¨ªa hoy, en conversaciones informales as¨ª como en los sondeos, se detectan las consecuencias de esa ¨¦poca.
Desde entonces, los rivales del PLD se han debilitado en una serie de escisiones y combates fratricidas que los han dejado ahora al borde de la irrelevancia. Solo el Partido Constitucional Democr¨¢tico, una escisi¨®n de centroizquierda del PDJ, alcanza un 10% de intenci¨®n de voto. Otras formaciones navegan en niveles de aprobaci¨®n insignificantes. A¨²n as¨ª, cabe destacar que la tasa de aprobaci¨®n del Gabinete de Shinzo Abe ha pasado del 57,9% en febrero de 2017 al 45,7% en el febrero pasado, seg¨²n una media de sondeos. Las encuestas, adem¨¢s, apuntan a una amplia cuota de indecisos entre los electores.
¡°El PDL mantiene un apoyo sustancial en los sondeos, est¨¢ por encima del 30%¡±, explica Masuyama. ¡°Los dem¨¢s en cambio apenas llegan al 10%. En ese sentido, no hay apoyo para una oposici¨®n fuerte, pero eso no significa autom¨¢ticamente que hay un apoyo fuerte para el PDL. De hecho, si se miran los resultados electorales, el n¨²mero de votos recibidos en los comicios de 2012, 2014 y 2017 es menor del que recibieron en 2009, cuando perdieron malamente. Muchos no est¨¢n satisfechos con su gobierno. Pero la oposici¨®n, b¨¢sicamente, no est¨¢ haciendo nada, no ofrece una alternativa viable. Me temo que ahora no est¨¢n en condiciones de reunificarse. La gente no est¨¢ muy satisfecha con los conservadores; pero resulta que no hay alternativa. Los dirigentes opositores se aferran a sus ideas pacifistas o a la cr¨ªtica frontal al Gobierno, pero no hay nuevas ideas¡±, dice el polit¨®logo, en una entrevista concedida en el marco de un viaje financiado por el Gobierno japon¨¦s.
Keiji Furuya, diputado del PLD que en el pasado fue ministro y mantuvo posiciones estrat¨¦gicas en su partido, defiende el balance de su formaci¨®n en esta prolongada etapa de Gobierno. ¡°Hemos establecido objetivos claros para salir del estancamiento econ¨®mico, y cada a?o logramos cumplir con dichos objetivos¡±, alega. ¡°Estamos saliendo del impacto de la burbuja y de la deflaci¨®n. En estos seis a?os ha habido crecimiento del PIB, la tasa de desempleo se ha reducido al 2%, el ¨ªndice burs¨¢til se ha mejorado y se ha incrementado notablemente el n¨²mero de turistas extranjeros¡±, esgrime en su despacho en un moderno edificio adyacente a la hist¨®rica sede de la Dieta.
Tras su victoria de 2012 Shinzo Abe puso en marcha una pol¨ªtica definida como de las tres flechas (est¨ªmulo monetario, fiscal y reformas estructurales). El balance tiene sin duda activos, pero no puede considerarse del todo satisfactorio cuando el crecimiento econ¨®mico en el sexenio de Abe ha promediado un 1,2% anual seg¨²n datos del FMI.
Furuya lamenta la excesiva fragilidad de la oposici¨®n. ¡°Se ha descompuesto. Han cambiado de nombre. Dan la impresi¨®n al pueblo japon¨¦s de que no se puede depositar la confianza en ninguno de ellos. En las sesiones de la dieta mantienen una oposici¨®n solo de rechazo, pero no constructiva. No veo que tengan una voluntad de asumir la responsabilidad de ser un partido de gobierno, no veo que tengan capacidad para ello¡±.
En efecto la divisi¨®n es patente y la capacidad constructiva se halla mermada. Este diario ha pedido entrevistas a representante del Partido Constitucional Democr¨¢tico (PCD), el principal de la oposici¨®n, pero no obtuvo respuesta.
¡°Es como un tipo grande que lucha contra varios ni?os¡±, resume la situaci¨®n Masuyama. Aun as¨ª, los ni?os tienen bazas. Muchos ciudadanos mantienen un profundo rechazo ante la idea de incrementar el rol militar de Jap¨®n tal y como propugna Abe. La oposici¨®n cabalga ese tema ¡ªque por ejemplo destaca en la plataforma pol¨ªtica del PCD¡ª, empuja por una sociedad y un capitalismo m¨¢s inclusivo, as¨ª como ha criticado con dureza algunos episodios turbios, como la actuaci¨®n de unos funcionarios del ministerio de Hacienda que -seg¨²n una investigaci¨®n de ese mismo departamento- borraron referencias a la esposa del primer ministro en 14 documentos relacionados con una sospechosa concesi¨®n de terrenos a un grupo educativo ultraconservador objeto de graves cr¨ªticas de la oposici¨®n. ¡°Abe perdi¨® popularidad con ese caso. Pero sobrevivi¨®¡±, dice el polit¨®logo. El tefl¨®n de momento parece invencible.
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