El Brexit entra en una nueva fase: estas son las opciones del Parlamento brit¨¢nico
El m¨¦todo de descarte no garantiza una soluci¨®n a la crisis de la salida del Reino Unido de la Uni¨®n Europea
Nada es lo que parece, y sobre todo, "nada es definitivo en la crisis del Brexit" que mantiene bloqueado al Reino Unido. El Parlamento ha arrebatado a Theresa May el control del proceso, pero los diputados no tienen siquiera claras las reglas del mecanismo que se proponen poner en marcha este mi¨¦rcoles. Y hay m¨¢s peros. El Gobierno no est¨¢ obligado a acatar lo que decida Westminster, ni Bruselas tiene por qu¨¦ aceptar las propuestas que surjan de la votaci¨®n, muchas de ellas con un contenido voluntarista e irreal. El sistema de las "votaciones indicativas" es un procedimiento de descarte por el que se discuten las alternativas al plan del Brexit de May hasta dar con la que suscite mayor apoyo. En el pasado, el sistema se ensay¨® con escaso ¨¦xito. Tony Blair quiso hacer uso de ¨¦l para una reforma de la C¨¢mara de los Lores que acab¨® frustrada. Estas son las opciones.
El plan de May
A pesar de que la primera ministra admiti¨® est¨¦ lunes que no dispon¨ªa de apoyos parlamentarios para sacarlo adelante, despu¨¦s de escuchar la negativa de los principales l¨ªderes euroesc¨¦pticos y de sus socios norirlandeses del DUP, May no se rinde. Sigue siendo el ¨²nico acuerdo de retirada firmado acordado con la UE. Si finalmente fuera aprobado, en una tercera votaci¨®n, permitir¨ªa que el Reino Unido pudiera disponer de tiempo hasta el 22 de mayo para llevar a cabo los procedimientos legislativos internos necesarios para desarrollar el tratado. Si Westminster vuelve a rechazarlo, Bruselas ha impuesto el 12 de abril como fecha definitiva de la salida.
Brexit sin acuerdo
Es la opci¨®n deseada por los euroesc¨¦pticos. Abandono total de la UE el pr¨®ximo 12 de abril. El Reino Unido ser¨ªa en adelante un tercer pa¨ªs, sometido a las reglas generales de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio. Todos los an¨¢lisis econ¨®micos vaticinan un desastre si finalmente esta alternativa fuera la elegida. A pesar de los miles de millones de euros que el Gobierno brit¨¢nico ha destinado a los preparativos ante un posible Brexit salvaje, la conclusi¨®n general es que el pa¨ªs a¨²n no est¨¢ a punto para saltar por ese precipicio. Algunos temas sectoriales relevantes, como los acuerdos en materia de aviaci¨®n, est¨¢n algo m¨¢s atados, para evitar un caos total.
En teor¨ªa, el Parlamento ha votado hasta en dos ocasiones para que no se produzca un Brexit sin acuerdo, pero esas resoluciones son m¨¢s la expresi¨®n de un deseo que un acto legal vinculante.
La soluci¨®n laborista
A pesar del compromiso del principal partido de la oposici¨®n de respaldar un segundo refer¨¦ndum, el l¨ªder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, lleva semanas hablando con conservadores moderados para impulsar un tipo de Brexit suave. Supondr¨ªa mantener al Reino Unido dentro de la uni¨®n aduanera y acatar gran parte de la normativa del Mercado Interno, as¨ª como alinearse con la protecci¨®n en materia laboral y social de la UE.
El segundo refer¨¦ndum
Un mill¨®n de brit¨¢nicos reclamaron el pasado s¨¢bado por las calles de Londres que la ciudadan¨ªa vuelva a tener voz en la crisis del Brexit. En principio, no parece que esta opci¨®n pudiera recabar la mayor¨ªa parlamentaria para salir adelante. Depender¨¢ mucho, en ¨²ltima instancia, del texto que se proponga para la papeleta. La posibilidad de incluir alguna de las alternativas discutidas -incluido el plan de May- y no simplemente una opci¨®n binaria como en 2016 podr¨ªa hacer m¨¢s atractiva esta salida. Sin embargo, la semana pasada el Parlamento ya rechazo la idea. Una moci¨®n en defensa de una segunda consulta obtuvo el respaldo de apenas 85 diputados, aunque es cierto que los laboristas decidieron abstenerse estrat¨¦gicamente porque no consideraban que el momento para impulsar esa opci¨®n era el apropiado.
Acabar con el ¡®backstop¡¯
Algunos conservadores sostienen contra viento y marea la posibilidad de retirar unilateralmente del acuerdo firmado con la UE la provisi¨®n del backstop, la salvaguarda irlandesa que ha supuesto el obst¨¢culo insalvable en todo este proceso. Se trata de una garant¨ªa impuesta por Bruselas para evitar que se levanten de nuevo entre las dos Irlandas controles fronterizos que pusieran en riesgo la paz alcanzada en el Acuerdo de Viernes Santo. Bajo lo establecido, el Reino Unido permanecer¨ªa dentro de la uni¨®n aduanera el tiempo necesario para negociar una nueva relaci¨®n comercial y pol¨ªtica con la UE. Los euroesc¨¦pticos creen que se trata de una trampa que les retendr¨¢ indefinidamente y les impedir¨¢ negociar tratados comerciales con naciones terceras. Pero por mucho que Westminster diera su respaldo a esta opci¨®n, es pr¨¢cticamente imposible que la UE la aceptara.
Un Brexit "a la noruega"
Ha ido cobrando fuerza esta alternativa, defendida por conservadores como el diputado Nick Boles y a la que el laborismo, con reparos, mira con buenos ojos. El Reino Unido permanecer¨ªa dentro de la uni¨®n aduanera y del Mercado Interior, sometido a las reglas del Espacio Econ¨®mico Europeo, la situaci¨®n en la que se encuentra hoy Noruega. Ser¨ªa el mejor de los males posibles para aquellos que, de un modo lampedusiano, quieren que todo cambie para que todo siga, m¨¢s o menos, igual. El problema, dicen sus cr¨ªticos, es que el resultado ser¨ªa seguir sometido a las reglas de Bruselas sin que el Reino Unido tuviera, como hasta ahora, voz en las decisiones.
Queda todo por decidir. Cu¨¢les de estas opciones son debatidas. En qu¨¦ orden. Con qu¨¦ m¨¦todo de descarte. Y sobre todo, lo m¨¢s importante: si alguna de ellas consigue una mayor¨ªa de respaldo lo suficientemente amplia como para que el Gobierno se vea obligado a hacerla suya y Bruselas se convenza de que es una soluci¨®n a la actual crisis.
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